La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una nueva advertencia sobre la perturbación generalizada en los servicios de salud a nivel global, tras detectar que el 70% de sus oficinas en los países están reportando afectaciones directas relacionadas con la suspensión o reducción de la Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) en salud.
Según el último balance rápido realizado en marzo y abril de 2025, el efecto inmediato de estos recortes se traduce en una alteración funcional de los sistemas de salud, similar en magnitud a lo observado durante los momentos más críticos de la pandemia por COVID-19.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, expresó su preocupación con claridad:
“Estos resultados dibujan un panorama preocupante sobre los efectos de los recortes repentinos e imprevistos de la ayuda en la salud de millones de personas”, aunque también destacó que esta situación está empujando a algunos países hacia una autosuficiencia más sostenible, centrada en el fortalecimiento de los recursos nacionales.
Servicios esenciales en riesgo: vigilancia, respuesta a emergencias y atención primaria
El informe identifica múltiples funciones críticas de los sistemas de salud que ya presentan signos de desestabilización:
- Preparación y respuesta ante emergencias sanitarias (70%)
- Vigilancia de la salud pública (66%)
- Prestación de servicios clínicos (58%)
- Asistencia humanitaria (56%)
- Personal de salud y asistencial (54%)
Además, se reportan altos niveles de perturbación en la detección y control de enfermedades transmisibles como el paludismo, VIH, tuberculosis e infecciones de transmisión sexual, así como en servicios de salud maternoinfantil y planificación familiar.
Consecuencias concretas: medicamentos, recursos humanos y sistemas de información
Uno de los hallazgos más alarmantes es que un tercio de los países encuestados reportan escasez crítica de medicamentos y productos de salud esenciales. Esta situación pone en riesgo el tratamiento oportuno de condiciones agudas y crónicas, particularmente en poblaciones con acceso limitado a alternativas privadas.
De igual forma, más del 50% de los países informaron despidos de personal de salud y disrupciones en los procesos de formación profesional, lo que compromete tanto la capacidad de respuesta actual como la sostenibilidad del recurso humano a futuro.
El impacto también se extiende al sistema de información en salud:
- Más del 40% de los países experimentaron interrupciones en los sistemas colaborativos de vigilancia
- Se reportaron fallas en la recolección de datos, sistemas de notificación de enfermedades, gestión sanitaria e incluso en encuestas de hogares y población.
Estas disrupciones afectan directamente la toma de decisiones basada en evidencia, la planificación programática y la respuesta ante brotes y emergencias.
El riesgo del aumento de pagos directos y la profundización de la inequidad
Un hallazgo adicional del balance es el incremento en el gasto de bolsillo por parte de la población, como consecuencia de la caída en la financiación externa. Al menos el 24% de las oficinas nacionales de la OMS identificaron esta tendencia.
Esto implica que las personas más pobres y vulnerables serán las más afectadas, al ver restringido su acceso a servicios esenciales. La consecuencia a mediano plazo podría ser un retroceso en los logros alcanzados en cobertura universal de salud, particularmente en países de ingresos bajos y medianos.
Necesidades urgentes y acciones requeridas
De las 108 oficinas nacionales de la OMS encuestadas, 81 expresaron la necesidad de apoyo técnico y financiero urgente. Las áreas prioritarias incluyen:
- Movilización de recursos innovadores
- Fortalecimiento de la gobernanza en salud
- Apoyo a sistemas de vigilancia, logística y talento humano
- Protección de programas clave en salud sexual, reproductiva e infantil
La OMS ha anunciado que monitoreará continuamente la evolución de esta situación y trabajará junto a donantes, agencias multilaterales y gobiernos nacionales para elaborar planes de respuesta adaptativos que mitiguen las afectaciones y permitan transiciones sostenibles hacia esquemas más autónomos de financiamiento en salud.