En el marco del Día Mundial del Cáncer de Próstata, que se conmemora cada 11 de junio, se enfatiza en que el cáncer de próstata es hoy uno de los mayores desafíos en salud masculina. A nivel global, según la Sociedad Americana de Cáncer, 1 de cada 8 hombres será diagnosticado con esta patología a lo largo de su vida. En América Latina se reportan más de 225.000 casos nuevos al año y más de 61.000 muertes asociadas. Colombia no es ajena a esta realidad: se registran más de 16.400 nuevos diagnósticos anuales, consolidándolo como el cáncer más común entre hombres y el tercero en mortalidad general por cáncer en el país.
Sin embargo, a pesar de la magnitud del problema, persisten obstáculos culturales, sociales y de desconocimiento que alejan a los hombres de una detección temprana. De hecho, el 60 % no consulta a tiempo, lo que compromete las posibilidades de un tratamiento efectivo.
Síntomas ignorados y consecuencias evitables
Entre los signos de advertencia más frecuentes se encuentran la dificultad para orinar, el flujo urinario débil o interrumpido, la necesidad de orinar frecuentemente (especialmente en la noche), sangre en la orina o el semen, dolor al eyacular, disfunción eréctil y molestias persistentes en áreas como la pelvis o la espalda. No obstante, muchos de estos síntomas suelen minimizarse o atribuirse a causas menores, lo que retrasa la consulta médica.
La Dra. Ana María Bravo, directora de Asuntos Médicos de Johnson & Johnson Innovative Medicine para Latinoamérica Norte, advierte
“en Colombia seguimos teniendo un número importante de casos diagnosticados en etapas avanzadas. Lo más preocupante es que, en muchos de ellos, hubo síntomas que fueron ignorados o pasados por alto. Si se acude oportunamente al especialista, es posible dar un manejo clínico más efectivo, incidiendo en la calidad de vida del paciente y su familia”.
El papel crítico del entorno familiar
Uno de los hallazgos más relevantes en la lucha contra esta enfermedad es la influencia del entorno cercano del paciente. Parejas, hijos, hijas o cuidadores suelen ser determinantes en la decisión de consultar a tiempo. Su rol no se limita a la contención emocional; también incluye la observación de señales tempranas, el acompañamiento durante el diagnóstico y tratamiento, y el impulso decisivo hacia la atención especializada.
“La labor del entorno es fundamental para incentivar el chequeo médico anual y lograr un diagnóstico oportuno. Son quienes identifican cambios, alientan la consulta y promueven una mejor comunicación con el médico”, enfatiza la Dra. Bravo.
Este acompañamiento cercano permite vencer una de las barreras más persistentes: el silencio alrededor de la salud masculina. El estigma, la desinformación y la renuencia a hablar de síntomas afectan de manera desproporcionada la detección oportuna del cáncer de próstata. Por ello, el involucramiento activo de familiares o cuidadores puede marcar la diferencia.
Romper mitos: el cáncer también es silencioso
Uno de los mayores peligros es pensar que “si no hay síntomas, no hay cáncer”. Esta creencia errónea ha impedido miles de diagnósticos precoces. El cáncer de próstata puede desarrollarse de manera silenciosa durante años, sin manifestaciones claras, lo que hace crucial la realización de controles médicos regulares a partir de los 50 años, o incluso antes si existen antecedentes familiares o factores de riesgo.
La baja consulta con especialistas sigue siendo alarmante. Solo el 40 % de los hombres mayores de 45 años visita al urólogo al menos una vez por año. Esta cifra revela una brecha crítica que compromete la efectividad del sistema de salud en la detección temprana de una enfermedad prevenible en su fase inicial.