La Organización de Naciones Unidas (ONU) se ha unido a la alerta emitida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sobre la falta de protección y cuidado de personas mayores, especialmente de aquellas afectados con COVID-19. De acuerdo con las organizaciones institucionales, diferentes estudios coinciden en que la región no está preparada para atender las necesidades de este grupo poblacional.
Frente a esta problemática, la Dra. Carissa Ethienne, directora general de la OPS mencionó recientemente que “Con demasiada frecuencia, no escuchamos sus voces y perspectivas cuando se trata de su atención. Las personas mayores tienen el mismo derecho a recibir cuidados que cualquier otra persona. Ninguna vida es más valiosa que otra“. Aunque en múltiples ocasiones se ha resaltado a la población mayor como un grupo de riesgo, lo cierto es que durante la pandemia la mayoría de los fallecimientos por la COVID-19 suceden en personas de 70 años o más, seguidos por los individuos en la franja de edad entre los 60 y los 69 años.
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¿Son las personas mayores infravaloradas?
A diferencia de otros países, en el continente americano los contagios o fallecimientos de personas mayores no ocurren en centros geriátricos u hospitales. Por lo general, esto sucede en los hogares o lugares de residencia establecidos para permanecer en aislamiento; sitios en los que -por sus características particulares- resulta difícil cumplir a cabalidad con las normas de distanciamiento social.
Y si bien la atención se centra en las acciones de la pandemia, la OPS alertó que este no es un fenómeno exclusivo de la pandemia. Antes de los brotes de COVID-19, en varios países de medianos y bajos ingresos, cerca de 50% de personas de la tercera edad no tenía acceso a algunos de los servicios de salud esenciales.
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¿Vacunas para COVID-19 no buscan inmunizar a esta población?
Además de los datos de la ONU y la OPS, una investigación publicada en la revista JAMA mostró que este grupo poblacional es ‘prácticamente’ excluido de los ensayos de vacuna para COVID-19. La falta de integración de personas mayores no solo se debe a las dificultades propias de salud. También ennumeraron como causales de este hecho a la necesidad de acceso a internet o el uso de teléfonos inteligentes. En la publicación, los expertos a cargo revisaron 847 ensayos clínicos.
Sobre los ensayos de fase 3, los autores del estudio indican que la mitad de las pruebas excluían a los ancianos, tanto por limitaciones en la edad de los participantes (16 %) como por exclusiones indirectas (33 %). Adicionalmente, mencionan que de los 18 ensayos sobre posibles vacunas, 11 descartan la participación de personas mayores porque están fuera del rango de edad contemplado. “La totalidad de estas pruebas analizadas excluyen a los ancianos”, se puede leer en el documento.
La OPS aprovechó el momento de estas declaraciones para recordar el inicio del Decenio del Envejecimiento Saludable, una iniciativa creada para mejorar la calidad de vida de las personas mayores y reducir la discriminación con la ayuda de diversos actores sociales. Se estima que para el año 2050 se duplicará el número de personas mayores de 60 años tanto a nivel mundial como en América. En 2025, las personas de 60 años o edad superior representarán el 18,6% de la población total del continente.
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