Aneurismas intracraneales podrían tratarse con fármacos: estudio

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En Japón, un grupo de investigadores del Centro RIKEN de Ciencias Cerebrales (CBS, siglas en inglés) descubrieron un grupo de mutaciones que provocan aneurismas intracraneales, vasos sanguíneos ubicados en el cerebro que se debilitan y pueden estallar sin previo aviso. Todas las mutaciones parecen actuar sobre la misma vía de señalización biológica, y los investigadores informan del primer tratamiento farmacéutico en un modelo de ratón, que funciona bloqueando esta señal.

Según las estadísticas de los científicos, alrededor de un 5% de la población padece aneurismas intracraneales no rotos en los vasos sanguíneos de la superficie del cerebro. Sin embargo, en la mayoría de casos pasan desapercibidos hasta su rompimiento, el cual se detecta con hemorragias cerebrales, muchas veces mortales. De hecho, cuando estas anomalías son detectadas, la única opción de tratamiento disponible es la cirugía, procedimiento que conlleva sus propios riesgos adicionales.

Ante las escasas opciones de tratamiento, varios científicos se han enfocado en la búsqueda de alternativas terapéuticas, como el caso del estudio en mención. No obstante, para comprender la importancia de los hallazgos, se deben aclarar ciertos aspectos:

En concreto, existen dos tipos de aneurismas intracraneales: los aneurismas fusiformes intracraneales (IFA) y los aneurismas saculares intracraneales (ISA), manifestación típica en el 90% de los casos. Investigaciones anteriores han descrito mutaciones en las arterias IFA, pero el origen del tipo ISA, más frecuente, sigue sin estar claro.

Estos fueron los hallazgos del estudio, incluyendo un posible tratamiento para los aneurismas:

Para abordar esta cuestión, el equipo de RIKEN secuenció los exomas completos -todos los fragmentos de ADN que codifican proteínas- de las células que componían 65 arterias aneurismáticas y 24 arterias normales. Después, mediante secuenciación profunda, descubrieron que seis genes eran comunes en las IFA y las ISA y nunca aparecían en las arterias no aneurismáticas, mientras que otros 10 solo aparecían en las IFA o las ISA.

“El hallazgo inesperado de que más del 90% de los aneurismas presentaban mutaciones en un conjunto común de 16 genes indica que la mutación somática podría ser el principal desencadenante en la mayoría de los casos”, destacan los autores en el artículo publicado en Science Translational Medicine.

Otras pruebas demostraron que las mutaciones de los seis genes comunes a los IFA y los ISA desencadenaban la misma vía de señalización biológica NF-κB. El siguiente paso fue conocer mejor las mutaciones e intentar bloquear la señalización anómala. En primer lugar, demostraron que las mutaciones de uno de los seis genes, PDGDRB, podían rastrearse a lo largo de distintas capas dentro de muestras de aneurismas humanos; en segundo lugar, tras relacionar la mutación PDGDRB con una migración celular y una inflamación más rápidas en células cultivadas, descubrieron que estos efectos podían bloquearse con sunitinib, un fármaco que impide los cambios que permiten la señalización.

A continuación, crearon un modelo de ratón de aneurisma intracraneal utilizando un adenovirus para insertar el PDGFRB mutante en la arteria basilar de la base del cerebro. Al cabo de un mes, el diámetro de la arteria se había duplicado y se había debilitado mucho. Al igual que en las células cultivadas, el efecto del gen mutante se bloqueó cuando se administró sunitinib a los ratones; sus arterias basilares siguieron siendo de tamaño normal y fuertes.

“Establecer el primer modelo animal no quirúrgico de aneurisma intracraneal es en sí mismo un logro”, afirman los investigadores, “pero lo más importante es que suprimimos la expansión arterial con un fármaco, lo que indica que los aneurismas intracraneales pueden tratarse farmacológicamente”. NOoobstante, serán necesarias más investigaciones para demostrar que este tipo de tratamiento farmacológico es eficaz en pacientes humanos.

Pero, quizá el obstáculo más difícil sea la detección temprana, dado que solo es posible mediante una angiografía por resonancia magnética o angiografía por tomografía computarizada durante los reconocimientos médicos. De lo contrario, estas anomalías son indetectables.

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