Científicos de la Universidad de Valladolid y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha creado una técnica que permite identificar las características del tejido lesionado tras sufrir un infarto de miocardio. El estudio se ha realizado en colaboración con científicos y clínicos del Hospital Clínico San Carlos, el Hospital Universitario la Paz, la Fundación Jiménez Díaz, el Hospital Rúber Juan Bravo Quironsalud, la Universidad Politécnica de Madrid, el Centro de Supercomputación de Barcelona, Philips Healthcare Iberia, el CIBERCV y el CIBERBBN en España.
Esta innovadora técnica facilita a los especialistas realizar el mapeo transmural tridimensional (a través de la pared ventricular) del tejido cicatricial en el músculo infartado. Gracias a la cartografía obtenida con esta técnica, se puede conocer con precisión las áreas del tejido dañado a causa del infarto y proporciona una medida precisa del tamaño del infarto en relación con el grosor de la pared miocárdica, un parámetro conocido como transmuralidad.
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De acuerdo con una publicación realizada en Scientific Reports, la ventaja que ofrece este método de visualización es que es totalmente compatible con las resonancias magnéticas, pero reduciendo considerablemente el tiempo necesario para obtener las imágenes. El método, según se explica en el artículo científico fue desarrollado gracias a la colaboración técnica, experimental y clínica. En relación con el procesamiento de imágenes, éstos se fundamentan en técnicas desarrolladas por el Laboratorio de Procesamiento de Imágenes de la Universidad de Valladolid.
El nuevo método es especialmente prometedor porque utiliza secuencias convencionales de RMC con gadolinio retardado en 2D y sólo requiere un número limitado de cortes. Esta tecnología está disponible en todos los centros que realizan estudios de RMC. Para el caso del nuevo método, no se requieren estudios en 3D para visualizar las imágenes de los pacientes de manera multidimensional.
“El primero de estos avances es un método de interpolación de imágenes que preserva la morfología. Esto permite generar imágenes 3D de alta resolución con un alto nivel de precisión a partir de las imágenes obtenidas con procedimientos convencionales de resonancia magnética”, señalan los autores en el artículo científico. Además de ello, se utiliza una fórmula matemática para caracterizar el tejido fibroso formado en la pared del miocardio tras un infarto. Esta herramienta proporciona una medida de la morfología completa en 3D de la cicatriz en relación con el grosor del miocardio, como se mencionó anteriormente.
Así se evaluó esta técnica en 3D para evaluar las consecuencias de un infarto
La técnica de visualización en 3D fue puesta a prueba en un estudio experimental y clínico con 15 pacientes ingresados en el hospital con episodios de taquicardia ventricular espontánea y cicatriz ventricular subyacente relacionada con el infarto y 10 modelos animales con infarto de miocardio.
Los resultados de este estudio muestran que una baja transmuralidad de la cicatriz en la RMC (por debajo del 10% del grosor de la pared ventricular para las secuencias 3D o del 20% para las secuencias 2D) se asocia con la presentación clínica de taquicardias que afectan al tejido ventricular infartado, conocidas como taquicardias ventriculares. “La evaluación tridimensional de la cicatriz transmural en modelos ventriculares reconstruidos a partir de secuencias de RTG muestreadas en 3D o adquiridas en 3D puede proporcionar una caracterización relevante de la cicatriz para la presentación clínica y los resultados de la ablación a largo plazo en pacientes con episodios de taquicardia ventricular espontáneos relacionados con el infarto”, destacan en su conclusión.
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