La ONUSIDA adoptó a través de un consenso una nueva Estrategia Mundial sobre el Sida 2021-2026 con el fin de que todas las naciones adopten el objetivo de acabar con la enfermedad como amenaza para la salud pública para 2030. El nuevo programa fue adoptado por la Junta Coordinadora del Programa -JCP- de ONUSIDA durante una sesión especial, encabezada por el Ministro de salud de Namibia.
La nueva estrategia busca poner fin a las desigualdades que impiden el progreso para acabar con el VIH/SIDA y establece nuevos objetivos y políticas que se adoptarán antes del 2025 para impulsar el compromiso de acabar con la enfermedad. Así mismo, esta nueva estrategia recibió aportaciones de más de 10.000 partes interesadas de 160 países, adicionales a los aportes de los 11 copatrocinadores de la ONUSIDA.
Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, informó que este año se cumplen 40 años desde que se registraron los primeros casos de sida y 25 años desde la creación de ONUSIDA, por lo que este es el momento preciso para acabar con la enfermedad.
“Al igual que el VIH antes, la COVID-19 ha demostrado que la desigualdad mata. La COVID-19 ha ampliado las desigualdades existentes que bloquean el progreso para acabar con el sida. Por eso estoy orgullosa de que nuestra nueva estrategia sitúe la lucha contra las desigualdades en su centro. Debemos aprovechar este momento para garantizar la igualdad sanitaria para todos con el fin de vencer la COVID-19 y acabar con el sida” explicó Byanyima.
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Prioridades de la estrategia contra el SIDA
Esta vez, el plan se centra en las personas y se enfoca en unir a todos los países y comunidades para dar una respuesta al VIH, y de esta forma establecer acciones prioritarias para transformar la salud en pro de las personas que viven con la enfermedad. Con ese fin se establecieron 3 prioridades estratégicas:
- Maximizar el acceso equitativo e igualitario a los servicios integrales de VIH centrados en las personas
- Derribar las barreras legales y sociales para lograr resultados en materia de VIH
- Dotar de recursos y sostener plenamente las respuestas al VIH e integrarlas en los sistemas de salud, protección social y entornos humanitarios.
Al respecto del comunicado de la ONUSIDA, o Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud, afirmó que la OMS se complace en respaldar la estrategia mundial contra el sida para los próximos cinco años, con su ambiciosa visión para acabar con las desigualdades de género y hacer realidad los derechos humanos, incluido el derecho a la salud, haciendo un llamamiento a todos los socios y partes interesadas en la respuesta al VIH en todos los países para transformar las normas de género desiguales y acabar con el estigma y la discriminación.
“Para que esta estrategia se realice plenamente, la OMS seguirá apoyando a todos los países para que fortalezcan los sistemas de salud, y especialmente la atención primaria, en el camino hacia la cobertura sanitaria universal” añadió el Dr. Tedros.
De lograr los objetivos de la estrategia, el número de personas contagiadas con VIH para el 2025 sería de 370.000 lo que significa una reducción en casos del 78.2% teniendo en cuenta que en 2019 se reportaron más de 1.7 millones de infecciones nuevas por VIH. Otro ambicioso objetivo de la estrategia es reducir la cifra de muertes por SIDA a 250.000 para el 2025, ya que en 2019 se reportaron aproximadamente 690.000 fallecimientos. Así mismo, para el caso de los niños se espera que el número de infecciones disminuya en al menos 85%, es decir que pase de 150.000 (2019) a solo 22.000 en 2025.
Cabe mencionar, que para lograr estos objetivos se requerirá que las inversiones anuales en materia de VIH en los países de ingreso bajo y medio aumenten hasta alcanzar un máximo de $29.000 millones de dólares en 2025.
Las necesidades totales de recursos para los países de ingreso bajo y mediano bajo se sitúan en torno a los $13.700 millones de dólares. Los recursos de los donantes son necesarios principalmente para los países de ingreso bajo y mediano bajo, mientras que, en los países de ingreso mediano alto, que representan el 53% de las inversiones necesarias, los recursos nacionales son la fuente de financiación predominante.
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