En el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, diferentes organizaciones en el mundo hacen un llamado a la sensibilización social sobre el trastorno del espectro autista (TEA). Se estima que aproximadamente el 1% de la población mundial padece este trastorno, lo que equivale a una persona de cada 100.
El TEA es una condición de origen desconocido que afecta el desarrollo del cerebro y se caracteriza por dificultades en la interacción social y la incorporación a la vida comunitaria. Desde los primeros meses de vida, se pueden identificar rasgos atípicos en el desarrollo infantil, neuronal y cerebral, que difieren del desarrollo típico de la mayoría de los bebés.
Aunque se comparte grupo con otros trastornos como el de déficit de atención, los trastornos del aprendizaje y los trastornos del desarrollo intelectual, es importante destacar que no es una enfermedad en sentido estricto. No se puede diagnosticar a través de estudios de imagen o laboratorio, sino que el diagnóstico se realiza mediante entrevistas clínicas a pacientes, familiares, cuidadores y profesores, recopilando información de diferentes contextos.
Síntomas de las personas con autismo
Las personas con TEA suelen presentar alteraciones en la comunicación socioemocional y el lenguaje, así como patrones de comportamiento restringidos y repetitivos. También pueden experimentar hipersensibilidad o hiposensibilidad a los estímulos sensoriales, lo que puede afectar su capacidad de adaptación a diferentes entornos.
Es fundamental detectar el TEA en etapas tempranas, ya que el diagnóstico precoz permite iniciar el tratamiento adecuado y desarrollar las habilidades necesarias para una mejor inserción social. El tratamiento se basa en terapias que abarcan el lenguaje, la comunicación, la estimulación sensorial, el desarrollo socioemocional y la rehabilitación motora. Aunque no existen medicamentos que aceleren el desarrollo cerebral, en algunos casos se pueden utilizar fármacos para tratar comorbilidades o situaciones graves de conducta.
Es importante destacar que las personas con TEA pueden tener o no discapacidad intelectual, y que cada caso requiere un enfoque terapéutico individualizado. Además, se han identificado algunos factores de riesgo, como la edad avanzada de los padres al momento de concebir o el consumo de tabaco durante el embarazo, aunque no existe una causa específica conocida.
Esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus asociados reconocen la importancia de fortalecer la capacidad de los países para garantizar una salud y bienestar óptimos para todas las personas con autismo.
Estos esfuerzos se enfocan en:
- Aumentar el compromiso de los gobiernos para tomar medidas que mejoren la calidad de vida de las personas con autismo.
- Proporcionar orientación sobre políticas y planes de acción que aborden el autismo dentro del marco más amplio de la salud, la salud mental, la salud cerebral y las discapacidades.
- Fortalecer la capacidad del personal de salud para brindar atención adecuada y efectiva a las personas con autismo, y promover estándares óptimos para su salud y bienestar.
- Fomentar entornos inclusivos y favorables para las personas con autismo y otras discapacidades del desarrollo, y brindar apoyo a sus cuidadores.
El Plan de Acción Integral de Salud Mental 2013-2030 de la OMS y la resolución WHA73.10 de la Asamblea Mundial de la Salud sobre “Medidas mundiales contra la epilepsia y otros trastornos neurológicos” hacen un llamado a los países para abordar las deficiencias significativas en la detección temprana, atención, tratamiento y rehabilitación de trastornos mentales y alteraciones del desarrollo neurológico, incluido el autismo. También instan a los países a abordar las necesidades sociales, económicas, educativas e inclusivas de las personas con trastornos mentales y otros trastornos neurológicos, así como las necesidades de sus familias, y mejorar la vigilancia y la investigación relacionadas.
