Lo que debes saber sobre el Glaucoma

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El glaucoma es una enfermedad ocular que afecta el nervio óptico y puede causar pérdida de visión e incluso ceguera. Aunque es más común en adultos mayores, puede presentarse a cualquier edad. Conoce los síntomas, causas, factores de riesgo y opciones de tratamiento para detectar y controlar esta enfermedad en sus etapas iniciales.

El glaucoma es un grupo de afecciones del ojo que dañan el nervio óptico, encargado de enviar la información visual al cerebro. A menudo, los daños en el nervio óptico están relacionados con una presión alta en los ojos, pero también puede ocurrir con una presión ocular normal. Esto significa que, aunque no presenten síntomas, es importante realizarse exámenes oculares periódicos para detectar la enfermedad de manera temprana y reducir la pérdida de visión.

Síntomas del glaucoma

Estos pueden variar dependiendo del tipo y la etapa de la enfermedad. En el glaucoma de ángulo abierto, los síntomas pueden ser inexistentes en las etapas iniciales, pero con el tiempo pueden aparecer puntos ciegos dispersos en la visión lateral y dificultad para ver objetos en la visión central. Por otro lado, el glaucoma agudo de ángulo cerrado puede presentar síntomas más intensos, como dolor de cabeza y de ojos, náuseas, enrojecimiento de los ojos, visión borrosa y halos alrededor de las luces. Por otro lado, los síntomas del glaucoma en niños o bebés pueden causar visión opaca o nublada, aumento del parpadeo, lagrimas sin llanto y dolor de cabeza.

Causas del glaucoma

Se desarrolla generalmente cuando el nervio óptico se daña debido a una acumulación de líquido en el ojo, cuando el nervio óptico se deteriora de manera progresiva, empiezan a aparecer puntos ciegos en la visión. Esto puede ocurrir cuando el sistema de drenaje del ojo no funciona correctamente.

Como resultado de esa acumulación del ojo se puede elevar la presión en el ojo, ese líquido se conoce como humor acuoso. Ese líquido se drena a través de un tejido ubicado en el ángulo en el que se une el iris y la córnea, al que se denomina malla trabecular.

Los motivos por el que glaucoma a parece pueden variar causando diferentes tipos, como: de ángulo abierto, es el más común y sucede cuando el ángulo de drenaje queda abierto y el sistema no se vacía adecuadamente, lo que puede derivar en un aumento lento y gradual de la presión del ojo.

De ángulo cerrado, y sucede cuando el iris se abulta bloqueando el ángulo iridocorneal de manera parcial o total evitando que el líquido circulo de manera correcta y causando el aumento de la presión en le ojo, este tipo puede presentarse de manera repentina o progresivamente.

De tensión normal, cuyo tipo de glaucoma no se sabe específicamente por qué se presenta, y sucede cuando el nervio óptico se daña aun cuando la presión del ojo es normal. El nervio óptico puede estar sensible o tener menos flujo sanguíneo, razón por la cual se acumulan depósitos grasos en las arterias afectando la circulación, esta condición se conoce como ateroesclerosis.

En el caso de los niños, algunos pueden nacer con la enfermedad o desarrollarla en los primeros años de su vida. La obstrucción del drenaje, una lesión o una enfermedad subyacente pueden causar daños en el nervio óptico.

Dentro de los factores de riego se pueden encontrar, la presión intraocular alta, antecedentes familiares de glaucoma, edad avanzada y ciertas afecciones médicas pueden incrementar el riesgo de desarrollar esta enfermedad, córneas que son delgadas por la parte central, miopía o hipermetropía extrema, lesión ocular o determinados tipos de cirugía ocular, Administración de medicamentos con corticoides, sobre todo colirios, durante un tiempo prolongado.

¿Cómo diagnosticar y prevenir el glaucoma?

El diagnóstico se realiza a través de un examen ocular exhaustivo, que incluye mediciones de la presión intraocular, pruebas de campo visual y evaluación del nervio óptico. El tratamiento se enfoca en reducir la presión ocular y puede incluir el uso de gotas para los ojos, medicamentos orales, terapia con láser o cirugía, dependiendo de la gravedad de la enfermedad.

La prevención y detección temprana son fundamentales para controlar esta enfermedad. Los médicos recomiendan realizar exámenes oculares regulares, especialmente si se tienen factores de riesgo como presión ocular alta, edad avanzada o antecedentes familiares. Además, es importante proteger los ojos y usar adecuadamente las gotas para los ojos recetadas por el médico.

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