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Cáncer de ovario: la importancia del diagnóstico temprano y su impacto en el tratamiento

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El cáncer de ovario es una enfermedad que despierta gran interés por su alta tasa de letalidad. A pesar de ser el tercer cáncer ginecológico más común en el mundo, la enfermedad se desarrolla de forma silenciosa y suele ser asintomática en sus primeras etapas. Esto hace que la mayoría de los casos sean diagnosticados en etapas avanzadas, lo que aumenta su mortalidad. Además, las causas de la enfermedad tienen relación con factores genéticos y hormonales, lo que dificulta su prevención.

En este artículo, conocerás más acerca de esta patología y los métodos de detección que se han propuesto para reducir la mortalidad.

¿Por qué es una enfermedad letal?

Inicialmente, la patología suele ser asintomática, y al menos 3 meses antes de ser diagnosticada, se presentan los primeros síntomas; algunos de ellos son: urinarios, dolor de espalda, fatiga, dolor/distensión abdominal.

De hecho, la mayoría de los casos que se presentan y se diagnostican ocurren después de la menopausia o en una etapa avanzada de la vida; siendo los 59 años la edad promedio de la afección, según el Instituto Nacional de Cancerología de Colombia. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en 2020, se diagnosticaron aproximadamente 313,959 casos nuevos de esta enfermedad oncológica en todo el mundo.

Por consiguiente, se han propuesto distintos métodos de detección. En primer lugar, para determinar si la persona y/o población padece la enfermedad o si está en riesgo de desarrollarla, como el ultrasonido transvaginal , el CA-125 (un tipo de marcador tumoral que mide la cantidad de esta proteína en la sangre) es recomendado para aquellas mujeres que tienen síndromes hereditarios y/o antecedentes familiares y las distintas técnicas de imagen que están en constante evaluación y evolución para reconocer de forma más rápida, precisa, específica y sensible la enfermedad.

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¿Cuáles son las principales causas del padecimiento y su incidencia?

El cáncer de ovario es una enfermedad que se produce cuando las células en los ovarios o cerca de ellos desarrollan cambios en su ADN. Aunque no está claro qué causa este tipo de cáncer, los médicos han identificado factores que pueden aumentar el riesgo de padecer la enfermedad.

Factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de padecerlo:

  • Edad avanzada.
  • Alteraciones genéticas hereditarias, como los genes BRCA1 y BRCA2, que también aumentan el riesgo de cáncer mamario.
  • Antecedentes familiares de cáncer de ovario.
  • Sobrepeso u obesidad.
  • Terapia de reemplazo hormonal postmenopáusica.
  • Endometriosis.
  • Edad en que comenzó la menstruación y edad en que terminó.
  • No haber estado embarazada nunca.

Tipos:

El tipo de célula en la que se origina la patología determina el tipo de cáncer que padece la paciente y ayuda al médico a determinar los mejores tratamientos.

  • Epitelial: Este tipo es el más frecuente. Incluye varios subtipos, como el carcinoma seroso y el carcinoma mucinoso.
  • Tumores estromales: Estos tumores poco frecuentes se suelen diagnosticar en un estadio más temprano que otros cánceres de ovario.
  • Tumores de células germinativas: Estos tipos de cáncer de ovario poco frecuentes tienden a producirse a una edad más temprana.

La tasa de prevalencia suele ser más alta en países desarrollados. Sin embargo, en todo el mundo, el cáncer de ovario constituye un 4% de los diagnósticos de cáncer y el 5% de las muertes ocasionadas. Según cifras oficiales de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los tipos de cáncer diagnosticados con mayor frecuencia en las mujeres son: de mama (30,7%), pulmón (10,3%), colorrectal (9,6%) y cuerpo uterino (6,4%).

Según la proyección del Observatorio Global de Cáncer (GCO), en 2020 se esperaba que el número de mujeres diagnosticadas en todo el mundo aumentara aproximadamente un 42% para 2040, a 445,721.

¿Cómo puedo detectar posibles síntomas del cáncer de ovario? 

Para monitorear su salud y detectar posibles indicios, es importante que las mujeres estén al tanto de aspectos que pueden indicar la presencia de esta enfermedad. Algunos de ellos son: inflamación abdominal, dolor pélvico, cambios en los hábitos intestinales, pérdida de apetito y sensación de saciedad rápida al comer.

Además, las mujeres deben someterse a exámenes ginecológicos regulares, incluyendo un examen pélvico. Estos exámenes pueden ayudar a detectar cualquier anormalidad temprana y permitir un tratamiento más efectivo.

También es importante que las mujeres estén al tanto de su historia familiar y hablen con su médico sobre cualquier antecedente de cáncer de ovario u otros cánceres ginecológicos en su familia. Las mujeres que tienen antecedentes familiares o que portan las mutaciones genéticas BRCA1 o BRCA2 pueden tener un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad y deben hablar con su médico sobre las estrategias de detección y prevención apropiadas.

¿Qué tratamientos existen para combatir esta enfermedad? 

Los tratamientos tienen una secuencia que depende obviamente del diagnóstico temprano o tardío de la patología e incluye tratamientos locales con la cirugía y la radioterapia, seguida de tratamientos sistémicos que incluyen la quimioterapia, la terapia hormonal y la terapia dirigida.

La cirugía es el tratamiento principal para esta enfermedad. Según un estudio publicado en la revista Gynecologic Oncology, la tasa de supervivencia a cinco años para las mujeres con cáncer de ovario en etapa temprana que se sometieron a cirugía fue del 92%. Sin embargo, la tasa de supervivencia disminuye a medida que el cáncer se propaga.

La quimioterapia también es un tratamiento común para el cáncer de ovario. Según un estudio publicado en la revista The Lancet Oncology, la quimioterapia después de la cirugía mejora significativamente la supervivencia en mujeres con cáncer de ovario en etapa avanzada. El estudio encontró que la tasa de supervivencia a cinco años para las mujeres que recibieron quimioterapia después de la cirugía fue del 46%, en comparación con el 29% para las mujeres que no recibieron quimioterapia después de la cirugía.

La radioterapia es un tratamiento menos común para esta patología oncológica. Según un estudio publicado en la revista Cáncer, la radioterapia se utiliza principalmente para tratarlo en etapa avanzada. El estudio encontró que la tasa de supervivencia a cinco años para las mujeres que recibieron radioterapia fue del 19%, en comparación con el 30% para las mujeres que no recibieron radioterapia. La selección del tratamiento adecuado depende de varios factores, incluido el estadio y la salud general de la paciente.

Existen efectos adversos de algunos de estos medicamentos avanzados que podrían incluir náuseas, vómito, diarrea, cansancio, pérdida del apetito, cambios en el gusto, recuentos bajos de glóbulos rojos (anemia), dolor abdominal y dolor muscular y de articulaciones. En raras ocasiones, algunos pacientes tratados con estos medicamentos han desarrollado algún tipo de cáncer en la sangre, como síndrome mielodisplásico o leucemia mieloide aguda.

¿Qué resultados ha tenido la investigación y los avances recientes de diagnóstico y tratamiento?

La investigación es fundamental para mejorar la comprensión de la enfermedad y desarrollar nuevas estrategias de diagnóstico y tratamiento.

En los últimos años, ha habido importantes avances en el diagnóstico y tratamiento. Uno de los más significativos ha sido el desarrollo de pruebas genéticas para identificar mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, que aumentan significativamente el riesgo de desarrollar distintos tipos de cáncer.

Como bien lo ha confirmado el portal cancer.gov el BRCA1 (cáncer de seno 1) y el BRCA2 (cáncer de seno 2) son genes que producen proteínas que reparan daños en el ácido desoxirribonucleico (ADN). Cada persona hereda dos copias de cada uno de estos genes: una de la madre y una del padre. El BRCA1 y el BRCA2 a veces se conocen como genes supresores de tumores porque cuando tienen cambios específicos, llamados variantes (o mutaciones) dañinas (o patógenas), es posible que aparezca.

Es posible heredar una variante dañina en BRCA1 o en BRCA2 de la madre o del padre. Los hijos de una persona portadora de cualquiera de las mutaciones en uno de estos genes tienen una probabilidad del 50 % de heredar la mutación. Las mutaciones hereditarias (llamadas variantes o mutaciones de la línea germinal) están presentes en todas las células del cuerpo desde el nacimiento. 

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