Ante la profundización de la crisis del sistema de salud en Colombia, un amplio colectivo de ciudadanos, profesionales, pacientes, universidades, sociedades científicas y organizaciones sociales lanzó oficialmente el movimiento independiente “Todos por la Salud”, que exige medidas urgentes y estructurales para evitar el colapso del sistema y garantizar el derecho fundamental a la salud.
Conformado por actores diversos del sistema y sin filiación política, el movimiento se presenta como un llamado colectivo a la acción inmediata, basado en el reconocimiento de una crisis humanitaria tangible: pacientes sin tratamiento, servicios cerrados, profesionales despedidos, desabastecimiento de medicamentos y familias endeudadas para acceder a la atención. Solo en 2024, más de 1,7 millones de quejas fueron registradas por usuarios del sistema, mientras que el gasto de bolsillo de los hogares aumentó un 11,5% entre 2022 y 2024.
Una crisis que cobra vidas
“Todos por la Salud” sostiene que la emergencia ya no puede ser considerada solo un problema sectorial. Se trata de una crisis humanitaria, donde las demoras, la desfinanciación y la fragmentación institucional están costando vidas y deteriorando uno de los derechos constitucionales más importantes: el acceso a la salud.
Según el manifiesto del movimiento, esta situación requiere más que declaraciones públicas o discusiones partidistas: demanda voluntad política, diálogo social y decisiones inmediatas. “No basta con observar ni opinar desde la distancia. Se requiere acción decidida, articulación y compromiso colectivo”.
Un decálogo para enfrentar la emergencia
Frente a este escenario, el movimiento “Todos por la Salud” plantea un decálogo de exigencias urgentes como hoja de ruta para superar la emergencia y reconstruir el sistema sobre bases más justas, humanas y sostenibles:
- Reconocimiento inmediato de la crisis: Se exige un pronunciamiento oficial que admita la gravedad de la situación y active mecanismos extraordinarios de respuesta.
- Acceso inmediato a citas médicas: La población no puede seguir enfrentando listas de espera interminables que comprometen su salud y calidad de vida.
- Aumento urgente de camas hospitalarias: La saturación de urgencias y hospitalización ha llegado a niveles críticos; se demanda habilitar infraestructura suficiente para atender con dignidad.
- Suministro garantizado de medicamentos, tecnologías y servicios: La falta de insumos vitales pone en riesgo la vida de miles de pacientes.
- Protección del talento humano en salud: Se pide frenar despidos y garantizar condiciones laborales dignas para quienes sostienen la atención en clínicas, hospitales y centros de salud.
- Diálogo y participación real: El movimiento exige ser escuchado. Propone mesas multisectoriales con capacidad real de decisión, no solo de deliberación simbólica.
- Cumplimiento de órdenes judiciales: Muchas de las fallas actuales responden al incumplimiento de sentencias que ordenan tratamientos, pagos y servicios.
- Financiamiento adecuado y sostenible: Se exige aumentar la Unidad de Pago por Capitación (UPC) de inmediato y garantizar una financiación estable que permita operar sin glosas ni deudas.
- Prohibición de cierres de servicios sanitarios: Cada cierre deja a una población desprotegida. Se exige mantener y fortalecer la oferta disponible.
- Enfoque integral y transversal: No basta con parches técnicos. Se requiere un rediseño estructural que incorpore todas las dimensiones del sistema.
Un llamado ciudadano
El movimiento invita a la ciudadanía a sumarse activamente a la causa a través de una campaña nacional bajo el lema “Por un sistema de salud que todos merecemos”, con recolección de firmas en la plataforma Change.org y participación activa en redes sociales.
Los organizadores destacan que el movimiento es apartidista y se basa en principios de solidaridad, justicia y corresponsabilidad. “Todos somos usuarios del sistema de salud y todos somos vulnerables cuando este falla. Este no es solo un llamado. Es una causa”, afirman en su manifiesto.
Una respuesta frente a la inacción institucional
El lanzamiento del movimiento se produce en un momento de alta tensión entre el gobierno nacional, los entes territoriales, los gremios de la salud y el Congreso de la República por el futuro de la reforma estructural al sistema. La creciente desconfianza institucional y la parálisis normativa han llevado a que ciudadanos y organizaciones impulsen alternativas sociales como esta, ante la percepción de que los mecanismos institucionales han sido insuficientes para atender la emergencia.
A pesar de los distintos enfoques sobre cómo resolver la crisis, “Todos por la Salud” insiste en que hay un punto de partida común: la vida y la dignidad de los pacientes no pueden seguir dependiendo del vaivén político ni de los intereses particulares.
¿Qué sigue?
El movimiento busca ahora consolidarse como un actor legítimo dentro del debate nacional, promoviendo espacios de diálogo con el Congreso, el Ministerio de Salud, la Superintendencia Nacional de Salud, las EPS y los gremios médicos y hospitalarios. Su apuesta es clara: una salida estructural, dialogada y centrada en el derecho a la salud.
Además, se espera que en los próximos días se lancen foros ciudadanos, mesas de trabajo regionales y alianzas con medios de comunicación y universidades para amplificar el mensaje y recoger propuestas desde los territorios.