En el corazón de la humanidad, existe (¿) un lazo indestructible que se mantiene firme a pesar de los tiempos turbulentos y los conflictos políticos y territoriales. Este lazo es la misión médica, una chispa de humanidad que brilla como un faro de esperanza en medio de la oscuridad de la guerra, y que ahora está bajo terrible amenaza.
Este período nuevamente oscuro por el que atraviesa una parte importante del mundo, me hizo trasladar casi 30 años atrás cuando ejercí como director de la Cruz Roja departamental del Cauca, y me embebí en esa poderosa doctrina de servicio desinteresado de tantos jóvenes voluntarios, damas grises y médicos alrededor del mundo, protegidos por el que debemos defender como un símbolo de nuestra deteriorada humanidad: la Cruz Roja (o la media luna roja según la parte del mundo donde se opere), y que luego se amplificó a la categoría de “misión médica” que identifica y debería proteger a los valerosos trabajadores de la salud que siguen en servicio en medio de los conflictos armados, tanto como escuda a los hospitales que abrigan la última esperanza para los que ya dejaron de ser combatientes y para los miles de afectados por los daños colaterales de esta falta de sensatez global, que se suman abatidos a la categoría de heridos, hombres y mujeres y niños vulnerables, con sufrimiento y dolor que merecen nuestro cuidado neutral y activo.
Un Llamado a la Humanidad desde Solferino
Corría el año 1859 cuando el campo de batalla de Solferino se tiñó de rojo con la sangre de miles de soldados caídos. Fue en este contexto brutal que el comerciante suizo Henry Dunant presenció la agonía y el sufrimiento de los heridos desatendidos en medio de la batalla. Inspirado por la compasión, Dunant llamó a la humanidad a respetar la misión médica, proponiendo el establecimiento de sociedades de la Cruz Roja para asistir a los heridos en tiempos de conflicto. Este fue el punto de partida de un movimiento que perdura hasta el día de hoy.
Cuatro mensajes fundamentales quiero heredar para esta columna, que nos dejó Henry Dunant:
- Imparcialidad y Neutralidad: Dunant abogó por la imparcialidad y la neutralidad de la atención médica en tiempos de conflicto. Su mensaje es que los profesionales de la salud y los hospitales deben tratar a todos los heridos y enfermos por igual, sin importar su afiliación política, nacionalidad o cualquier otro factor. Este principio sigue siendo fundamental en la misión médica moderna, donde la atención debe ser proporcionada de manera equitativa y sin discriminación.
- Protección de los Heridos: enfatizó la importancia de proteger a los heridos y enfermos en el campo de batalla. Instó a que se respetaran los hospitales y se permitiera a los médicos y personal de salud realizar su trabajo sin obstáculos. Este mensaje es fundamental en la Convención de Ginebra y otros tratados internacionales que buscan proteger a la misión médica en tiempos de guerra.
- Humanidad y Compasión: Henry Dunant resaltó la necesidad de mostrar humanidad y compasión hacia las personas heridas y sufrientes. Este mensaje sigue siendo esencial en la misión médica moderna, recordando a los profesionales de la salud su deber de brindar cuidado compasivo a aquellos que lo necesitan, sin importar las circunstancias.
- Acceso a la Atención Médica: finalmente abogó por garantizar que todas las personas heridas tengan acceso a la atención médica de calidad. En tiempos modernos, este mensaje se traduce en la importancia de garantizar que los hospitales y los servicios de salud estén disponibles y accesibles para todos, incluso en zonas de conflicto.
Respeto a la Misión Médica: Un Pilar de la Humanidad
En cada conflicto, independientemente de las fronteras y las lealtades políticas, los hospitales y los profesionales de la salud cumplen con una misión sagrada: cuidar de los heridos y enfermos. Respetar esta misión es un recordatorio de nuestra propia humanidad, un recordatorio de que, en el fondo, todos compartimos la misma vulnerabilidad. Los médicos, las enfermeras y los voluntarios que trabajan en zonas de conflicto son faros de esperanza en medio de la devastación, y su labor no debe verse comprometida.
Mensajeros de la Compasión y la Solidaridad
Históricamente, la misión médica ha sido un símbolo de compasión y solidaridad. Los médicos y el personal de salud se han enfrentado a peligros inimaginables para brindar atención médica imparcial a todas las personas afectadas por la violencia, sin importar su afiliación política o su nacionalidad. El respeto a la misión médica es un compromiso con la dignidad humana, y su importancia no puede subestimarse.
Debo aquí resaltar y agradecer a otras muchas organizaciones que recuerdo y otras que seguramente harán grandes y heroicos esfuerzos y pasan por debajo de nuestro radar de conocimiento y a veces de nuestro interés: Médicos Sin Fronteras, Save the Children, Amnistía Internacional (Aunque no proporciona atención médica directa, Amnistía Internacional trabaja para promover los derechos humanos y abogar por la protección de civiles en conflictos armados), CARE, Acción contra el Hambre, OMS, Mercy Corps, Handicap International, Première Urgence Internationale, Islamic Relief, Sociedad Médica Internacional (International Medical Corps) y World Vision.
La Franja de Gaza: Un Llamado a la Humanidad
Hoy, el conflicto en la Franja de Gaza es un recordatorio de la necesidad continua de respetar la misión médica. En medio de la violencia y la adversidad, los hospitales y el personal de salud en Gaza siguen trabajando incansablemente para brindar atención médica a quienes la necesitan desesperadamente. No importa cuán complejas sean las circunstancias, la humanidad debe prevalecer.
Detengámonos un minuto a reflexionar sobre cuan corajudo debe ser ese grupo de profesionales, auxiliares y técnicos sanitarios que en este momento y bajo la amenaza latente sobre su seguridad y su vida, siguen dando lo mejor de sí, en esa pequeña franja que desde hace más de 14 días es el otro ombligo doloroso del mundo, que exhibe por igual lo más elevado y maravilloso que tenemos los seres humanos, como lo mas rastrero y vil que podemos llegar a ser.
El Camino correcto: proteger la misión médica
La historia de la misión médica, desde Solferino hasta los conflictos actuales, nos recuerda que la humanidad es más fuerte que cualquier conflicto político o territorial. El respeto a la misión médica no es una cuestión de política, sino un acto de humanidad. En un mundo que a veces parece dividido, el cuidado de los heridos y enfermos une a las personas en un propósito común: la compasión y la solidaridad.
La misión médica es un faro de esperanza en medio de la oscuridad de la guerra. Sigamos apoyando a quienes arriesgan sus vidas para brindar atención médica en situaciones difíciles, y recordemos siempre que la humanidad, el respeto y la compasión son los verdaderos pilares de la misión médica.
Somos poseedores de un nexo vital que no solo define nuestra profesión como cuidadores de la salud, sino que también exalta el extraordinario valor de aquellos que ejercen en los corazones mismos de los conflictos armados. A medida que enfrentamos adversidades y horrores inimaginables, la misión médica se yergue como testamento a la resiliencia de la humanidad, y nos reta, como profesionales de la salud, a continuar ejerciendo nuestro deber inquebrantable en pro de la vida y el bienestar de aquellos que más lo necesitan.
Defendamos la misión médica.