El pH vaginal elevado en el momento del diagnóstico de la neoplasia intraepitelial cervical 2 puede ser un marcador útil de la persistencia/progresión de la NIC 2, así como de la tasa de persistencia o progresión en las mujeres seropositivas. Así lo sugiere una investigación que fue publicada en mayo de este año. Dado que los datos anteriores han mostrado una alta incidencia de progresión de la NIC 2 entre las mujeres con VIH, los investigadores evaluaron el papel del tipo de virus del papiloma humano (VPH), la respuesta inmunitaria local y los marcadores del microbioma cervicovaginal en el riesgo de persistencia/progresión de la NIC 2.
El estudio en mención fue realizado por la Universidad de Georgetown en EE.UU. y los hallazgos se presentaron en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas. De acuerdo con el grupo de investigadores, los datos para el análisis fueron tomados del Estudio interinstitucional sobre el VIH en mujeres (WIHS, en inglés), una cohorte longitudinal de observación de mujeres con y sin VIH para determinar los factores que pueden influir en la historia natural de la NIC 2; lesión producida por ciertos tipos del virus del papiloma humano que puede convertirse en cáncer si no se trata a tiempo.
Los expertos notaron que en el WIHS no se ofrece un tratamiento específico a las mujeres seropositivas. Las visitas de seguimiento se programan cada 6 meses y la información clínica se obtiene mediante encuestas, exámenes físicos y ginecológicos, y, muestras biológicas. Dentro de los métodos utilizados para recopilar los datos sanitarios, se utilizaron cuatro muestras de lavado lavado cervicovaginal (CVL) en inglés para llevar a cabo el análisis referido en este artículo. Las muestras se clasificaron así: la primera muestra seleccionada entre 6 y 12 meses antes del diagnóstico de NIC 2, la segunda en el momento del diagnóstico de NIC 2, la tercera entre el diagnóstico de NIC 2 y el resultado, y la cuarta en la visita del resultado.
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¿Cómo podría ser el pH vaginal un biomarcador?
Los investigadores realizaron la tipificación del VPH y las pruebas de mediadores inmunitarios múltiples en cada muestra de CVL. También se extrajeron los resultados de laboratorio de las pruebas centrales del WIHS, incluido el recuento de células T CD4+ en plasma y la carga viral del VIH, así como el pH vaginal y la puntuación de Nugent.
Los resultados del estudio incluyeron la persistencia/progresión y la regresión, definidas como un diagnóstico posterior de NIC 2 o NIC 3 y un diagnóstico posterior de NIC 1 o normal, respectivamente. Se utilizaron modelos de regresión logística para determinar la regresión de NIC 2 frente a la persistencia/regresión. Se obtuvieron 337 muestras y se incluyeron 94 mujeres en el análisis. Los principales factores demográficos y de comportamiento fueron similares en el momento del diagnóstico de la NIC 2.
Como indican los investigadores, la mayoría de participantes eran afroamericanas (53,2%) y estaban en tratamiento antirretroviral (66,0%). Los tipos de alto riesgo más prevalentes fueron el VPH-58 (18,4%) y el VPH-16 (17,5%). De igual manera, los hallazgos revelan que la vaginosis bacteriana y el pH vaginal en diagnósticos de NIC 2 se asociaron con una mayor probabilidad de persistencia/regresión de la lesión uterina.
Además de lo anterior, el pH vaginal superior a 4,5 en estos diagnósticos también se relacionó con el tiempo no ajustado hasta la persistencia/regresión de la NIC 2 y con con una mayor tasa de persistencia/regresión de esta lesión. Por otra parte, entre las participantes que no recibieron tratamiento para esta lesión, , el pH vaginal siguió estando asociado a una mayor probabilidad de persistencia/regresión. Los niveles de mediadores inmunitarios cervicovaginales no se asociaron con la persistencia/regresión de la NIC 2.
“El hallazgo más llamativo de este trabajo fue que el pH vaginal se asoció con una mayor probabilidad, un tiempo más rápido y un mayor riesgo de persistencia/progresión de la NIC 2. Postulamos que este efecto está mediado por el microbioma cervical, pero se necesita más trabajo para establecer el mecanismo exacto”, afirmó la Dra. Kate Michel, PhD, MPH, especialista que presentó el estudio.
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