Con la victoria de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, los republicanos vuelven a la Casa Blanca. Durante su campaña para este segundo mandato, el empresario aseguró en reiteradas oportunidades que esta sería una “era dorada” y de transformación radical para el país. Además, es el primer candidato en llegar a la presidencia tras una condena penal y dos juicios políticos, impulsado por una ola de descontento de los votantes con la dirección del país después de cuatro años de liderazgo demócrata.
De acuerdo con analistas en política estadounidense, la nueva era Trump presenta un realineamiento fundamental en la política estadounidense hacia un populismo conservador que se originó en 2016 y que se creía superado tras la derrota de 2020. Sin embargo, el movimiento de las urnas indica una fuerza renovada para el proyecto de Donald Trump, con un potencial de permanencia a mediano plazo.
Esto significa que Estados Unidos tendrá una reforma significativa en la estructura de su gobierno. Donald Trump cuenta con el respaldo de un Congreso republicano; le servirá para promulgar una plataforma que reformará la burocracia federal, reemplazando a empleados de alto nivel por nombramientos políticos. Sus partidarios han seleccionado a miles de seguidores leales, listos para tomar el mando en distintas áreas del gobierno federal.
¿Qué se viene para la salud pública con el nuevo mandato de Donald Trump?
Un segundo mandato de Trump podría traer cambios significativos en el acceso y los costos de la atención en salud. Pero, como han señalado expertos en la materia, todavía se están afinando detalles. En varios de los debates y apariciones públicas, el presidente electo destacó que no buscará revivir los intentos republicanos de anular y reemplazar la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA), aunque expresó su interés para revisar la política pública también conocida como Obamacare.
JD Vance, senador de Ohio y compañero de fórmula de Donald Trump, amplió esta idea, sugiriendo que una administración Trump permitiría a las aseguradoras clasificar a los afiliados en diferentes grupos de riesgo y diseñar planes basados en esos riesgos de salud y sus costos. El senador mencionó la “regulación de reaseguro” como otra estrategia posible para que los estados gestionen los altos costos médicos de los afiliados de la ACA. A grandes rasgos, los demócratas criticaron las alternativas de Donald Trump, ya que lo consideran como un retroceso en la atención médica en Estados Unidos.
El Congreso debatirá el próximo año si extenderá los subsidios mejorados para planes de la ACA, ampliados durante la administración de Biden, más allá de 2025. Muchos republicanos argumentan que estos subsidios distorsionan los incentivos y aumentan los costos, y que deberían aplicarse solo a los afiliados más enfermos. Donald Trump aún no se ha referido específicamente a estos subsidios, pero sus comentarios sobre mejorar el Obamacare sugieren que está abierto a reconsiderar estos créditos fiscales de miles de millones de dólares.
Otra de las promesas de campaña era el abordaje de las enfermedades crónicas, a raíz de su desaforado aumento en el país. Esto podría generar reformas en las instituciones federales encargadas de la investigación, concientización y desarrollo de nuevos medicamentos, pues según su sitio web, crearía una comisión presidencial especializada en este ámbito. Los republicanos en el Congreso han propuesto dividir los CDC en dos entidades: una enfocada en enfermedades infecciosas y otra en enfermedades crónicas, además de reestructurar los NIH (Institutos Nacionales de Salud).
Medicaid en el segundo mandato de Donald Trump: ¿se queda o se va?
Si bien Trump no ha abordado mucho el tema de Medicaid en esta campaña, su primera administración dio pistas sobre su enfoque. En ese período, se permitió a los estados establecer requisitos laborales en los planes de Medicaid, y se aprobaron 13 exenciones para hacerlo. Durante la presidencia de Joe Biden, los permisos otorgados fueron revertidos e incluso, la guía Medicaid creada por Trump fue anulada.
Sin embargo, los líderes republicanos siguen mostrando interés en incorporar ciertos requisitos de trabajo en el programa; en Dakota del Sur, una medida sobre este tema se votará el próximo mes. Este escenario de posibles nuevas solicitudes de exención coincide con las previsiones de presión presupuestaria para Medicaid, debido al aumento de costos por nuevos medicamentos de alta demanda.
Además, los programas de Medicaid continúan ajustándose tras el proceso de redeterminación, en el cual los estados retiraron a millones de personas después de la emergencia por COVID-19. Los datos iniciales muestran que, mientras millones cambiaron a planes de la ACA, aquellos con mayores costos de atención permanecieron en Medicaid, lo que ha llevado a algunas aseguradoras a solicitar al gobierno federal la aprobación para ajustar sus tarifas, según un sondeo de KFF.
Anticonceptivos y medicamentos bajo el enfoque Trump
Con respecto a la anticoncepción, el presidente electo de Estados Unidos ha mostrado una postura ambivalente. Si bien ha alardeado sobre su influencia sobre la Corte Suprema (cuando se anuló la sentencia Roe v. Wade) aseguró que no generaría más restricciones al derecho al aborto.
Su discurso ha evolucionado este año, conforme los votantes han mostrado reiteradamente su rechazo a las restricciones nacionales. Trump afirmó que vetaría una prohibición nacional en caso de llegar a la Oficina Oval. Sin embargo, los defensores del derecho al aborto advierten que existen múltiples formas en que el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo y la atención reproductiva podrían limitarse. Algunas de estas medidas ya se implementaron antes: durante su primer mandato, el Departamento de Salud y Servicios Humanos permitió que algunos aseguradores excluyeran la cobertura de anticonceptivos sin costo para los afiliados, en caso de que contradijera sus creencias religiosas.
Por otro lado, Donald Trump ha prometido proteger el acceso a la fertilización in vitro (FIV) y garantizar la cobertura del procedimiento por parte de los seguros. Este compromiso llegó después de los reiterados ataques de los demócratas a legisladores republicanos por leyes contra el aborto que, inadvertidamente, han puesto en riesgo el acceso a este procedimiento.
Y frente a los medicamentos, Donald Trump ha señalado en varias ocasiones los altos costos que estos productos representan para los estadounidenses. Trump se ha referido al “aprovechamiento” que otros países desarrollados logran al pagar precios considerablemente más bajos. Sin embargo, abandonó su propuesta de “nación más favorecida” para reducir costos, dejando un vacío en esta área de políticas.
Esto se debe en gran parte a la Ley de Reducción de la Inflación, que permite a Medicare negociar directamente ciertos precios de medicamentos, explican sus representantes. Para que sus propuestas funcionen dentro de esta ley, Trump tendría que adaptarlas o intentar convencer al Congreso para que la derogue, un escenario poco probable.
Por ello, el nuevo presidente de Estados Unidos ha prometido “revocar todos los fondos no utilizados bajo la llamada Ley de Reducción de la Inflación” y eliminar sus disposiciones sobre el clima, aunque ha evitado comentar sobre las medidas de salud, que también incluyen un tope de $2,000 en gastos de bolsillo para medicamentos en beneficiarios de Medicare.
Cabe recordar que en su primera administración, priorizó la regulación de los administradores de beneficios farmacéuticos (PBMs). Aunque no ha mencionado estas propuestas en su campaña actual, incluida la fallida norma para eliminar los descuentos pagados a los PBMs, los líderes de la industria farmacéutica confían en que retomará estos objetivos en este nuevo mandato.