En el marco del Día de Concientización sobre la Epilepsia, una enfermedad cerebral crónica no transmisible que afecta a personas de todas las edades en todo el mundo es importante destacar que alrededor de 50 millones la padecen, lo que la convierte en uno de los trastornos neurológicos más comunes. A pesar de su alta prevalencia, la enfermedad sigue siendo subtratada, especialmente en países de ingresos bajos y medianos, donde aproximadamente el 80% de los pacientes residen.
En Colombia la prevalencia de la epilepsia es de aproximadamente 11.3 pacientes por cada 1000 habitantes, siendo la zona occidental del país la más afectada con 23 casos por cada 1000 personas. Se estima que alrededor de 450,000 colombianos la padecen, lo que representa un desafío significativo en términos de salud pública en el país. Durante el 2021 0,4% de la población fue atendida en los servicios de salud por diagnóstico principal de esta patología.
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 70% de las personas con epilepsia podrían vivir sin convulsiones si se les diagnosticara y se les tratara adecuadamente. Desafortunadamente, esta cifra no se cumple debido a varias barreras, como la falta de acceso a atención médica y medicamentos. Como resultado, el riesgo de muerte prematura en personas con epilepsia es hasta tres veces mayor que en la población general.
La falta de tratamiento adecuado también tiene un impacto significativo en la calidad de vida, en muchos casos, las personas afectadas sufren estigmatización y discriminación debido a los mitos y malentendidos que rodean a la enfermedad. Estos estigmas dificultan aún más la búsqueda de tratamiento y apoyo, lo que perpetúa el ciclo de falta de atención y cuidado.
Síntomas y causas de la epilepsia
La epilepsia se caracteriza por convulsiones recurrentes, que pueden variar en duración e intensidad. Estas convulsiones son causadas por descargas eléctricas excesivas en el cerebro y pueden manifestarse como movimientos involuntarios en una parte del cuerpo o en todo el cuerpo, acompañados en ocasiones de pérdida de conciencia y control de funciones corporales.
Aunque una sola convulsión no implica necesariamente epilepsia, la enfermedad se define por la presencia de dos o más convulsiones no provocadas. Se cree que las causas de la epilepsia son diversas y pueden incluir lesiones cerebrales prenatales o perinatales, malformaciones congénitas, traumatismos craneoencefálicos graves, accidentes cerebrovasculares, infecciones cerebrales y trastornos genéticos, entre otros.
Las personas que la padecen suelen tener problemas físicos como fracturas, hematomas relacionados con las convulsiones, y tasas altas de trastornos psicosociales, como ansiedad y depresión. También, la tasa de mortalidad prematura es tres veces mayor que la de la población en general, principalmente en países de más bajos ingresos.
Tratamiento de la epilepsia en el mundo
El tratamiento de la epilepsia se centra en controlar las convulsiones y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Aproximadamente el 70% de las personas con epilepsia pueden vivir sin convulsiones con el uso adecuado de medicamentos anticonvulsivantes. Sin embargo, en los países de ingresos bajos, aproximadamente tres cuartas partes de las personas no reciben el tratamiento que necesitan, creando una brecha terapéutica significativa.
Además, es posible acceder a un diagnóstico y tratamiento de la epilepsia en el nivel de Atención Primaria en Salud sin necesidad de medios ni tecnologías muy sofisticadas. Incluso la cirugía puede ser de mucho beneficio a aquellos que no responden adecuadamente a los tratamientos farmacológicos.
La prevención también juega un papel crucial en el manejo de la epilepsia. Se estima que el 25% de los casos de epilepsia son potencialmente prevenibles. La prevención de traumatismos craneales, una atención perinatal adecuada y el control de factores de riesgo cardiovascular pueden reducir la incidencia de la enfermedad.
Esta enfermedad representa el 0,5% de la carga global de morbilidad, que combina los años de vida perdidos debido a muertes prematuras y años vividos con mala salud. Además de sus implicaciones en la salud, la epilepsia tiene un impacto económico significativo en términos de necesidades de atención médica, muertes prematuras y pérdida de productividad laboral.
La estigmatización y discriminación asociadas son a menudo más difíciles de superar que las propias convulsiones. Las personas sus familias pueden enfrentar prejuicios arraigados. Mitos como la incurabilidad, la contagiosidad o la creencia de que es el resultado de un comportamiento moralmente reprochable, pueden llevar al aislamiento y desalentar la búsqueda de tratamiento.
Plan de Acción Mundial Intersectorial: OMS
Para abordar estos desafíos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado un Plan de Acción Mundial Intersectorial sobre la Epilepsia y Otros Trastornos Neurológicos para el período 2022-2031. Este plan reconoce la importancia de soluciones preventivas, farmacológicas y psicosociales en el manejo de la epilepsia y busca fortalecer los servicios de salud y el apoyo a nivel mundial, regional y nacional.
