La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha certificado a Georgia como país libre de paludismo, marcando el fin de una lucha de casi un siglo contra esta enfermedad mortal. Este logro posiciona a Georgia como el 46.º territorio en alcanzar este hito, después de décadas de esfuerzos sostenidos y compromiso político.
“Hoy felicitamos al pueblo de Georgia por décadas de actuaciones selectivas y sostenidas para eliminar el paludismo, una de las principales causas de mortalidad en el mundo. Este éxito renueva nuestra esperanza en un futuro libre de esta enfermedad mortal”, declaró el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
El ministro de Salud de Georgia, Mikheil Sarjveladze, destacó la importancia de este logro para el sistema sanitario del país: “Este éxito demuestra que Georgia puede hacer frente a importantes desafíos en materia de salud”. Según el proceso de certificación de la OMS, un país debe demostrar, más allá de cualquier duda razonable, que ha interrumpido la transmisión autóctona del paludismo durante al menos tres años consecutivos.
Un desafío histórico para Georgia
El paludismo ha afectado a Georgia durante siglos. En los años 1920, se estima que el 30% de la población padecía infecciones por Plasmodium vivax, uno de los tres parásitos endémicos en el país, junto a P. falciparum y P. malariae. Gracias a los programas de control de mosquitos, fumigación con insecticidas y medicamentos más avanzados, Georgia logró interrumpir la transmisión de P. falciparum en 1953, P. malariae en 1960 y P. vivax en 1970.
Sin embargo, el progreso no fue lineal. Durante la Segunda Guerra Mundial, los movimientos de población y el colapso de los sistemas de salud provocaron un repunte en los casos de paludismo. En el período de posguerra, el país renovó sus esfuerzos con una campaña intensiva que incluyó vigilancia entomológica y programas de fumigación.
Georgia permaneció libre de paludismo durante 25 años, hasta que en 2002 la enfermedad resurgió con 474 casos reportados. Esto motivó a las autoridades a redoblar esfuerzos para erradicar nuevamente la enfermedad.
Renovando compromisos internacionales
En 2005, Georgia firmó la Declaración de Taskent junto a otros nueve países de la Región Europea de la OMS, reiterando su compromiso con la eliminación del paludismo. La implementación de medidas sostenidas tras esta declaración permitió reducir drásticamente los casos, y en 2009 se registró el último caso autóctono de paludismo en el país.
Para fortalecer esta posición, Georgia también se adhirió a la Declaración de Asjabad en 2017, que comprometió a los países firmantes a mantener su estatus libre de paludismo. Estas iniciativas subrayan la importancia de la cooperación internacional en la lucha contra esta enfermedad.
“Se trata de todo un hito que merece la pena celebrar; gracias al logro cosechado por Georgia, la Región de Europa de la OMS está un paso más cerca de iniciar los trámites para obtener la certificación como primera región del mundo libre de paludismo”, señaló el Dr. Hans Henri P. Kluge, Director Regional de la OMS para Europa.
El sistema de salud como pilar del éxito
Durante el proceso de certificación, la OMS destacó la fortaleza del sistema de salud de Georgia, su capacidad de vigilancia y el compromiso político del país. Los miembros del Grupo Consultivo Técnico sobre la Eliminación y la Certificación del Paludismo, un organismo asesor de la OMS, concluyeron que Georgia cuenta con recursos suficientes y una sólida cooperación público-privada para prevenir el resurgimiento de la enfermedad.
Con esta certificación, Georgia se convierte en un modelo para otros países que buscan eliminar el paludismo. Actualmente, Türkiye es el único país de la Región Europea que aún no ha recibido la certificación como libre de paludismo. Este logro refuerza la posibilidad de que Europa sea la primera región en alcanzar este estatus globalmente.
“La seguridad sanitaria es un esfuerzo colectivo. Este hito no solo resalta el éxito de Georgia, sino que también nos muestra lo que es posible cuando los países priorizan la salud pública”, destacó el Dr. Tedros.
El caso de Georgia no solo es un ejemplo de compromiso nacional, sino también un recordatorio de que la erradicación del paludismo es posible con inversiones sostenidas, planificación estratégica y colaboración global. Este éxito impulsa los esfuerzos por un mundo libre de paludismo, salvando vidas y fortaleciendo sistemas de salud en el proceso.