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Reporte anual de la OMS sobre el paludismo destaca la creciente amenaza del cambio climático

Un nuevo informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el panorama del paludismo en el 2023, cuestiona el vínculo entre el cambio climático y esta enfermedad.

El informe destaca que la incidencia de casos de malaria disminuyó de 81 por 1000 habitantes en riesgo en el año 2000 a 57 en 2019. Tras un pequeño aumento del 3% en 2020, las tasas de incidencia se han mantenido estables en los últimos 3 años. En 2022, la incidencia de casos de malaria fue de 58 por 1000 habitantes en riesgo”.

Según cifras de la OMS, se calcula que en 2022 se produjeron 249 millones de casos de paludismo en todo el mundo, detectados en 85 países, es decir, 16 millones por encima del nivel previo a la pandemia que contó con un registro de 233 millones registrados en 2019.

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Paludismo a nivel global: ¿Cuál es el panorama?

De acuerdo con el informe, 29 países representaron el 95% de los casos de paludismo en todo el mundo. Dentro de este grupo, cuatro países corresponden a casi la mitad de todos los casos reportados: Nigeria (27%), la República Democrática del Congo (12%), Uganda (5%) y Mozambique (4%). El continente africano “con un estimado de 233 millones de casos en 2022, representó alrededor del 94% de los casos a nivel mundial”.

En Asia sudoriental, se identificó una reducción del 76% en los casos de malaria, pasando de 23 millones en 2000 a cerca de 5 millones en 2022. En cuanto a la incidencia, la OMS indicó que se redujo en un 83% “pasando de unos 18 casos por 1000 habitantes en riesgo en el año 2000 a cerca de tres casos por 1000 habitantes en riesgo en 2022”. En esta región, India es el país con el 66% de todos los casos.

Ahora bien, en los 11 países que tienen una mayor carga de paludismo, las tasas de nuevas infecciones y muertes se han estabilizado tras la pandemia. De acuerdo con los cálculos disponibles, dichos países padecieron 167 millones de casos de paludismo y 426.000 muertes en 2022.

Por su parte, la doctora Matshidiso Moeti, directora regional de la OMS para África, indica que “la variabilidad climática supone un riesgo importante, pero también debemos hacer frente a problemas como las limitaciones de acceso a la atención de salud, los conflictos y emergencias en curso, los efectos persistentes de la COVID-19 en la prestación de servicios, las deficiencias de financiación y la aplicación desigual de nuestras intervenciones básicas contra el paludismo”.

La OMS también enfatiza en la reducción de las muertes asociadas al paludismo. Según el documento en mención, “disminuyeron en 2022 a un estimado de 608 000. El porcentaje del total de muertes por malaria en niños menores de 5 años se redujo del 87% en 2000 al 76% en 2015. Desde entonces, no se han producido cambios”. La tasa de mortalidad en 2022 fue de 14.3 por 100.000 habitantes en riesgo, un número ligeramente menor al reportado en 2020 (15.2 por 100.000 habitantes).

Paludismo en las Américas: las tendencias identificadas

A nivel regional, los casos de malaria disminuyeron un 64%, de 1,5 millones a 0,6 millones. La incidencia de casos se redujo en un 73%, de 13 a 4 casos por cada 1000 habitantes en riesgo entre 2000 y 2022. La autoridad sanitaria hace mención del fenómeno evidenciado en Venezuela, pues tras el aumento notable de casos reportado en 2017 (más de 483.000), en 2022 se registraron 154.000 casos, lo que se atribuye a las restricciones de movilidad de la población instauradas en la pandemia y al aumento de los productos necesarios para el diagnóstico y tratamiento del paludismo.

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“Entre 2000 y 2022, la Región de las Américas de la OMS experimentó una reducción de las muertes por malaria del 63%, de 850 a 343. La tasa de mortalidad se redujo en un 71%, de 0,7 a 0,2 por cada 100.000 habitantes en riesgo”.

Cambio climático y amenazas para la eliminación del paludismo

A este panorama se han sumado amenazas tales como la resistencia a medicamentos e insecticidas, crisis humanitarias, restricciones de recursos, impactos del cambio climático y demoras en la implementación de programas, especialmente en países con una alta carga de la enfermedad. Estas complejidades subrayan la necesidad de estrategias resilientes y coordinadas para abordar múltiples factores y fortalecer la eficacia de las iniciativas contra el paludismo.

En el informe de la OMS se destaca el vínculo entre el cambio climático y el paludismo, teniendo en cuenta que las variaciones de la temperatura, humedad y precipitaciones puede llegar a condicionar el comportamiento y la supervivencia del mosquito anófeles, que es el portador de la enfermedad.

“Los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor y las inundaciones, también pueden repercutir directamente en la transmisión y la carga de la enfermedad. Por ejemplo, las inundaciones catastróficas que se produjeron en el Pakistán en 2022 multiplicaron por cinco los casos de paludismo en el país”, explica el informe.

Frente al impacto del cambio climático, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS destacó que este factor de riesgo impacta la lucha contra el paludismo, especialmente en zonas vulnerables. De modo que se requieren respuestas sostenibles y resilientes contra esta enfermedad.

“Ahora, más que nunca, se necesitan respuestas sostenibles y resilientes contra el paludismo, que estén combinadas con actuaciones urgentes para frenar el ritmo del calentamiento global y reducir sus efectos”, aseveró.

Logros frente a la lucha contra el paludismo

En el informe también se destacan diversos logros frente a la lucha contra el paludismo, entre ellos, el despliegue por etapas en tres países africanos de la RTS,S/AS01, que es la primera vacuna antipalúdica que fue recomendada por la OMS. En las zonas donde se ha administrado este biológico, se ha observado una reducción sustancial del paludismo, así como un descenso del 13% de las muertes por todas las causas durante la primera infancia.

Dicha reducción de casos se suma a los demás avances que se están desarrollando en dichas zonas, que ya han introducido a sus hogares mosquiteros tratados con insecticida.  

Otro logro es el avance de varios países con respecto a la carga de la enfermedad. De acuerdo con las estadísticas, en 2022 hubo 34 países que notificaron menos de 1.000 casos de esta enfermedad. Con ello se suma la certificación por parte de la OMS a tres países como libres de paludismo (Azerbaiyán, Belice y Tayikistán).

Recomendaciones de la OMS para la segunda vacuna contra el paludismo, R21/Matrix-M

En octubre de 2023, la vacuna contra la malaria R21/Matrix-M se ha convertido en una segunda opción recomendada por la OMS para prevenir esta enfermedad en niños que viven en zonas de riesgo.

“Se espera que la adición de la vacuna contra la malaria R21 para complementar la distribución en curso de la primera vacuna contra la malaria, RTS,S, dé lugar a un suministro de vacunas suficiente para beneficiar a todos los niños que viven en zonas donde la malaria es un importante problema de salud pública”, destaca la OMS.

Es crucial analizar y abordar las causas subyacentes de este fenómeno para mejorar la eficacia de las estrategias existentes y desarrollar enfoques más efectivos en la prevención y tratamiento del paludismo.

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