La reciente revelación de los precios negociados por Medicare, el plan de salud del gobierno de Estados Unidos que cubre a más de 67 millones de personas ha puesto de manifiesto una realidad que, aunque conocida, sigue siendo alarmante: los estadounidenses siguen pagando significativamente más por los medicamentos que los ciudadanos de otros países de altos ingresos. Según una revisión de Reuters, los precios negociados bajo la Ley de Reducción de la Inflación de la Administración Biden, que pretendían reducir los costos de medicamentos, aún son en promedio el doble de lo que pagan países como Australia, Japón, Canadá y Suecia.
Medicare y los precios negociados
Medicare reveló recientemente los precios máximos para los primeros diez medicamentos de alto costo negociados bajo esta nueva legislación, marcando la primera vez que se transparentan los precios reales de los medicamentos en Estados Unidos. Este movimiento se traducirá en ahorros estimados de 6.000 millones de dólares en 2026, el primer año en que los precios negociados entrarán en vigor.
Sin embargo, estos ahorros parecen menos significativos cuando se comparan con los precios que otros países han negociado para los mismos medicamentos. Por ejemplo, un suministro de 30 días de nueve de los diez medicamentos negociados costará a Medicare 17.581 dólares en 2026, mientras que el mismo suministro tiene un costo actual de 6.725 dólares en Suecia. Este es un claro indicio de que, aunque la negociación ha generado ahorros, Estados Unidos sigue siendo el país que más paga por sus medicamentos.
¿Por qué Estados Unidos paga más?
La disposición de Estados Unidos a pagar más por los medicamentos ha sido un tema de debate durante años. Stacie Dusetzina, profesora de política sanitaria en la Universidad Vanderbilt, señala que Estados Unidos ha asumido el rol de “cliente preferido,” lo que significa que las farmacéuticas lanzan primero sus medicamentos en el país, lo que otorga a los estadounidenses un acceso más rápido a las innovaciones médicas. Un ejemplo reciente es la temprana disponibilidad de las vacunas contra la COVID-19 en Estados Unidos.
Esta situación también tiene un impacto directo en los precios globales. Richard Frank, director del Centro de Políticas de Salud del Brookings Institution, argumenta que la disposición de Estados Unidos a pagar más permite a las farmacéuticas cubrir sus costos hundidos, lo que les facilita vender a precios más bajos en otros países sin incurrir en pérdidas.
Comparaciones internacionales
El caso de Enbrel, un medicamento utilizado para tratar la artritis reumatoide, es emblemático de las discrepancias de precios entre Estados Unidos y otros países. Aprobado en 1998, Enbrel aún no tiene competidores biosimilares en el mercado estadounidense debido a las extensiones de patentes que protegen el medicamento hasta 2029. En contraste, en Suecia, donde ya existen biosimilares, el costo de un suministro de 30 días es de 709 dólares, mientras que el precio recién negociado por Medicare es de 2.355 dólares.
Estos precios elevados en Estados Unidos son aún más preocupantes cuando se considera que muchos otros países de altos ingresos imponen restricciones más estrictas a las recetas y negocian precios centralizados con los fabricantes, algo que Estados Unidos no ha hecho hasta ahora con Medicare debido a restricciones legales anteriores.
El Futuro de la negociación de precios en Estados Unidos
La negociación de precios por parte de Medicare es un paso importante hacia la reducción de los costos de los medicamentos en Estados Unidos, pero aún queda un largo camino por recorrer. Aunque se espera que más medicamentos sean objeto de negociación en los próximos años, lo que podría llevar a ahorros adicionales, los precios acordados hasta ahora indican que Estados Unidos seguirá pagando más que otros países.
Mariana Socal, científica asociada de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, señala que, en otros países, los precios de los medicamentos tienden a disminuir con el tiempo, pero en Estados Unidos, los precios suelen aumentar anualmente. Esta tendencia sugiere que, a menos que se realicen cambios significativos en las políticas de precios, los costos seguirán siendo un problema importante para el sistema de salud estadounidense.
El análisis de la Brookings Institution muestra que los medicamentos sin competencia en el mercado estadounidense, como Enbrel, Eliquis y Stelara, son los que más se benefician de las negociaciones de Medicare, representando más de la mitad de los ahorros proyectados. Sin embargo, incluso para estos, otros países han logrado negociar precios mucho más bajos.