El Instituto de Salud para el Bienestar –Insabi, inició su plan piloto para empezar a operar sus propios centros de mezclas de oncológicos. Con este anuncio el Gobierno estaría en capacidad de competir con Safe de Grupo Pisa, la cual se autodenomina “el Centro de Mezclas #1 en México”. El Insabi estará apoyado en el Instituto Nacional de Cancerología -Incan, con la idea de luego emanciparse de este y operar solo varios de centros de mezclas en todo el país.
Recordemos, que un centro de mezclas se entiende como un establecimiento autorizado para la preparación y dispensación de mezclas estériles: nutricionales y medicamentosas. Estas centrales juegan un papel fundamental en México, pues son el paso previo a la entrega de tratamientos que reciben los pacientes con cáncer.
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Sin embargo, entre el gremio de oncólogos de México no hay una mirada positiva de este plan piloto, pues consideran que es difícil que cualquier centro de mezclas funcione de manera óptima con la actual escasez de medicamentos que no permite brindar una amplía cobertura. Según el diario El Economista de México, el Insabi habría llegado hace meses al Incan para capacitarse en la operación del centro de mezclas y habría ejecutado varias inversiones en instalaciones.
¿Cómo funcionará el plan piloto para centros de mezclas?
En principio el piloto consiste en que desde la central de mezclas del Incan están atendiendo las necesidades de oncológicos de ocho hospitales, algunos de la red de institutos de alta especialidad (CCINSHAE): el Hospital de Ixtapaluca, el Hospital General, el de la Mujer, el Juárez de México, el Infantil de México, el Instituto Nacional de Pediatría (INP), el de Enfermedades Respiratorias (INER) y el Hospital Gea González.
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El modelo opera en la plataforma informática Amates de la Secretaría de Salud, y son operadores logísticos (OL) los que, bajo horarios específicos, llevan y traen los insumos y las mezclas elaboradas entre Incan y dichos hospitales. Los OL asumen el costo en caso de cualquier riesgo en el traslado o falla en la trazabilidad del producto.
A final de año deberían haberse terminado de instalar una serie de campanas de flujo laminar donde se realizan las mezclas en diferentes estados del país. El IMSS colaborará con la instalación de algunas de ellas.
Sin embargo, el reto final es que el Insabi opere con eficiencia estos centros y logre verdaderos ahorros, lo que parece complejo debido al desabasto especialmente de oncológicos. Es preciso decir, que no es posible preparar dosis únicas con fármacos incompletos, sin mencionar el peligro que representa sustituir las sustancias.
El encanto único de un centro de mezclas radica en que por medio de este es posible optimizar el uso de medicamentos aprovechando al 100% cada envase. Sin embargo, según datos del Incan no está quedando merma en cada envase porque el mecanismo de farmacia del instituto ya no funciona como antes.
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Mientras tanto Safe está en la capacidad de generar amplias eficiencias y aprovechar lo más posible las mermas para cubrir a más personas, pero este funcionamiento óptimo también se debe a que manejan altos volúmenes de medicamento y de pacientes. Adicionalmente, la empresa ha disminuido en tamaño y pasó de operar 19 centrales de mezclas a solo 10, pero esto se debe también a un enfoque especifico en parentales nutricionales y al enfoque único en el sector privado.
Sin embargo, en estados más pequeños con menos población oncológica no hay garantías de acceso.
“El problema del Insabi es que busca generar economías de escala en base a la territorialidad del país, cuando las eficiencias sólo se logran con un esquema de distribución basado en alto consumo” destaca Maribel Ramírez especialista en el sistema de salud mexicano.