19,7% de las muertes evitables entre 1979 y 2021 fueron causadas por fallos del sistema

19,7% de las muertes evitables entre 1979 y 2021 fueron causadas por deficiencias del sistema
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Un informe reciente del Instituto Nacional (INS) reveló que la mitad (50%) de todas las defunciones registradas en Colombia entre 1979 y 2021 podrían haberse evitado mediante la implementación de políticas públicas efectivas. De hecho, el 39% de estas muertes prevenibles podrían haberse eludido con una atención sanitaria oportuna y de calidad, señalando así deficiencias en el sistema sanitario del país.

Al analizar detalladamente este dato, los especialistas determinaron que, por cada fallecimiento imputable al sistema de salud, se registran 1.6 defunciones adicionales atribuibles a otras medidas de políticas públicas. Asimismo, el 20% de la mortalidad prevenible mediante políticas públicas está relacionada con casos de violencia y suicidio, seguidos de cerca por las enfermedades cardiovasculares, que constituyen la principal causa de morbilidad y mortalidad en Colombia, así como en otros países del mundo.

Dicho en otras palabras: durante el periodo de referencia, Colombia reportó un total de 7’993.591 muertes. De estas, 4’132.013, el 50,7% del total, correspondió a causas clasificadas como evitables. Y si bien ha tenido fluctuaciones, se ha observado un descenso sostenido desde 2020, tendencia que modificó la pandemia por covid-19. “Las muertes evitables por políticas públicas, al inicio del periodo, llegó al 64,7%, mientras que para 2019 fue de 40,3%”, cabe mencionar que en posteriores análisis, la OCDE integró al covid-19 en la lista de criterios de muertes evitables.

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Los años 2020 y 2021 incluyen como evitables todas las muertes por COVID-19 en menores de 75 años. Fuente: análisis equipo de trabajo ONS, a partir de información DANE.

Según la información recopilada y analizada, la mayor proporción de fallecimientos prevenibles se atribuyó a los grupos de enfermedades no transmisibles (38.8%) y lesiones de causa externa (29.8%). Entre estas últimas, destacan las muertes causadas por lesiones autoinfligidas (suicidio) y violencia interpersonal, representando el 19.9% del total (820,627 muertes).

Las enfermedades cardiovasculares contribuyeron con el 18.4% (760,532 muertes), mientras que las neoplasias representaron el 8.5% (349,445 muertes). En los años 2020 y 2021, la proporción de fallecimientos atribuibles a la COVID-19 desplazó a los eventos no transmisibles y las lesiones de causa externa dentro del grupo de muertes evitables.

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¿Y las muertes evitables por falencias del sistema de salud? Estos fueron los hallazgos:

Con respecto a las muertes evitables, pero atribuibles a fallos del sistema de salud se encontró que: “las mayores proporciones de muertes evitables correspondieron a: enfermedad isquémica cardiaca (31,5%), desórdenes neonatales (13,4%, 211.715), enfermedad cerebrovascular (12,8%), enfermedades diarreicas (4,5%, 70.232), cáncer de seno (3,9%), cáncer de colon y recto (3,5%), cáncer de cuello uterino 3,2%,
enfermedad renal crónica (3,4%, 53.438), tuberculosis (2,9%, 46.298) y enfermedades digestivas (2,9%,
45.644)”.

A nivel general, el INS indica que por cada muerte evitable atribuible al sistema de salud hay 1,6 muertes adicionales atribuibles a otras políticas públicas. Asimismo, al revisar en detalles las áreas del país más afectadas por esta situación (evaluadas en tres periodos distintos: 1985-89, 2015-19 y 2020-21) se identificó el siguiente fenómeno:

Los municipios con las tasas más elevadas de mortalidad temprana (ME), ajustadas por edad y sexo, atribuible al sistema de salud, en comparación con la tasa promedio nacional entre 1985 y 2021, son La Virginia (Risaralda) y Tarazá (Antioquia) durante los dos primeros períodos. En el segundo y tercer periodo, se destacan municipios como Aguada y Barrancabermeja (Santander), Puerto Santander (Norte de Santander), Mutatá (Antioquia), Granada (Meta), Girardot (Cundinamarca), Acevedo (Huila), Espinal (Tolima), Barranquilla (Atlántico), Suan y Campo de la Cruz (Atlántico) con valores más elevados.

Cabe anotar que, en los dos años pandémicos, los diez municipios con las tasas de ME más altas, incluyendo casos de COVID-19, son Puerto Santander (Norte de Santander), Leticia (Amazonas), Aguada y Barrancabermeja (Santander), Mutatá (Antioquia), Maicao (La Guajira), (Santander), Yavaraté (Vaupés), Campo de la Cruz (Atlántico), Arenal (Bolívar) y Florencia (Caquetá).

Además, para el último periodo revisado (2018-2021) se observa un aumento en las muertes evitables por el sistema de salud asociadas a las consecuencias directas o indirectas de la pandemia. “El exceso de
mortalidad durante la pandemia se relaciona con la capacidad de respuesta de los sistemas de salud ante una emergencia: su estructura, las debilidades históricas de las que son objeto, las desigualdades estructurales, así como su capacidad de adaptación”
, se lee en el documento publicado por el INS.

Recomendaciones específicas entregadas por el INS para reducir las muertes evitables por fallos en el sistema:

Pese a que el informe entrega una serie de recomendaciones generales, también las delimita para cada una de las áreas evaluadas. Para el caso de las ME por fallos en el sistema de salud, las sugerencias fueron:

  • Las autoridades sanitarias nacionales y locales deben implementar sistemas de monitoreo de la mortalidad evitable, lo cual es relevante para hacer el seguimiento del impacto de las políticas de salud pública y la calidad de la atención sanitaria en la salud de la población e identificar posibles áreas de mejora.
  • La comisión intersectorial en salud pública debe incorporar en su agenda de trabajo el seguimiento de la dimensión de evitabilidad de los desenlaces mortales en sus análisis de desigualdades y búsqueda del logro de la equidad sanitaria.
  • Se debe mejorar el acceso y la calidad a los servicios de salud con enfoque preventivos y de promoción de la salud, cuyos efectos se verán en el mediano plazo, pero garantizando la atención curativa y paliativa de las patologías en curso de aparición o ya instauradas o diagnosticadas.
  • Dentro de los análisis de situación en salud (ASIS) que se realizan periódicamente por parte de las entidades territoriales, es necesario incorporar indicadores de ME atribuible a los servicios de salud que permita tener un seguimiento del impacto de las intervenciones implementadas como es atención médica.

“El objetivo final con estos análisis es monitorear cómo está funcionando el sistema de salud en particular. Si funciona bien debiese haber muy poca mortalidad atribuible al sistema de salud, con un ideal de no tener ninguna muerte evitable por el sistema de salud. Aunque ningún sistema de salud o política pública en el mundo llega a ese impacto, muchas veces debido a limitaciones en su implementación, medir y hacer seguimiento a estos indicadores de mortalidad evitable, es clave para reducirla y evaluar el impacto tanto de sistemas de salud, como, en un nivel general, de la política pública y una manera de hacer veeduría a los recursos públicos que financian esas intervenciones“, expresó el director del ONS.

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