La Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC) ha sido una de las organizaciones más analíticas del sistema. En esta etapa de coyuntura y de posibles cambios para la estructura vigente de los últimos 30 años, el Dr. Juan Carlos Giraldo, director de la asociación elaboró un documento con propuestas tangibles para el mediano y largo plazo o que podría entenderse como una hoja de ruta para la toma de decisiones.
“El proceso de reforma ha enfrentado múltiples obstáculos, desde la resistencia al cambio hasta la dificultad para lograr acuerdos efectivos entre los diversos actores del sector. Se pueden identificar diferentes corrientes de pensamiento en este debate: desde los defensores del modelo establecido en 1993, hasta quienes proponen cambios radicales en la estructura del sistema. También existen posturas que niegan la existencia de una crisis en el sector salud o que minimizan los avances logrados”, expresa el director de la ACHC en el documento compartido con CONSULTORSALUD.
En 2024, la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), continuando con su labor de análisis, llevó a cabo un estudio de minería de texto en 40 foros, audiencias y debates realizados entre marzo de 2023 y abril de 2024, centrados en el futuro del sistema de salud colombiano y la reforma en curso. Este análisis reveló que los términos más frecuentes en estas discusiones fueron “recursos” y “reforma”, un resultado que sigue la tendencia de 2016, cuando los temas financieros dominaban el discurso. Sin embargo, el surgimiento de conceptos como “atención primaria en salud” y “modelo de atención” sugiere un cambio en la narrativa. Igualmente, términos como “talento humano”, “derecho a la prestación” y “modelo de atención” están ganando peso, reflejando una mayor profundidad en las discusiones actuales (ACHC, 2024a).
Uno de los cambios notables es el desplazamiento del enfoque desde actores específicos como las Entidades Promotoras de Salud (EPS) y los hospitales hacia temas estructurales como la integración vertical y la intermediación financiera, indicando una maduración del debate. Además, la atención en problemáticas específicas, como las barreras de acceso y la atención de urgencias, en lugar de conceptos abstractos como riesgo y sostenibilidad, apunta a un enfoque más centrado en el paciente, en respuesta a las críticas sobre la falta de acceso y calidad en el sistema actual.
Para legisladores y formuladores de políticas, este análisis proporciona una herramienta útil para identificar los temas más urgentes en el debate actual, alinear sus propuestas de reforma con las preocupaciones predominantes del sector, detectar posibles vacíos en la discusión y entender la conexión entre los diversos elementos del sistema de salud.
“La rectificación del rumbo del sistema de salud requiere agudizar nuestra percepción y análisis crítico. Esto implica un examen minucioso de los indicadores clave y las directrices que orientan los sistemas sanitarios. Es fundamental analizar cómo, a pesar de la existencia de evidencias sólidas, las decisiones en el ámbito de la salud no siempre se alinean con estas. Esta discrepancia subraya la necesidad de recalibrar nuestro enfoque, centrándolo en los fundamentos del sistema actual y en la revisión de las políticas públicas de salud”.
Estrategias para el corto, mediano y largo plazo que propone la ACHC:
La discusión central que debe orientar cualquier análisis sobre el sistema de salud se basa en una pregunta fundamental: ¿cuál es su propósito? La respuesta es clara: su razón de ser es preservar vidas, recuperar la salud y prevenir muertes. Sin embargo, estudios previos muestran que los debates sobre el sistema de salud en Colombia se han enfocado predominantemente en aspectos financieros, dejando en segundo plano cuestiones esenciales de salud pública. Ante este contexto, surge la necesidad de “abrir el rumbo”, es decir, reorientar la discusión hacia los pilares verdaderos del sistema de salud, que van más allá de las finanzas y abordan la función esencial del sistema: proteger y mejorar la salud de la población.
El concepto de “abrir el rumbo” no se limita a un cambio de enfoque; representa una recalibración profunda que invita a una reflexión crítica sobre los fundamentos actuales del sistema de salud. Así como en la navegación se amplía el ángulo visual para lograr una perspectiva más amplia, el sistema de salud colombiano requiere expandir su enfoque. Esto significa moverse de una visión centrada únicamente en las finanzas hacia una perspectiva más integral, que incluya elementos como epidemiología, demografía, resultados en salud, valor agregado y calidad de la atención. Este ajuste permitirá una orientación más precisa y garantizará que el sistema cumpla con su función principal.
La estructura propuesta por la ACHC también se plantean ndicadores para evaluar el avance y orientar los esfuerzos de todos los actores implicados en la transformación del sistema de salud. Para CONSULTORSALUD, estos son algunos de los más relevantes:
Evolución del perfil epidemiológico de los colombianos y de la carga de enfermedad:
La revisión de los indicadores de carga de enfermedad a nivel mundial y en Colombia revela un cambio importante en el perfil epidemiológico que afectará la salud de la población para 2050. Según el análisis realizado por el Institute for Health Metrics and Evaluation, la transición se enfoca en el paso de enfermedades transmisibles, maternas y nutricionales a un predominio de enfermedades no transmisibles (ENT). Se estima que para 2050, un 77,6% de los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) estarán asociados con ENT, un incremento significativo respecto a los niveles actuales. Este cambio exige que los sistemas de salud en todo el mundo adapten sus estrategias para prevenir y manejar el impacto creciente de las ENT en la salud pública.
En paralelo, el envejecimiento de la población plantea desafíos adicionales. A pesar de los avances en esperanza de vida y reducción de la carga de enfermedad ajustada por edad, se prevé un aumento en la mortalidad total debido al crecimiento demográfico y el envejecimiento. Para Colombia, la tasa de mortalidad podría incrementarse de 756,3 a 967,2 por cada 100.000 habitantes entre 2022 y 2050. Esta tendencia subraya la necesidad de diseñar políticas de salud pública que aborden tanto la gestión de las ENT como los efectos del envejecimiento poblacional, un factor que se proyecta será determinante en la carga de enfermedad en las próximas décadas.
La evolución de la carga de enfermedad en Colombia también presenta un reto en términos de desigualdad regional y demográfica. Mientras que las ENT como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes dominan el escenario, problemas como la violencia interpersonal y los accidentes de tránsito siguen siendo altos, especialmente entre los hombres jóvenes y en áreas afectadas por conflictos. Además, se observan importantes diferencias de género, con las mujeres presentando mayores tasas de enfermedades mentales y crónicas, como depresión y cefaleas. Estas variaciones subrayan la importancia de políticas de salud inclusivas y con un enfoque diferencial, que tomen en cuenta no solo las necesidades de género, sino también las diferencias entre regiones y grupos de edad, para construir un sistema de salud más equitativo y centrado en el bienestar de la población.
Talento humano en salud: incentivos para su retención y el cierre de brechas en el territorio nacional
El sistema de salud colombiano enfrenta una escasez considerable de talento humano, como lo demuestran los datos del Observatorio de Talento Humano en Salud del Ministerio de Salud y Protección Social. Por cada tres médicos generales, solo hay un especialista, y por cada 1,6 médicos, solo hay una enfermera, lo que refleja un déficit de personal especializado y de apoyo. Las auxiliares de enfermería, que suman 339,386 profesionales y representan el 35,1% del total del talento humano en salud, son el grupo más numeroso. Comparado con estándares internacionales, Colombia registra 24,77 médicos por cada 10.000 habitantes, mientras que los países con los mejores resultados en salud tienen un promedio de 45 médicos. La disparidad es aún mayor en el caso de enfermeras, con solo 15,13 por cada 10.000 habitantes en el país, frente a 118 en otros países.
La retención y formación de talento en salud también presentan desafíos importantes. Según una encuesta de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), el 62,2% de los profesionales de la salud busca mejores oportunidades en otros países debido a factores como el agotamiento profesional, condiciones laborales desfavorables y falta de incentivos. Además, la pandemia de COVID-19 exacerbó el agotamiento en el sector, mientras que la baja tasa de graduados en campos de salud y una planificación deficiente de recursos humanos en salud han contribuido a una crisis de talento a largo plazo. La Organización Mundial de la Salud ha advertido sobre el impacto de esta problemática global, acentuada en países de ingresos bajos y medios que enfrentan migración profesional hacia naciones con mejores condiciones.
Para mitigar estos problemas, la ACHC ha propuesto un plan estructurado que incluye mejorar la formación de talento humano en salud, promover su distribución equitativa en áreas rurales y urbanas, y reforzar la planificación estratégica en la contratación de personal. Esto implica implementar programas educativos colaborativos, optimizar las condiciones laborales y diseñar políticas que incentiven la permanencia de los profesionales en el país. Al fortalecer la preparación y retención del talento humano, Colombia podría no solo reducir las brechas actuales, sino también construir una base sólida que apoye el desarrollo de un sistema de salud más accesible y eficaz.
Aumento del gasto público en salud y Plan de Beneficios en Salud (PBS)
La financiación del sistema de salud colombiano enfrenta desafíos notables, con un gasto que, aunque ha aumentado ligeramente hasta el 8,1% del PIB según datos recientes de la OCDE (2023), sigue siendo inferior al promedio del 9,2% en países de la OCDE. Esta diferencia resalta la necesidad de incrementar la inversión en el sector para acercarse a los estándares internacionales y mejorar tanto la calidad como la cobertura de los servicios de salud. A pesar de los avances, la brecha con las economías que obtienen mejores resultados sanitarios sugiere que el sistema colombiano requiere un ajuste financiero estratégico.
Este déficit de financiación limita la modernización de infraestructuras y el acceso a tecnologías médicas avanzadas, afectando directamente la capacidad del sistema para ofrecer atención de alta calidad. Además, la falta de inversión impacta la gestión del talento humano, dificultando la contratación y retención de profesionales, y acentuando la escasez de personal especializado. Según estimaciones, cerrar esta brecha en gasto en salud requeriría una inversión adicional de aproximadamente 17,3 billones de pesos (1,1% del PIB), o 39,3 billones de pesos (2,5% del PIB) si se desea igualar el nivel de gasto de los países en el clúster más alto de resultados sanitarios, reflejando así la magnitud del desafío financiero que enfrenta Colombia.
Para abordar estas necesidades, la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas propone un “Pacto de sostenibilidad” con tres componentes: un aumento planificado y progresivo del gasto público en salud, la optimización de la gestión de recursos y la implementación de una reforma fiscal que garantice la sostenibilidad financiera del sistema. Estos esfuerzos buscan transformar la financiación y gestión de salud en Colombia, estableciendo un enfoque proactivo y sostenible que asegure una atención equitativa y de calidad para todos los colombianos, preparada para responder a las demandas futuras.
El Plan de Beneficios en Salud (PBS) es un componente fundamental del sistema de salud colombiano que representa la promesa de valor en términos de atención médica para los ciudadanos. Su revisión debe ir más allá de la cobertura actual e incorporar las proyecciones epidemiológicas y demográficas, garantizando su relevancia a largo plazo. Esto implica la inclusión de nuevas tecnologías y tratamientos, adaptándose a cambios en los patrones de enfermedad y la estructura poblacional. Según el Ministerio de Salud y Protección Social (2024), el 97% de los procedimientos están financiados a través de la UPC, un panorama que también se extiende a los medicamentos, donde entre el 94% y 95% están igualmente cubiertos.
El PBS ha evolucionado a lo largo de las décadas para adaptarse a las necesidades de salud de la población. Desde sus inicios en 1994 con el Manual de Actividades, Intervenciones y Procedimientos del Plan Obligatorio de Salud (Mapipos), que incluía 2,647 procedimientos, ha experimentado dos momentos clave: en 2016, se incrementaron los procedimientos con una mayor especificidad, y en 2018, se desglosaron las consultas médicas por tipo y especialidad. Estos cambios reflejan un esfuerzo por mejorar la precisión en la atención y la clasificación de servicios de salud.
Actualmente, el PBS enfrenta retos ante la transición epidemiológica caracterizada por un aumento en enfermedades crónicas, la persistencia de enfermedades infecciosas y el envejecimiento de la población. Esta complejidad demanda un enfoque de actualización constante que no solo cubra las necesidades presentes, sino que también se anticipe a futuros desafíos. Para ello, es esencial un modelo de gestión proactiva que incluya la colaboración multisectorial y mecanismos de evaluación continua, reforzando el PBS como una herramienta adaptativa que garantice el derecho a la salud de todos los colombianos.
Medidas urgentes para el sistema: las propuestas de la ACHC
La ACHC ha expresado una fuerte advertencia al Gobierno sobre la urgente necesidad de implementar medidas correctivas para abordar la crisis del sistema de salud en Colombia. En sus comunicaciones, la asociación ha propuesto un plan extraordinario de liquidez que responde a las deficiencias financieras del sistema y sugiere soluciones inmediatas para las instituciones prestadoras de salud (IPS). Este plan incluye la supervisión del flujo de recursos y una acción inmediata por parte de las autoridades para aliviar las presiones financieras sobre las IPS, estableciendo soluciones temporales mientras se avanza hacia reformas estructurales más profundas.
Este plan extraordinario se compone de varios mecanismos orientados a enfrentar los problemas temporales de deuda histórica y deuda corriente. Las propuestas incluyen asegurar que la Unidad de Pago por Capitación (UPC) cubra efectivamente los servicios facturados, estructurar métodos de pago para la deuda histórica, y tomar medidas excepcionales para que las EPS cumplan con sus obligaciones. En los casos en que las EPS no cuenten con recursos, la ACHC sugiere que el Estado asuma temporalmente estas deudas bajo un esquema de recuperación posterior. Estas acciones buscan mitigar la situación crítica actual y, al mismo tiempo, sentar bases para la estabilidad financiera del sector.
Entre las propuestas clave del plan se encuentran el aumento del porcentaje mínimo del giro directo de la UPC al 80%, lo que proporcionaría una base de liquidez constante para las IPS. Además, la ACHC sugiere la liberación de reservas técnicas y la ampliación de los créditos de Findeter, permitiendo a las IPS acceder a recursos de capital de trabajo en condiciones favorables. También se propone destinar 0,5 puntos del IVA social directamente al pago de deudas hospitalarias y a otras medidas urgentes de liquidez. Estos fondos estarían dirigidos específicamente al pago de deuda antigua con los prestadores, ayudando a estabilizar sus operaciones y mejorar el flujo de efectivo en el sistema de salud.
Finalmente, la ACHC destaca la necesidad de un fondo de garantías para el sector salud, que respalde financieramente a las IPS y otras entidades de salud en momentos de incumplimiento de obligaciones. Esto incluiría el uso de subcuentas de apoyo financiero dentro del Fondo de Salvamento y Garantías del Sector Salud (Fonsaet) y de la ADRES, asegurando una base financiera sólida para enfrentar crisis futuras. La propuesta también resalta la necesidad de evaluar la suficiencia de la UPC con datos actualizados y reducir el rezago en la información a un año, buscando una mayor precisión en la asignación de recursos para el sector.
“A corto plazo es imperativo implementar un plan extraordinario de liquidez que incluya diversos componentes destinados a restaurar la confianza en el sistema de salud. Este plan debe asegurar que los recursos necesarios estén disponibles para mantener la calidad y la continuidad de los servicios de salud. Medidas como la inyección de capital de emergencia, la reestructuración de deudas del sector, y la optimización de los flujos de pago podrían formar parte de esta estrategia de choque para estabilizar
el sistema. Paralelamente, es crucial enfocarse en la recuperación de la confianza en el sector mediante una mayor transparencia, comunicación efectiva y cumplimiento consistente de los compromisos con usuarios y proveedores”.