Investigadores de la Escuela de Salud Pública de Yale, han identificado por medio de un estudio reciente los países donde es más probable que haya brotes de fiebre tifoidea extremadamente resistente a los medicamentos. Esta investigación fue publicada en Nature Communications, con el fin de prevenir y controlar brotes adicionales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la fiebre tifoidea que es causada por la bacteria Salmonella Typhi enfermó y mató a 110.000 personas en 2019 y los niños son los más vulnerables. En cuanto a la resistencia de los medicamentos para controlar esta enfermedad, una cepa conocida como S. Typhi es la más resistente a los medicamentos y surgió en 2016 en Pakistán y desde entonces se ha convertido en la cepa más común en el país.
Datos del estudio sobre la fiebre tifoidea extremadamente resistente a los medicamentos
Entre tanto, el equipo de investigación estudió el volumen de viajes aéreos desde Pakistán a otros países en 2019 y notificó casos de tifoidea extremadamente resistente a los medicamentos. Como resultado, los países con estos casos tuvieron una media de 84.507 viajes aéreos procedentes de Pakistán, mientras que los países sin esta enfermedad tuvieron una media de solo 252. De esta manera, de los 10 países que tuvieron la mayor cantidad de viajes aéreos procedentes de Pakistán, siete informaron casos sobre esto.
Asimismo, realizaron un análisis comparativo entre la tasa de viajes aéreos entrantes desde Pakistán y las estimaciones anuales de casos de fiebre tifoidea en diferentes países. El objetivo de esto era identificar aquellos con mayor probabilidad de experimentar un brote significativo o una transmisión sostenida de la cepa resistente a múltiples fármacos de la bacteria responsable de esta enfermedad con el fin de orientar esfuerzos de prevención y control.
De acuerdo con el análisis, los 10 países más vulnerables a la propagación de la cepa resistente a la bacteria causante de la fiebre tifoidea son: Afganistán, Bangladesh, India, Sri Lanka, Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia, Uganda y Kenia. Particularmente, Afganistán puede ser especialmente vulnerable debido a su elevada carga de fiebre tifoidea, la tasa alta de viajeros procedentes de Pakistán y las crisis sanitarias en la región.
Por su parte, Virginia Pitzer, profesora asociada de epidemiología (enfermedades microbianas) que dirigió la investigación y es autora principal del estudio, aseguró que “el documento está dirigido a personas que trabajan en los ministerios de salud de estos países de alto riesgo para que estén conscientes de que esto es potencialmente un problema. En última instancia, la demanda de vacunas conjugadas contra la fiebre tifoidea debe provenir de los países, y gran parte del esfuerzo de vigilancia generalmente también debe provenir de los países”.
Impacto en la salud de la fiebre tifoidea
Esta enfermedad, que es causada por la bacteria Salmonella Typhi y transmitida principalmente a través de agua y alimentos contaminados, es potencialmente mortal. La urbanización y el cambio climático pueden aumentar la carga global de fiebre tifoidea y la resistencia creciente a los antibióticos facilita la propagación de la enfermedad, especialmente en comunidades sin acceso a agua potable o sistemas adecuados de saneamiento.
La OMS detalla que S. Typhi solo vive en los seres humanos y las personas con esta enfermedad llevan la bacteria en la sangre y lo intestinos. De modo que los síntomas que se pueden presentar son los siguientes: fiebre alta prolongada, cansancio, cefaleas, náuseas, dolor abdominal y estreñimiento o diarrea, y algunos pacientes presentan erupciones cutáneas. Para los casos más graves, la enfermedad se puede complicar e incluso causar la muerte del paciente.
Para prevenir la fiebre tifoidea es importante limitar la visita a lugares donde el saneamiento es deficiente y no se dispone de agua potable. Asimismo, la vacuna antitifoidea es una opción de prevención de esta enfermedad. Como tal, este biológico “contiene el antígeno Vi purificado unido a una proteína transportadora, se administra en una sola dosis inyectable a los niños a partir de los seis meses de edad y a los adultos hasta los 45 o los 65 años, en función de la vacuna”.