El Instituto de Evaluación Tecnológica en Salud (IETS) y el Ministerio de Salud publicaron un documento técnico, el cual recopila el análisis de expertos sobre la aplicación médica del cannabis y sus derivados para ciertas condiciones de salud. Teniendo en cuenta que se trata de un área de interés investigativo a nivel nacional e internacional, se considera necesaria una revisión y actualización periódica en esta área.
Para este documento técnico, los expertos convocados llevaron a cabo una revisión sistemática de literatura (RSL), para evaluar el uso médico del cannabis y sus derivados, en cualquier presentación y dosis que sean usadas para este fin. Cabe anotar que en la búsqueda de literatura se tuvieron en cuenta publicaciones de los últimos cinco años que dieran cuenta de estudios primarios con diseños experimentales y observacionales, incluyendo analíticos y descriptivos.
De acuerdo con la evidencia, las condiciones médicas en las que se ha utilizado el cannabis o sus derivados incluyen al dolor severo oncológico y no oncológico, aunque también en epilepsia y síndrome convulsivo, afecciones inflamatorias del sistema nervioso central y periférico, distonía refractaria, ansiedad, trastornos del sueño y estrés postraumático. Tampoco queda atrás su uso en el cuidado de fin de vida, hiporexia, caquexia, anorexia, autismo, pérdida de peso y/o náuseas por cáncer o por infección por VIH, entre otras.
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¿A qué se considera como cannabis de uso medicinal? Así se describe la tecnología sanitaria:
La planta de cannabis puede producir más de cien compuestos conocidos como cannabinoides, indica el documento técnico, los cuales actúan generando efectos sobre el sistema endocannabinoide humano. Los cannabinoides con mayor objeto de investigación para uso médico han sido el Δ-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD).
Los productos elaborados y aprobados a base de cannabis para uso medicinal contienen derivados de la planta de cannabis e incluyen generalmente aislados de THC, CBD o combinaciones de THC y CBD. Algunos de estos productos se han aprobado en países como Estados Unidos por la Food & Drug Administration (FDA), Reino Unido por la Medicines & Healthcare Products Regulatory Agency (MHRA), por mencionar algunos. Cabe anotar que los productos pueden diferir en cuanto al contenido de cannabinoides, su forma farmacéutica, indicaciones aprobadas y condiciones de prescripción.
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Regulación en Colombia: ausencia de mecanismos regulatorios:
Aunque en Colombia el Decreto 811 de 2021 reglamenta el acceso seguro e informado al uso del
cannabis y de la planta de cannabis, sus derivados y productos; varios principios activos aún no se encuentran incluidos en las normas farmacológicas colombianas bajo una concentración y una forma farmacéutica específica. En consecuencia, se deben tramitar como medicamentos nuevos ante las autoridades correspondientes.
En lo que respecta al término “preparados de cannabis”, este se utiliza para referirse a los productos
derivados de la planta Cannabis sativa que no tienen una autorización de comercialización (aprobación de registro sanitario) para uso médico. Pueden incluir el cannabis crudo, como la parte florida de la planta, la resina comprimida o hachís, los aceites extraídos de la planta, los extractos de cannabis concentrados y otros preparados de cannabis, como geles blandos, tinturas o comestibles.
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Principales conclusiones sobre el uso médico del cannabis o sus derivados sobre varias condiciones médicas de interés:
En este artículo, presentamos algunas de las conclusiones del IETS sobre los tratamientos con cannabis en diversas condiciones médicas, destacándose las siguientes:
– Caquexia por cáncer: los cannabinoides son efectivos para aumentar el apetito en pacientes con cáncer. Sin embargo, disminuye la calidad de vida, lo que puede deberse a los efectos secundarios de los cannabinoides.
Al respecto, el documento técnico señala que “hay una falta de evidencia de alta calidad para recomendar el uso de cannabinoides en el tratamiento de la caquexia. Dadas las limitadas opciones farmacológicas disponibles para la caquexia y el potencial de los cannabinoides para aumentar el apetito y alterar el sistema inmunológico, se necesita más investigación antes de poder hacer recomendaciones clínicas sobre el manejo farmacológico de la caquexia”.
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– Cuidado paliativo: se observaron efectos positivos del tratamiento para algunos productos de cannabis medicinal en el dolor, las náuseas y los vómitos, el apetito, el sueño, la fatiga, la percepción quimiosensorial y los sudores nocturnos paraneoplásicos en pacientes con cáncer, el apetito y la agitación en pacientes con demencia y apetito, náuseas y vómitos en pacientes con Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). No obstante, la calidad de la evidencia fue “muy baja” o “baja” para todos los estudios y baja solo para dos ensayos controlados aleatorios.
– Dolor crónico no oncológico y dolor relacionado con cáncer: en comparación con el placebo, el cannabis medicinal no inhalado o los cannabinoides dan como resultado un aumento pequeño a muy pequeño en la proporción de pacientes que viven con cáncer crónico y dolor no relacionado con el cáncer que experimentan una mejora importante en el alivio del dolor, el funcionamiento físico y la calidad del sueño, pero con aumento en la frecuencia de varios efectos secundarios adversos como deterioro cognitivo transitorio, vómito, somnolencia, deterior de la atención y náuseas.
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– Dolor crónico no asociado a cáncer: la evidencia de la efectividad de los cannabinoides en estos casos es limitada. Según el documento técnico, los efectos sugieren que los números necesario a tratar son altos y los números necesarios a riesgo bajos, con un impacto limitado en otros dominios. Parece poco probable que los cannabinoides sean medicamentos altamente efectivos para el dolor crónico no asociado a cáncer, pese a que hubo evidencia moderada para apoyar a los cannabinoides en el tratamiento del dolor crónico no relacionado con el cáncer a las 2 semanas.
“Hay evidencia de certeza muy baja de que los eventos adversos son comunes entre las personas que viven con dolor crónico que usan cannabis medicinal o cannabinoides, pero pocos pacientes experimentan eventos adversos graves”, se lee en el documento.
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– Enfermedad de Parkinson (EP): aunque los estudios observacionales establecen el alivio subjetivo de los síntomas y el interés por el cannabis medicinal entre los pacientes con EP, no hay pruebas suficientes para respaldar su integración en la práctica clínica para el tratamiento de los síntomas motores. Esto se debe principalmente a la falta de datos de buena calidad.
La evidencia encontrada soporta que, comparado con placebo, los derivados del cannabis son efectivos en epilepsia refractaria, tipo síndromes de Lennox-Gastaut, Davet y Doose. En los casos de insomnio crónico se reporta una mejoría en la calidad del sueño comparado con el placebo y en el trastorno por uso de cannabis, una menor frecuencia e intensidad de los síntomas de abstinencia.
Descargue el documento técnico sobre el cannabis y su uso medicinal
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