La investigación clínica no ha sido ajena a la revolucionaria herramienta de inteligencia artificial, ChatGPT, un sistema que parece derribar cualquier frontera de lo que se conoce hasta ahora en materia de tecnología. Ahora, una publicación reciente en la revista PLOS Digital Health evidenciaría sus beneficios para la práctica clínica al detectar a la personas afectadas con la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores detrás del estudio usaron GPT-3, el modelo de lenguaje que controla ChatGPT, para analizar clips de audio de personas que describían una imagen en una prueba estándar de demencia. Según sus resultados, los individuos con alzheimer se desviaban de la descripción del contenido de la imagen, no terminaban los pensamientos y se referían a los objetos vagamente como “cosa” o “algo”; también repetían información dada.
El software analizó el texto transcrito (también mediante software) de grabaciones de 10 segundos de adultos sanos y enfermos de Alzheimer. Los textos funcionaron para entrenar al modelo GPT-3 para que éste identificara las diferencias sutiles entre el lenguaje de una persona sana y el de alguien que experimenta deterioro cognitivo.
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Así detectó ChatGPT a las personas con alzheimer
Como explicaron los investigadores en su artículo, los modelos de aprendizaje automático de GPT-3 comprenden los textos en un proceso de transformación: las palabras cambian a representaciones matemáticas denominadas incrustaciones (embeddings, en inglés) o dicho de otro modo, a señales multidimensionales que facilitan la identificación de modificaciones leves o diferencias que los especialistas podrían pasar por alto (si se trata de las primeras etapas de la enfermedad). Además, GPT-3 compara los pasajes de texto midiendo la distancia entre esas señales en las incrustaciones.
El sistema identificó correctamente a los enfermos de alzheimer el 80% de las veces
Como GPT-3 solo analiza información escrita, el proceso pasa por alto las pausas y otros sonidos del lenguaje hablado que no son palabras. En este caso, resultó ser una ventaja, ya que el análisis de ChatGPT superó a algunos modelos de aprendizaje automático desarrollados por otros laboratorios que incluían los ruidos.
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A futuro, los médicos podrían llegar a utilizar un dispositivo o un programa informático para comprobar las capacidades cognitivas de un paciente en su consulta. Los escáneres cerebrales u otras pruebas clínicas podrían confirmar entonces el diagnóstico de alzheimer o de otras condiciones como el párkinson o la depresión con herramientas como ChatGPT.
“Demostramos que la incrustación de texto supera considerablemente el enfoque convencional basado en características e incluso compite con el uso generalizado de modelos ajustados. Nuestros resultados sugieren que hay un enorme potencial para desarrollar y traducir herramientas basadas en IA totalmente desplegables para el diagnóstico precoz de la demencia e intervenciones directas adaptadas a las necesidades individuales, mejorando así la calidad de vida de las personas con demencia”, se lee en la publicación.
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