Un estudio reciente realizado en Ontario, Canadá, encontró una asociación entre la obesidad materna y un mayor riesgo de muerte fetal. Este estudio, que analizó datos de más de 680,000 nacimientos en la ciudad, reveló que el riesgo de muerte fetal es más alto en mujeres con obesidad grado II y aumenta significativamente después de las 37 semanas de gestación.
El estudio, publicado en el Canadian Medical Association Journal, es uno de los más grandes en su tipo y permitió a los investigadores controlar factores de confusión, como comorbilidades y edad gestacional. Según la Dra. Naila Ramji, autora del estudio y especialista en medicina materno-fetal, estos hallazgos sugieren que podría haber beneficios en un parto más temprano para pacientes con obesidad, independientemente de las comorbilidades.
Aunque se sabe que las mujeres con un índice de masa corporal más alto tienen un mayor riesgo de muerte fetal, el desenlace es poco común. Sin embargo, este estudio demuestra que el riesgo aumenta significativamente en mujeres con obesidad grado II, definida como un índice de masa corporal entre 35.0 y 39.9 kg/m². En comparación con mujeres con un índice de masa corporal en un rango normal, el riesgo de muerte fetal es entre 3.0 y 3.5 veces mayor a las 38 semanas de gestación y entre 4.0 y 4.5 veces mayor a las 40 semanas.
Factores de confusión asociados a la muerte fetal
Con los datos, los científicos lograron controlar varios factores de confusión asociados a la muerte fetal, incluida la edad materna +35 años, consumo de sustancias o tabaquismo, o afecciones de salud preexistentes como diabetes o hipertensión. Al controlar los factores de confusión, la asociación entre la obesidad y la incidencia de muerte fetal persistió.
El equipo también examinó el impacto de la edad gestacional en el riesgo de muerte fetal. La Dra. Ramji compartió que al analizar la relación a lo largo del tiempo, observaron un aumento significativo en el riesgo cuando las mujeres estaban a término. A las 38 semanas de gestación, el riesgo de muerte fetal en mujeres con obesidad grado II fue entre 3.0 y 3.5 veces mayor en comparación con aquellas con un índice de masa corporal dentro del rango normal (18.5 a 24.9 kg/m²). Este riesgo aumentó aún más entre 4.0 y 4.5 veces a las 40 semanas.
Además, evidenció la importancia de abordar el estigma y la discriminación que enfrentan las mujeres con obesidad durante el embarazo. Centrarse en el peso durante las comunicaciones de riesgo puede reforzar el estigma y la discriminación hacia las mujeres embarazadas con obesidad. La investigación sugiere priorizar prácticas que consideren la salud general y proporcionar equipos del tamaño adecuado en lugar de enfocarse únicamente en el índice de masa corporal.
La Dra. Ramji coincide en que es crucial considerar cómo se comunican los riesgos,y ebfatiza que no deben ser ignorados. Se señala que existe una mayor tolerancia al riesgo en el caso de la obesidad materna en comparación con otras condiciones médicas. Sin embargo, la doctora afirma que estos resultados deben tenerse en cuenta al establecer directrices sobre el momento del parto, y recalca que el parto ocurra entre las semanas 38 y 39 en mujeres con obesidad.
Grado de obesidad influye en el riesgo
Por otro lado, los investigadores sugieren que el riesgo relativamente menor en mujeres con obesidad grado III puede explicarse porque el personal de salud anticipa posibles complicaciones y realiza partos antes.
La Dra. Kristin Harris, ginecóloga y profesora asistente de medicina materno-fetal, señaló que este estudio proporciona un análisis bien realizado de los riesgos asociados con la obesidad materna y las comorbilidades durante el embarazo. Sin embargo, también enfatizó la importancia de abordar el sesgo asociado al peso para mejorar la atención y la confianza de las pacientes.