El sector salud en Colombia se encuentra enfrentando una crisis sin precedentes debido al profundo desfase entre los recursos que el Estado destina a las Empresas Promotoras de Salud (EPS) para cubrir servicios y medicamentos no previstos en el Plan de Beneficios en Salud (PBS) y los costos reales de estos servicios. A esta situación se ha sumado la incertidumbre que han generado las intervenciones de la Superintendencia Nacional de Salud a varias EPS, dejando al sistema de salud en una encrucijada, así como la reforma a la salud fallida que presentó el gobierno Nacional.
Bajo este panorama, Sectorial.com señaló en su informe ‘Actualidad y Perspectivas sector salud’ que, desde el inicio de la pandemia de COVID-19 en marzo de 2020, Colombia ha enfrentado una serie de desafíos económicos que han impactado gravemente la estabilidad financiera del sector salud.
Por ejemplo, la contracción de las finanzas públicas, junto con el aumento de la deuda externa, han llevado a una situación crítica donde la capacidad de pago y la solvencia del sistema están en riesgo. Las calificaciones crediticias de Colombia han experimentado fluctuaciones, pasando de una perspectiva estable a negativa, lo que refleja la creciente incertidumbre económica.
El endeudamiento externo y sus implicaciones
La deuda externa de Colombia ha crecido significativamente, alcanzando los 196.280 millones de dólares en marzo de 2024. Este incremento no solo encarece el servicio de la deuda, sino que también limita la capacidad del gobierno para asignar recursos adicionales al sector salud. Las restricciones crediticias también han afectado a diversos sectores económicos, incluyendo a importadores, constructores, mineros y el sector agropecuario, lo que contribuye a una economía más vulnerable y dependiente del crédito externo.
Hueco financiero en el sector salud
Respecto al análisis de los recursos No UPC (Unidad de Pago por Capitación), Sectorial revela un desequilibrio significativo. En 2023, los giros de recursos realizados por la ADRES a las EPS (Empresas Promotoras de Salud) mostraron un déficit de 1,5 billones de pesos, con costos reportados por las EPS que exceden los recursos girados y en el 2022 se observa que los costos No UPC reportados por las EPS exceden en $1,9 billones a los giros.
Respecto a la siniestralidad, en 2023 la relación entre costos e ingresos en el aseguramiento arrojó una siniestralidad de 104,9% y al analizar la siniestralidad combinada con los gastos, esta subió al 109,5% para todo el sistema.
Entre tanto, “el hueco en el financiamiento del sistema de salud colombiano ascendió a $15,9 billones y está explicado por la falta de pago de deudas del Acuerdo de Punto Final y la insuficiencia histórica de los recursos para cubrir los costos y gastos del sistema (UPC y No UPC), en 2024 esta cifra se reduciría a $13,9 billones por el pago Presupuestos Máximos de vigencias anteriores”.
El sistema de salud colombiano necesitará $99,6 billones en 2024
De acuerdo con este análisis, en 2024, se proyecta que el sistema de salud colombiano requerirá $99,6 billones para operar adecuadamente. Para alcanzar esta cifra, los recursos de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) deberían incrementarse en un 21%, mientras que los recursos para servicios y medicamentos no cubiertos por el Plan de Beneficios en Salud (PBS) necesitarían un aumento del 10,4% en comparación con 2023. Bajo las condiciones actuales, el sistema de salud enfrenta un déficit de financiamiento de $9,5 billones para 2024 y si no se corrigen los déficits históricos, esto resultará en un déficit acumulado de $23,4 billones, equivalente al 1,5% del PIB proyectado para ese año.
En cuanto a las dinámicas del desfinanciamiento del sistema, al cierre de 2023, las EPS quedaron con recursos líquidos por $ 7.6 billones (reservas líquidas) que usarán para cubrir parte del faltante de caja del 2024. De no corregirse este problema, el sistema se quedará sin recursos en septiembre de 2024”. señaló el informe.
Un futuro alarmante para el sistema de salud colombiano
La crisis financiera que enfrenta el sistema de salud colombiano tiene implicaciones profundas y alarmantes. La reducción de la capacidad de atención debido al cierre de prestadores de baja y media complejidad significa que grandes segmentos de la población, especialmente en áreas rurales y zonas desfavorecidas, quedarán sin acceso a servicios médicos esenciales. La sobrecarga en las Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) restantes no solo incrementará los tiempos de espera y disminuirá la calidad de la atención, sino que también aumentará el riesgo de errores médicos y complicaciones adicionales, como infecciones nosocomiales y mortalidad hospitalaria.
Además, la concentración del mercado en manos de pocas instituciones puede reducir la competencia y potencialmente elevar los costos de los servicios. La disminución en la oferta de servicios obligará a los pacientes a recorrer mayores distancias para recibir atención, incrementando los costos asociados y disuadiendo a algunos de buscar atención hasta que sus condiciones se agraven. Esta falta de atención oportuna puede transformar enfermedades manejables en etapas tempranas en condiciones crónicas y de alto costo, afectando no solo la salud de los pacientes, sino también aumentando los costos generales del sistema de salud.
Para Sectorial, si no se toman medidas urgentes y efectivas, el sistema de salud colombiano está en camino hacia un deterioro significativo, que no solo impactará negativamente a los prestadores de servicios y a los pacientes, sino que también sobrecargará aún más un sistema ya en crisis. La falta de continuidad en la atención para pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión podría resultar en un deterioro de la salud general de la población, con consecuencias económicas y sociales devastadoras para el país.
Descargue aquí el informe de Sectorial:
