La Cuenta de Alto Costo –CAC– publicó un informe especial titulado “magnitud, tendencia y acceso a los servicios de salud de las personas con Enfermedad Renal Crónica en el marco del aseguramiento en Colombia”. Este informe reúne los datos del periodo comprendido entre el 1° de julio de 2020 y el 30 de junio de 2021.
Recordemos, que la Enfermedad Renal Crónica es una enfermedad que implica la pérdida progresiva de la capacidad de los riñones para eliminar los productos de desecho y el exceso de líquido del cuerpo, influyendo en otros sistemas e impactando de forma gradual en la salud. Las patologías precursoras más comunes de la ERC son la diabetes mellitus y la hipertensión arterial.
Artículo relacionado: Enfermedad renal diabética: una mirada desde sus fenotipos
Algunos de los aspectos más relevantes evidenciados en el informe muestran que durante el periodo de tiempo establecido se reportaron a la CAC 889.123 personas con Enfermedad Renal Crónica, de estas solo el 4.56% está en estadio 5. En este sentido, la cuenta advierte un aumento (desde el 2017) de patologías precursoras no estudiadas para ERC. No obstante, esta tendencia tuvo una disminución del 5% en 2021.
Es preciso decir, que las brechas de atención persisten en la regiones principalmente en los indicadores de gestión del riesgo de nefroprotección, principalmente en el control de la LDL y de la HbA1c.
También puede leer: ¿Cuáles serían los mecanismos de seguimiento a los acuerdos de voluntades?
Enfermedad Renal Crónica durante la pandemia
La pandemia también tuvo un fuerte impacto sobre los pacientes renales, por ejemplo, durante el periodo se evidenció una disminución de la identificación de nuevos casos de Enfermedad Renal Crónica y sus precursoras, especialmente en la región de la Amazonía/Orinoquía. Del mismo modo, se pudo observó un descenso en la medición de los laboratorios de nefroprotección, particularmente en LDL, creatinina, albuminuria y HbA1C.
Artículo exclusivo: Salud mental empeora con la continuidad de la pandemia
Cabe mencionar que también hubo un aumento en la mortalidad a partir del 43% en todos los subgrupos de riesgo de la corte, aunque el mayor impacto fue para la población trasplantada.