Crisis global por el cólera la OMS advierte aumento de muertes y contagios

El cólera vive una crisis global la OMS advierte aumento de muertes y brotes, pese a contar con tratamiento y vacunas disponibles.
Crisis global por el cólera la OMS advierte aumento de muertes y contagios

Escucha esta noticia

Cargando audio...

El cólera, una enfermedad prevenible y tratable que refleja inequidades históricas en el acceso a agua potable y saneamiento, volvió a cobrar protagonismo en 2024 al registrar un incremento del 50% en las muertes a nivel mundial frente al año anterior. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 6.000 personas fallecieron por esta causa, en un contexto marcado por conflictos armados, desplazamientos masivos de población, fenómenos climáticos extremos y sistemas de salud frágiles que no logran contener los brotes.

Pese a la disponibilidad de herramientas eficaces de prevención, tratamiento y vacunación, la expansión de la enfermedad a 60 países 15 más que en 2023 evidencia que el cólera sigue siendo un desafío crítico de salud pública global. El repunte en África, Oriente Medio y Asia, que concentran el 98% de los casos, expone no solo las brechas en infraestructura y capacidad de respuesta, sino también la urgencia de adoptar estrategias integrales que combinen vigilancia epidemiológica, campañas de vacunación y mejoras estructurales en agua y saneamiento.

Muertes y contagios por cólera se disparan a nivel mundial

Las cifras más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirman que el cólera mantiene una tendencia ascendente que preocupa a la comunidad internacional. En 2024 se registró un aumento del 5 % en los casos notificados en comparación con 2023, pero lo más alarmante fue el incremento del 50 % en la mortalidad, con más de 6.000 decesos atribuidos a esta enfermedad. Los expertos advierten que estas estadísticas, ya de por sí inquietantes, representan solo una fracción de la realidad, pues en muchos países la notificación es incompleta y los sistemas de vigilancia carecen de la capacidad necesaria para captar la verdadera magnitud del problema.

El cólera es provocado por la bacteria Vibrio cholerae, que se transmite principalmente a través de agua y alimentos contaminados con materia fecal. Se trata de una enfermedad que, pese a ser altamente prevenible y tratable, sigue cobrando miles de vidas cada año. La persistencia de brotes masivos refleja fallas estructurales en acceso a agua potable, saneamiento básico y atención en salud, condiciones que se agravan en contextos de crisis humanitarias, conflictos armados o fenómenos climáticos extremos.

Desde la perspectiva global, el resurgimiento del cólera no solo es un recordatorio de la fragilidad de los sistemas sanitarios en países de ingresos bajos y medios, sino también un indicador de la interconexión de los desafíos de salud pública con problemáticas sociales y ambientales. En este sentido, las cifras de 2024 trascienden lo epidemiológico: ponen en evidencia que la lucha contra el cólera requiere acciones coordinadas a nivel internacional, que combinen la provisión de vacunas y tratamientos con inversiones sostenibles en infraestructura de agua, saneamiento e higiene.

Geografía de la incidencia: dónde se concentra la mayor carga

El cólera mostró en 2024 un avance geográfico sin precedentes recientes. En total, 60 países notificaron casos, lo que representa un aumento significativo frente a los 45 reportados en 2023. Este salto evidencia no solo la expansión territorial de la enfermedad, sino también la dificultad que enfrentan múltiples sistemas de salud para contener su propagación.

La carga de la enfermedad sigue concentrándose en África, Oriente Medio y Asia, regiones que en conjunto representaron el 98 % de todos los casos notificados a nivel mundial. Este patrón refleja la vulnerabilidad estructural de países con limitaciones históricas en acceso a agua potable, saneamiento seguro e infraestructura hospitalaria.

Además, al menos 12 países registraron brotes de gran magnitud, con más de 10.000 casos cada uno, lo que evidencia la intensidad de la transmisión comunitaria. Llama especialmente la atención que siete de estos países enfrentaron brotes importantes por primera vez en 2024, un dato que alerta sobre la rápida capacidad de reemergencia y expansión del cólera en contextos frágiles.

Brechas críticas en mortalidad y atención

Uno de los hallazgos más preocupantes del informe de la OMS es el aumento sostenido de la tasa de letalidad en África, que pasó del 1,4% en 2023 al 1,9% en 2024. Aunque la diferencia porcentual pueda parecer modesta, en términos epidemiológicos revela fallas estructurales profundas: sistemas de salud sin capacidad de respuesta suficiente, carencia de personal entrenado y limitaciones en la disponibilidad de tratamientos de primera línea como las sales de rehidratación oral o el suero intravenoso en los casos más graves.

El análisis también muestra que cerca de una cuarta parte de las muertes ocurrieron fuera de los centros de salud, es decir, en el ámbito comunitario. Este dato refleja no solo los obstáculos de acceso geográfico y económico a los servicios, sino también vacíos en educación sanitaria, percepción de riesgo y canales de información oportunos. La imposibilidad de llegar a tiempo a un puesto de salud o de reconocer los signos de deshidratación severa convierte a la enfermedad en una sentencia mortal para miles de personas cada año.

La combinación de estos factores mortalidad comunitaria, incremento en la letalidad y limitaciones en la respuesta hospitalaria pone en evidencia brechas críticas en la atención clínica y en las redes de referencia y contrarreferencia. Para los expertos en salud pública, estas cifras no solo describen una crisis médica, sino un desafío de gobernanza sanitaria: garantizar que las comunidades más vulnerables tengan acceso inmediato a diagnóstico, tratamiento y medidas de prevención que eviten que un brote se convierta en tragedia.

Factores impulsores del aumento

Detrás del repunte del cólera en 2024 se encuentran factores estructurales y coyunturales que, combinados, crean el escenario perfecto para la propagación de la enfermedad. En primer lugar, los conflictos armados y los desplazamientos masivos de población han generado condiciones sanitarias precarias, con campamentos hacinados y carentes de agua potable o saneamiento adecuado. Estas situaciones se convierten en focos de transmisión rápida, donde la bacteria encuentra un terreno fértil para expandirse.

En paralelo, las deficiencias crónicas en la infraestructura de agua, saneamiento e higiene (WASH) siguen siendo el principal motor de transmisión en países de ingresos bajos y medios. Comunidades enteras dependen de fuentes hídricas contaminadas, lo que perpetúa el círculo de infección y reinfección. A ello se suma el impacto del cambio climático, que exacerba el riesgo: inundaciones que contaminan ríos y pozos, sequías que obligan a recurrir a fuentes inseguras y fenómenos extremos que debilitan aún más los sistemas sanitarios.

Un cuarto factor decisivo es la limitación en la disponibilidad de vacunas orales contra el cólera (OCV). Aunque en 2024 la OMS precalificó la vacuna Euvichol-S, que permitió mantener reservas estratégicas en el depósito mundial, la alta demanda superó la oferta. Ello obligó a mantener durante todo el año el esquema de una sola dosis, menos eficaz que el tradicional de dos dosis, pero necesario para cubrir a la mayor cantidad posible de población. En total, se solicitaron 61 millones de dosis, de las cuales solo 40 millones pudieron aprobarse para campañas de emergencia en 16 países. La brecha entre oferta y demanda refleja la fragilidad del suministro mundial frente a emergencias sanitarias recurrentes.

Implicaciones para los sistemas de salud

El aumento de casos y muertes por cólera es un espejo de las debilidades estructurales de los sistemas de salud en varias regiones del mundo. Que la tasa de letalidad en África haya superado el 1% umbral considerado crítico en salud pública evidencia que los recursos básicos para el manejo clínico no están disponibles de manera oportuna o suficiente.

La elevada proporción de muertes en la comunidad subraya deficiencias en detección temprana, educación sanitaria y acceso a centros de atención primaria. Para muchos pacientes, la falta de transporte, el costo de los servicios o la distancia a los centros hospitalarios representan barreras insalvables. Esto convierte un cuadro de diarrea aguda, tratable con rehidratación oral, en un desenlace fatal.

Además, la presión sobre las reservas de vacunas revela una falta de previsión estratégica en la planificación global. Si bien se han logrado avances con la incorporación de nuevas fórmulas, la capacidad de producción aún es insuficiente para responder a la magnitud de los brotes. Esto coloca a los países más pobres en una posición de vulnerabilidad extrema, dependientes de donaciones internacionales y sin un margen de seguridad para responder a emergencias.

Estrategias de mitigación: entre la urgencia y la sostenibilidad

Frente a este panorama, las medidas de respuesta deben combinar la urgencia de contener los brotes con la sostenibilidad de las soluciones a largo plazo.

  1. Vacunación con OCV: La introducción de Euvichol-S representó un avance, pero la cobertura sigue limitada por la escasez de dosis. La recomendación de los expertos es fortalecer la capacidad de producción global y diversificar proveedores, al tiempo que se evalúa el impacto de las campañas de dosis única en términos de inmunidad poblacional.
  2. Infraestructura de agua y saneamiento (WASH): La OMS insiste en que el control del cólera no puede depender únicamente de la respuesta médica. Inversiones sostenidas en agua potable, alcantarillado y prácticas de higiene comunitaria son la única vía para reducir el riesgo estructural. Estas intervenciones, aunque costosas y de largo plazo, son esenciales para romper el ciclo de transmisión.
  3. Vigilancia epidemiológica y diagnóstico: Los sistemas de vigilancia siguen mostrando debilidades en la detección temprana y en la confirmación de casos por laboratorio. La implementación de pruebas rápidas, el fortalecimiento de laboratorios locales y la capacitación en notificación oportuna son elementos clave para responder antes de que los brotes alcancen niveles críticos.
  4. Acceso oportuno al tratamiento: La disponibilidad de sales de rehidratación oral, líquidos intravenosos y antibióticos de respaldo debe ser garantizada incluso en las comunidades más remotas. Brigadas móviles, puntos comunitarios de rehidratación y cadenas de suministro fortalecidas son indispensables para evitar que los pacientes mueran sin atención.
  5. Comunicación de riesgos y participación comunitaria: Ninguna estrategia será efectiva si las comunidades no reconocen el riesgo ni adoptan prácticas de prevención. Campañas de información adaptadas culturalmente, lideradas por actores locales, han demostrado ser más eficaces que las intervenciones centralizadas. La participación comunitaria es clave para generar confianza y modificar hábitos de higiene.

Caso ilustrativo: África como epicentro

El continente africano concentra la mayor carga del brote y ejemplifica los desafíos globales. La tasa de letalidad de 1,9% en 2024 superó el umbral de alarma de la OMS, reflejando la insuficiencia de recursos sanitarios básicos. Además, un tercio de los países con brotes de gran magnitud fueron escenarios de conflictos internos o desplazamientos, lo que dificultó la logística de vacunación y la entrega de insumos esenciales.

Si bien se desplegaron campañas de emergencia con apoyo internacional, muchas de estas respuestas fueron reactivas e improvisadas, sin lograr cambios estructurales que aseguren agua potable y saneamiento a mediano plazo. Esto demuestra que la lucha contra el cólera en África requiere un enfoque integral, desde infraestructura resiliente frente al cambio climático hasta el fortalecimiento de sistemas de salud locales capaces de sostener la prevención y la atención más allá de las crisis inmediatas.

Cólera una alerta sanitaria que el mundo no puede ignorar

El repunte global del cólera en 2024 confirma que esta enfermedad, lejos de estar controlada, sigue siendo un indicador de desigualdad y fragilidad sanitaria. La disponibilidad de tratamientos eficaces y vacunas no ha sido suficiente para contener el aumento de casos y muertes, lo que revela deficiencias en la infraestructura de agua y saneamiento, en la capacidad de los sistemas de salud y en la preparación de la comunidad internacional frente a emergencias.

Más allá de las cifras, el cólera representa una advertencia clara sin inversiones sostenibles en prevención y sin cooperación global efectiva, la enfermedad continuará expandiéndose y cobrando vidas evitables. Para los responsables de la salud pública y la gestión hospitalaria, la prioridad debe ser transformar la respuesta coyuntural en soluciones estructurales que garanticen acceso a agua segura, diagnóstico oportuno, vacunación masiva y atención inmediata. Solo así será posible frenar la expansión de una amenaza que recuerda al mundo que la salud, cuando no se protege de manera equitativa, se convierte en el reflejo más doloroso de la desigualdad.

Temas relacionados

suscríbete-consultorsalud-2023 (opt)

Recibe actualizaciones del sector salud directamente en tu correo electrónico.

RELACIONADAS

Otras noticias para ti

¡Gracias por suscribirte!

Desde ya haces parte de la familia de CONSULTORSALUD,  por favor revisa tu bandeja de correo electrónico, te hemos enviado un mensaje de bienvenida.