La academia sueca otorgó el Premio Nobel de Medicina a los investigadores Harvey J. Alter, Charles M. Rice -ambos de EE.UU.- y Michael Houghton, científico británico por el descubrimiento del virus de la hepatitis C. Este hallazgo, además de considerarse como la fuente de diversas enfermedades hepáticas, permite una mejor comprensión de estas afecciones y una búsqueda más efectiva de tratamientos que ataquen directamente al virus.
En la actualidad, se estima que la inflamación crónica del hígado, la patología más frecuente asociada a la hepatitis C, afecta a 70 millones de personas y causa 400.000 decesos. La inflamación hepática, a su vez, se considera una de las causas de transplante de hígado o del desarrollo de cáncer hepático. De acuerdo con el anuncio oficial, el Comité Nobel resaltó que la labor de este equipo de científicos permitió esclarecer na importante fuente de hepatitis de transmisión sanguínea que no podía ser explicada por los virus de la hepatitis A y B descubiertos anteriormente. El trabajo de los investigadores se remota hasta las décadas de 1970 y 1980.
“Gracias a su descubrimiento, ahora se dispone de análisis de sangre de alta sensibilidad para el virus y éstos han eliminado esencialmente la hepatitis post-transfusión en muchas partes del mundo, lo que ha mejorado enormemente la salud mundial”, expresó el comité durante el anuncio oficial realizado este 5 de octubre. Asimismo, señalaron que este descubrimiento facilitó el desarrollo de pruebas sanguíneas de alta sensibilidad para el virus, lo que contribuyó con la eliminación del contagio de hepatitis post-transfusión, mejorando enormemente la salud mundial.
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Este año, debido a las circunstancias actuales, el Premio Nobel de Medicina adquiere especial relevancia. Al reconocer los esfuerzos y los resultados de la investigación clínica, se evidencia la importancia de estas acciones para las economías y sociedades del mundo. Particularmente ahora que se lucha contra un nuevo virus. El miembro del Comité del Nobel, Patrick Ernfors estableció un paralelismo entre el premio de este año y la prisa actual de millones de científicos de todo el mundo por combatir la pandemia.
“Lo primero que hay que hacer es identificar el virus causante”, dijo a los periodistas. “Y una vez hecho esto, es en sí mismo el punto de partida para el desarrollo de medicamentos para tratar la enfermedad y también para desarrollar vacunas contra el trastorno”.
El hallazgo ganador del Nobel se produjo en múltiples momentos
Antes de concluir que se trataba del virus de la hepatitis C, en los años 70 el investigador Harvey J. Alter identificó una nueva patología a la que denominó ‘hepatitis no A y no B’. Bajo esa misma línea, confirmó que las transfusiones de sangre de pacientes infectados con el virus a chimpancés, desencadenaba inflamación hepática en los animales.
Posteriormente, Michael Houghton, virólogo, pudo establecer la secuencia genética del virus. Houghton notó que es un tipo de flavivirus y lo denominó ‘virus de la hepatitis C’. Finalmente, Charles M. Rice, especialista en virus de ARN demostró que era el virus responsable de las enfermedades hepáticas, causadas luego de transfusiones sanguíneas, al inyectar parte del código genético en chimpancés. Como resultado, los animales desarrollaron hepatitis.
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Alter nació en 1935 en Nueva York y realizó sus estudios premiados por el nobel en los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. en Bethesda, donde permanece activo, dijo el comité.
Rice nació en 1952 en Sacramento, California. Trabajó en hepatitis en la Universidad de Washington en St. Louis y ahora trabaja en la Universidad Rockefeller en Nueva York.
Michael Houghton nació en Gran Bretaña en 1950 en el Reino Unido e hizo sus estudios en Chiron Corporation en California, antes de trasladarse a la Universidad de Alberta en Canadá.