En medio de una crisis generalizada del sector salud en Colombia, la reforma recientemente aprobada en segundo debate por la plenaria de la Cámara de Representantes continúa generando incertidumbre y polémica, principalmente debido a la falta de consenso político y la creciente preocupación por el financiamiento del sistema. Desde los expertos has ACEMI advierten que el sector enfrenta una situación insostenible que podría afectar severamente la atención a miles de pacientes en todo el país.
La discusión en torno a la reforma de la salud ha estado marcada por un intenso debate político que no ha permitido establecer consensos claros entre los diferentes actores involucrados. La Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (ACEMI), gremio que representa a las principales EPS del país no intervenidas por el Gobierno, asegura que la discusión actual está desviada hacia intereses políticos más que enfocada en resolver los graves problemas estructurales y financieros del sector salud.
Ana María Vesga, presidenta de ACEMI, expresó su profunda preocupación frente a la situación actual: “Este es un paciente en cuidados intensivos, un sistema que está siendo controlado mayoritariamente por las intervenciones del Gobierno, y que muestra muchos síntomas de gravedad”. Según Vesga, en lugar de avanzar en soluciones, el debate político está profundizando la crisis, afectando directamente la calidad de atención que reciben los pacientes críticos.
Incertidumbre en el financiamiento del sistema
El principal foco de la preocupación actual es el financiamiento del sistema. Según la reforma, la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES) asumiría múltiples funciones como pagador, auditor, contratante, evaluador y financiador. Sin embargo, expertos del sector cuestionan la capacidad real de esta entidad para desempeñar eficazmente todas estas funciones, advirtiendo sobre un posible desborde presupuestal.
Además, ACEMI alerta que no existe claridad sobre los roles y responsabilidades específicas que asumirán los diferentes agentes del sistema bajo el nuevo esquema propuesto. Esta falta de definición podría traducirse en problemas operativos que afecten directamente la calidad y continuidad de la atención médica, generando incertidumbre en torno a quién es responsable por el paciente, quién lo agencia y quién coordina su atención integral.
Aunque la reforma lograra avanzar en el Senado y obtener la aprobación final prevista para junio, el mismo texto establece un período de transición de varios meses antes de su implementación total. Para expertos como Vesga, este tiempo prolongado sin decisiones concretas podría ser devastador para el sector, ya que el sistema actual no puede soportar más tiempo sin soluciones urgentes.
La situación actual refleja una profunda crisis, con clínicas y hospitales advirtiendo sobre cierres de servicios, incremento sustancial en las quejas de pacientes y usuarios, y graves retrasos en tratamientos esenciales para enfermedades de alto costo.
ACEMI hace un llamado a soluciones inmediatas
ACEMI enfatiza la necesidad urgente de que el Gobierno adopte medidas claras y efectivas para asegurar el financiamiento adecuado del sistema de salud, tal como lo ha ordenado la Corte Constitucional mediante el Auto 007 de 2025. Este mandato judicial exige una revisión integral y un ajuste en la Unidad de Pago por Capitación (UPC) para garantizar la suficiencia financiera del sistema, algo que aún no se ha concretado.
Además, desde ACEMI se pide que cualquier reforma estructural se lleve adelante con la participación activa y abierta de todos los actores del sistema de salud colombiano, incluyendo asociaciones de pacientes, prestadores de servicios, expertos técnicos y gremios del sector.
“El foco fundamental hoy no debería ser solo la reforma, sino asegurar que los pacientes críticos reciban atención inmediata y continua, evitando que el sistema colapse bajo el peso de discusiones políticas estériles. Hay que atender esta emergencia con acciones reales y urgentes”, recalcó Vesga.
El futuro inmediato del sistema de salud colombiano sigue siendo incierto, en medio de un panorama político polarizado y sin un consenso claro sobre cómo resolver los graves problemas financieros y operativos que afectan directamente la calidad de vida de miles de colombianos. Mientras tanto, pacientes y profesionales del sector continúan esperando soluciones concretas que permitan estabilizar y mejorar el acceso y la calidad de los servicios médicos en el país.