“La memoria es la primera pesadilla y el olvido la última orfandad” – Federico Diaz Granados
Hay libros que nos tocan el alma con la delicadeza de una pluma y la fuerza de un huracán. Sí, con ambos. “Grietas de luz” (Fondo de Cultura Económica, 2024), del poeta colombiano Federico Díaz-Granados, es uno de ellos. En sus páginas, el autor nos lleva por varias estaciones en un viaje conmovedor a través de los recuerdos, la enfermedad y la pérdida, con la figura de la abuela como faro y protagonista.
Díaz-Granados, con una de esas sensibilidades exquisitas que poco abundan, nos introduce en el universo de dos abuelas que, afectadas por el Alzheimer, se enfrentan al deterioro de la memoria y la identidad. A través de sus ojos, vemos el mundo fragmentarse, los recuerdos desdibujarse como acuarelas bajo la lluvia, y la realidad convertirse en un laberinto de sombras y luces. Recordar, para ellas es regresar. Y despertar, es otra vez morir sin reconocer esas voces y esos rostros que siempre las acompañaron.
El libro se divide en dos partes: “Un largo adiós” y “La última orfandad”. Como fueron dos sus abuelas: Margot y Lucy. El Alzheimer, en ellas, se manifiesta como un lento crepúsculo, un desvanecimiento gradual que las va alejando de la realidad, pero sin borrar del todo la esencia de su ser, pero al mismo tiempo la enfermedad se presenta como un terremoto que sacude sus mundos, fragmentando su identidad y llevándolas a un estado de confusión y desasosiego. Y a su familia también.
El poema XX de la segunda parte, ese que uno siempre trata de encontrar porque le da el nombre al poemario, es absolutamente sobrecogedor. Transcribo su primera estrofa:
- “No camines sobre la grieta
- No te acerques a la hondura que es mi vida
- Ahora que se han ido los recuerdos
- Y estoy lleno de vacíos y de culpas …”
A través de la mirada del poeta, somos testigos del proceso de deterioro que sufren las abuelas, pero también de la resistencia, la lucha por aferrarse a la vida y al amor. Díaz-Granados no se limita a describir los síntomas de la enfermedad, sino que explora las emociones, los miedos y las angustias que la acompañan, tanto en las abuelas como en quienes las rodean. El libro es un homenaje a la memoria, pero también una reflexión sobre la fragilidad de la vida, la cercanía de la muerte y la importancia de valorar y saborear cada instante de la vida.
El tono poético del libro crea esa atmósfera de nostalgia y melancolía que lo envuelve. Díaz-Granados utiliza un lenguaje sencillo pero cargado de simbolismo, creando imágenes que se graban en la memoria del lector y que hacen fácil su lectura. Federico no es un poeta enrevesado, sino delicioso de leer. La naturaleza, con sus ciclos de vida y muerte, se convierte en un espejo de la experiencia humana. Las flores que se marchitan, las hojas que caen, el sol que se oculta, son metáforas del paso del tiempo y la inevitable decadencia.
“Grietas de luz” no es solo un libro sobre la enfermedad y la pérdida, sino también una celebración de la vida y el amor. En medio del dolor y la confusión, el autor encuentra destellos de luz, momentos de gracia y belleza que iluminan la oscuridad. La música, la poesía, el recuerdo de momentos felices se convierten en grietas por las que se filtra la luz, recordándonos que incluso en la adversidad, la vida sigue latiendo.
Para Federico, como nos lo dijo en el lanzamiento de su libro en Bogotá, la escritura de “Grietas de luz” fue un proceso catártico, una forma de enfrentar el dolor y la impotencia ante la enfermedad de sus abuelas. El libro surgió de la necesidad de preservar su memoria, de rescatar del olvido los fragmentos de sus vidas, sus historias, sus voces.
El autor se sumergió en los recuerdos de su infancia, en casas que habitaron y que en los recuerdos de sus abuelas se fueron desmoronando, las fotografías, las cartas, los objetos que guardaban la esencia de sus abuelas, para reconstruir sus vidas y darles voz en el poema. Fue un proceso lento y doloroso, pero también liberador, que le permitió honrar su memoria y transformar el dolor en arte.
Federico Díaz-Granados: una vida dedicada a la poesía:
Nacido en Bogotá en 1974, Federico Díaz-Granados es uno de los poetas más destacados de su generación. Su obra, marcada por la sensibilidad y la búsqueda de la belleza, ha sido reconocida con importantes premios, como el Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura de Colombia. Además de poeta, Díaz-Granados es traductor, ensayista y gestor cultural. Ha publicado varios libros de poesía, entre ellos “Hospedaje de paso”, “La casa que tiembla”, “El animal que duerme en cada uno” y “Almuerzo en el cráter”. Su poesía se caracteriza por la exploración de temas como el amor, la muerte, la memoria y la naturaleza, con un lenguaje que combina la precisión y la musicalidad.
“Grietas de luz” es uno de sus libros más bellamente escritos. Es un canto a la memoria en los laberintos del olvido, un homenaje a las abuelas y a todas aquellas personas no que luchan contra el Alzheimer sino que lo tienen de compañero, al igual que sus familias. Un libro que nos recuerda la importancia de valorar cada instante, de aferrarnos a la luz en medio de la oscuridad, y de mantener viva la memoria de quienes amamos.
Para leerlo dos veces, así como hice yo.