Una alta proporción de las dislipidemias aterogénicas corresponde a trastornos genéticos, como la hipercolesterolemia familiar homocigota y heterocigota, la hiperlipidemia familiar combinada, la hipertrigliceridemia familiar y las hipoalfalipoproteinemias genéticas, una proporción también alta de entre el 40% y el 50%.
Corresponde trastornos secundarios que generalmente son prevenibles o modificables, como la obesidad, la resistencia a la insulina, el hipotiroidismo, la diabetes mellitus, el sedentarismo, el tabaquismo y algunos medicamentos, como los utilizados para el tratamiento de la infección por VIH.
La prevención, el diagnóstico temprano de las dislipidemias y su tratamiento adecuado son fundamentales para prevenir y controlar las enfermedades cardiovasculares, así como para lograr la mejor eficiencia en los procesos diagnósticos y terapéuticos, por la enorme carga que significan para el sistema de salud.
Las enfermedades isquémicas del corazón ocuparon en Colombia el primer puesto en mortalidad en hombres de 45 a 64 años, con el 16,9% de los casos. En las mujeres, las enfermedades isquémicas del corazón también ocuparon el primer lugar (12,9% de las muertes, con tasa de 48,4/100 000), y las enfermedades cerebrovasculares, el segundo lugar (9,1% de las muertes, con una tasa de 34,2/100 000).