Las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) han empezado a cobrar una inusitada participación en la vida de los colombianos. Es notable el nivel de penetración de la telefonía celular, el uso de redes sociales, el incremento en la adquisición de teléfonos inteligentes y aplicaciones -mal llamadas apps- para pedir desde taxis, consultar las rutas de transporte público hasta pedir una hamburguesa.. De hecho, Colombia ha empezado a ser líder regional en varias áreas de aplicación de las TIC y, al mismo tiempo, es una fuerte apuesta de este gobierno que pasó y el que acaba de iniciar.
En materia de salud, no se ha quedado atrás. Hay una tendencia hacia el uso de diferentes tecnologías para prestar servicios de salud que ya no sólo están concentrados en las grandes ciudades sino que se abren campo, justamente por una latente necesidad, en ciudades pequeñas y cada vez más intervenciones enfocadas a zonas remotas del país.
Tanto el Ministerio de las TIC como el Ministerio de Salud han intentado, no siempre con el mayor éxito, esta ola gigante de posibilidades aparentes, de promesas políticas, de presiones sociales y de visiones de otros países en donde algunos proyectos de TIC en el sector salud han dado resultados positivos.
Sin embargo, ¿tenemos claro en qué estado se encuentra el uso de las TIC en salud, o esalud, en Colombia? Yo diría que no. Diría también que no en todas partes se encuentran en las mismas fases, de hecho. Unas regiones más que otras han avanzado en la implementación de telemedicina urbana, otras en el uso de teléfonos móviles para cierto tipo de vigilancia en salud pública, otras en el uso de TIC en sus sistemas de información en salud, pocos en historias de salud electrónicas realmente funcionales y ninguno, claro, en una integración y comunicación con otros sistemas. Hay que decirlo. El gran reto: la interoperabilidad. ¿Por qué no nos hemos decidido? ¿Será que es el gran puente que debemos construir para cruzar finalmente hacia una salud electrónica equitativa para todos los colombianos?
Estamos en esa situación en la cual parece que disponemos de todas las herramientas, tenemos identificadas las necesidades y los retos, hay una cierta infraestructura, un marco normativo incipiente, un compromiso político y hasta una indudable receptividad del ciudadano y, sin embargo, la sensación es que no se mueve. Como quien, perdido en un laberinto, no hace sino narrar que lucha mucho y trabaja más para encontrar la salida y huir del minotauro, pero quien a la postre, ni encuentra la salida ni ya sabe cómo regresar a la entrada.
Mucho de eso se debe a la experticia de unos pocos y al desconocimiento de la mayoría. Es decir, a que los implementadores, los que trabajan en campo, son un pocos que pertenecen a esa mayoría que no conoce y a que, los pocos expertos, no saben cómo hacer para poner en uso todo eso que saben. Una contrariedad propia de un país como el nuestro y como todos aquellos que buscan salir de las tristezas del subdesarrollo y que tienen como meta criar una cultura educada, responsable, no corrupta, eficiente y justa.
Y he ahí uno de los grandes huecos en materia de la eSalud en Colombia: la falta de educación específica para esta área. O mejor, la falta de una educación integral en eSalud. Los hay expertos en salud, los hay expertos en interoperabilidad, los hay en historia clínica electrónica, en sistemas de información o en telemedicina. Pero no hay profesionales formados para ver la generalidad, para ser capaces de comprender que las soluciones no son tecnológicas, que la telemedicina es apenas un aspecto, que la historia clínica electrónica es un formalmente un concepto y no un producto, que no sólo es prestar servicios de salud sino también de salud pública y que es a través de los determinantes sociales de la salud que se lograría impactar a largo plazo y positivamente la salud y el bienestar de los colombianos. Y el que sabe una, poco entiende la otra (o poco le interesa). Y al revés (y en el sentido contrario). Mejor dicho, lo que no hay es una formación de eSalud sino de aspectos de la eSalud. Lo anterior es un gran problema, un mal generalizado evidente no sólo en la esalud.
El Ministerio de las TIC, consciente -me gustaría pensar- de esta necesidad, ha lanzado un programa de becas y de estímulos para la formación profesional, tecnológica y técnica en las TIC. Fabuloso. Adecuado. Menos mal. Ahora bien ¿y sobre las aplicaciones de las TIC en la vida real? Otra vez, en lo que respecta a la esalud, eso es apenas un aspecto a tener en cuenta y nuevamente se cae fácilmente en el terrible error de proponer soluciones tecnológicas a problemas políticos, de confundir el objetivo con el fin y de creer que la tecnología es ya la solución al problema en salud.
Hay que decir que el mundo, y con eso incluyo al desarrollado futurista como al no desarrollado de las piedras, tampoco está a tono con una formación integral en esalud. Es decir, es una necesidad en todas partes. Apenas hay unos pocos programas de posgrado que intentan abarcar en un único crisol las diferentes perspectivas y aplicaciones. La mayoría se dedican a la telemedicina y fundamentalmente a la informática médica. Ya sé que acá hay un problema de términos que en un lado del occidente le dicen así y en el otro lado asá. Es lo de menos. Lo de más, es la falta de integralidad. Y es que no hace falta que otros lo hagan para hacerlo en Colombia, para ser pioneros en la educación en esalud, para ser exportadores de profesionales formados tanto en salud, es decir, que entiendan los aspectos claves de la salud del mundo y de los colombianos, las tendencias epidemiológicas y demográficas, el impacto del cambio climático, los determinantes sociales de la salud, el racional detrás de los objetivos de desarrollo del milenio, y que también se formen en tecnología, en los nuevos equipos, las nuevas redes, los nuevos adelantos, las tendencias en redes sociales, las aplicaciones de los dispositivos móviles y la integración entre dispositivos médicos y TIC. Se necesita, básicamente, es un especialista en lo general que sea capaz de convocar y direccionar a los verdaderos especialistas en TIC y en salud.
El tiempo irá diciendo pero es también el tiempo el que va juzgando. Y apremia. Para finalizar, me quedo con estas preguntas: ¿En dónde se están formando esos nuevos profesionales que asumirán la eSalud en Colombia? ¿Cómo se están integrando los actores clave para formar esos profesionales? ¿Qué están haciendo el Ministerio de Salud, de TIC y de educación para desarrollar esos programas de formación en esalud?
Descargar Impacto de las TIC en el sector salud colombiano