El embarazo adolescente sigue siendo una de las principales causas de muerte en niñas de 15 a 19 años en todo el mundo. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 21 millones de adolescentes se embarazan anualmente en países de ingresos bajos y medios, de los cuales cerca del 50% no son deseados. Además de sus implicaciones para la salud materna y neonatal, este fenómeno perpetúa ciclos de pobreza, limita las oportunidades educativas y laborales de las niñas, y las expone a riesgos sociales y psicológicos.
La nueva directriz de la OMS, publicada en abril de 2025, representa una actualización sustancial del documento de 2011. El objetivo: promover entornos que permitan a las adolescentes tomar decisiones informadas sobre su salud sexual y reproductiva, acceder a servicios sin barreras y romper con las estructuras que perpetúan el matrimonio infantil y la desigualdad de género.
Principales recomendaciones: educación, salud y derechos humanos
La OMS propone una estrategia multisectorial basada en evidencias que incluye:
- Eliminar el matrimonio infantil mediante leyes que prohíban los enlaces antes de los 18 años, en consonancia con los principios de derechos humanos.
- Extender la escolarización secundaria y ofrecer incentivos como becas para garantizar su culminación, particularmente entre niñas en riesgo.
- Mejorar el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva centrados en adolescentes, eliminando requisitos como el consentimiento parental y reduciendo el estigma asociado.
- Ampliar la educación sexual integral en niños y niñas para que comprendan conceptos clave como el consentimiento, la prevención del embarazo y las opciones anticonceptivas.
- Garantizar atención respetuosa, de calidad y libre de discriminación para adolescentes embarazadas, durante el embarazo, parto y posparto.
La Dra. Pascale Allotey, directora del Departamento de Salud Sexual y Reproductiva de la OMS, enfatizó que “abordar el embarazo adolescente implica crear condiciones en las que las niñas puedan prosperar: permanecer en la escuela, estar protegidas de la violencia, y acceder a servicios de salud que defiendan sus derechos”.
Factores estructurales y desigualdad de género: causas y consecuencias
Las causas del embarazo precoz son diversas y complejas. Incluyen la pobreza, la falta de oportunidades, la desinformación, las normas culturales restrictivas y el acceso limitado a servicios de salud. La correlación con el matrimonio infantil es contundente: en los países de ingresos bajos y medios, 9 de cada 10 partos en adolescentes ocurren en niñas que contrajeron matrimonio antes de los 18 años.
En este contexto, la OMS recomienda trabajar con comunidades para transformar las normas sociales y culturales, incluyendo la participación activa de padres, docentes, líderes religiosos y organizaciones de base. También hace un llamado a que los sistemas de salud eliminen barreras legales, administrativas y de actitud que impiden a los adolescentes acceder a anticoncepción segura y servicios informados.
Impacto sanitario y necesidad de acción urgente
Los embarazos adolescentes están asociados a mayor riesgo de mortalidad materna, infecciones, partos prematuros y abortos inseguros. El acceso limitado a una atención de calidad durante el embarazo y el parto contribuye a agravar esta situación.
El informe destaca que, si bien ha habido avances globales, persisten grandes disparidades. En algunos países, 1 de cada 10 adolescentes entre 15 y 19 años da a luz cada año. No abordar esta problemática con enfoque de derechos y equidad pone en riesgo los objetivos de salud pública y desarrollo sostenible.
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