Investigaciones alrededor del mundo han documentado los daños de la pandemia sobre la salud mental de la población, estos acrecentamientos se han presentado principalmente en el padecimiento de trastornos de ansiedad, depresión y estrés derivados del aislamiento y los problemas económicos.
A esto se le suma el aumento en los desordenes alimenticios principalmente en jóvenes y también las recaídas entre los pacientes que llevaban un tratamiento para la anorexia y la Bulimia. Según una reciente investigación de la Universidad de Florencia este tipo de eventos traumáticos impactan en la salud mental de las personas produciendo una gran incertidumbre y sensación de ira y soledad. La investigación señala que los efectos negativos de la pandemia acentuaran problemas como la anorexia nerviosa.
Las personas con un trastorno alimentario tienen una relación compleja y problemática con los alimentos que se ve reforzada en este momento de inseguridad alimentaria. De otro lado, pacientes que se infectaron con el virus de la influenza, el ébola e incluso el SARS-CoV-2 afirmaron presentar síntomas neuropsiquiátricos relacionados con la pandemia, lo que es aún más preocupante es que ahora hay evidencia que demuestra que estas secuelas pueden mantenerse durante mucho tiempo en las personas.
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Investigación sobre trastornos alimenticios
El estudio siguió un grupo de 74 mujeres de entre 18 y 60 años que recibían tratamiento para la anorexia o la bulimia, y que además eran parte de otro análisis longitudinal más amplio sobre los resultados del tratamiento. Estas mujeres se emparejaron con un grupo de control de otras 97 (de edad similar) sin antecedentes de un trastorno alimentario. Los del grupo de control no recibieron ningún tratamiento psicológico durante el encierro.
Las participantes se sometieron a una valuación exhaustiva unos meses previos a que iniciara la pandemia en Italia, y posteriormente se les hizo seguimiento a través de cuestionarios por medio de telemedicina seis semanas después del inicio del aislamiento en ese país.
Ninguna de ellas se contagio con Covid-19, pero todas ellas recibieron terapia cognitivo-conductual ambulatoria en persona para sus trastornos alimenticios antes de la declaración de la pandemia y posterior al encierro recibieron teleasistencia. Los hallazgos mostraron que la pandemia interfirió significativamente con la recuperación de las pacientes con estos trastornos.
En el periodo de aislamiento, las pacientes con trastornos alimenticios afirmaron tener un aumento de atracones mientras que el grupo de control permaneció estable. Las pacientes con bulimia mostraron tendencias especialmente preocupantes. Muchas de las pacientes con bulimia que habían estado en remisión completa antes de la pandemia recayeron durante el encierro.
No obstante, pese a que los pacientes con anorexia les fue mejor que a aquellos con bulimia, varios pacientes con anorexia evidenciaron lo que se conoce como “diagnóstico cruzado”: desarrollaron síntomas durante el encierro que llevaron al diagnóstico de bulimia. Las mujeres con anorexia informaron un aumento en las conductas de ejercicio compensatorio durante la pandemia, un aumento que no se observó en el grupo de control.
Es preciso mencionar, que el atracón se desencadena por períodos de intensa angustia emocional. De acuerdo con esta idea, los investigadores encontraron que los pacientes que informaron altos niveles de temor sobre la seguridad de sus seres queridos debido a la pandemia eran especialmente propensos a mostrar aumentos en los atracones.