Por: Ana Dolores Román, Gerente General Pfizer Colombia y Venezuela
La tecnología digital contribuye directamente a la consecución de 119 de las 169 metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, es decir, alrededor del 70%, incluidas esferas como la acción climática, la educación, la salud, el hambre y la pobreza, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones, UIT, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.
Pensar en nuevos modelos digitales debería ser una tarea de todos los sectores, en el campo de la salud, por ejemplo, resulta fundamental para apoyar la vigilancia de la salud pública, es decir, el monitoreo, la protección, la prevención y la promoción de la salud de todas las personas; acto seguido, el impacto en el sector de la educación es indiscutible, no sólo para entender cómo las tecnologías contribuyen a la mejora de la enseñanza y el aprendizaje, sino para reforzar el uso correcto y el acceso a estas tecnologías.
En tal sentido, la UNESCO implementó un programa de actividades, orientadas a determinar la contribución de las tecnologías al logro del Programa Educación para Todos, por lo que, del 2 al 5 de septiembre se celebra la Semana del Aprendizaje Digital.
Así como lo indica este organismo especializado de las Naciones Unidas, “las sociedades humanas se enfrentan al doble reto de las transiciones digital y ecológica. Aunque la tecnología promete progreso, también introduce cuestiones éticas, especialmente con la inteligencia artificial, IA, y acelera el impacto de la digitalización en el cambio climático. El rápido auge de la IA generativa está superando las adaptaciones normativas, y el modelo extractivo de la economía digital y los residuos electrónicos socavan el desarrollo sostenible. Los sistemas educativos deben fomentar mentalidades centradas en el ser humano y competencias digitales para alinear estas transiciones, garantizando que la tecnología apoye objetivos sostenibles y éticos”.
Dentro de este marco, es necesario entender, además, que la digitalización de los servicios de salud supone cambios culturales importantes tanto para el personal de salud como para la población en general. No obstante, en el sector de la salud la era de la interdependencia digital debe centrarse en políticas sólidas y sostenibles, que logren la comprensión y consideración total de sus características y el abordaje de las necesidades y desafíos, tanto de las personas y comunidades como de los prestadores de servicios.
El futuro de la sanidad será impulsado por la tecnología innovadora que desarrollamos hoy. En Pfizer reconocemos que los avances en biología y tecnología digital nos han llevado a la cúspide de una revolución de la salud humana. Un número en crecimiento de herramientas de IA se están utilizando con la esperanza de acelerar la prestación de cuidados vitales, señalando cuán importante es la tecnología transformadora para la salud de la humanidad.
No sin antes considerar que el manejo responsable de la IA debe empoderar a las personas y su toma de decisiones, pero, no sustituir el rol necesario de la humanidad. La transparencia y la confianza se encuentran entre los objetivos más importantes en la adopción de la inteligencia artificial, no sólo en la atención sanitaria, sino en los modelos educativos.