Investigadores de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins realizaron una encuesta sobre el uso de la profilaxis preexposición al VIH (PrEP). A diferencia de otros estudios, se tomaron en cuenta múltiples factores que han sido pasados por alto: costo, efectos secundarios, tiempos de desplazamiento o la elección de píldoras frente a las inyecciones.
La PrEP contra el VIH salió al mercado en 2012, luego de que la FDA aprobara una píldora que solo debe tomarse una vez al día para controlar el virus y mantenerlo bajo una carga indetectable, aunque se requieren controles mensuales para verificar la respuesta del paciente. La inyección de acción prolongada fue autorizada por la agencia estadounidense en diciembre de 2021; en su momento se presentó como una herramienta de prevención fundamental, puesto que su eficacia es del 99% en el bloqueo de la infección por VIH.
Pese a los resultados, la adopción de esta alternativa ha sido lenta y mucho menor a la esperada. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en 2020 solo un 25% de las personas para las que se recomienda la PrEP, realmente la utilizaban. Otras estimaciones de la autoridad sanitaria calculan que la aceptación de la inyección de acción prolongada llegaba al 9% y 16%, respectivamente.
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Los reveladores datos de la encuesta sobre el uso de la PrEP contra el VIH
La encuesta, realizada entre mayo de 2020 y octubre de 2021, examinó las preferencias relativas a la PPrE en una muestra de 688 hombres homosexuales, bisexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. En el grupo se incluían a personas que habían usado previamente la profilaxis preexposición como a aquellas que no.
El reclutamiento de los participantes se llevó a cabo al mejor estilo actual: mediante una encuesta en redes sociales entre mayo de 2020 y octubre de 2021. A los participante se les solicitó completar unh cuestionario en línea, método denominado ‘experimento de elección discreta’ diseñado para revelar no solo las preferencias de los participantes en el mundo real, sino también las fortalezas relativas de esas preferencias.
Los encuestados tendieron a considerar los efectos secundarios como el factor más importante, seguido de los costes. Y aunque preferían la inyección de acción prolongada a otras formas de tomar la PrEP consideraron que el modo de administración era la cuestión menos importante.
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Los resultados indicaron que, a la hora de decidir si tomar o no la PrEP, los encuestados consideraron que los posibles efectos secundarios eran lo más importante. Por término medio, habrían preferido pagar 200 dólares -el coste más elevado de las opciones ofrecidas- por una alternativa terapéutica sin efectos secundarios, en lugar de no pagar nada por una profilaxis con efectos secundarios a largo plazo. Hasta la fecha, las náuseas, los vómitos y otros problemas gastrointestinales son efectos secundarios potenciales, pero han sido notificados por un porcentaje menor de individuos que toman estos medicamentos.
En segundo y tercer lugar en importancia para los participantes en el estudio se encontraban los costos de desembolso de la PrEP y el tiempo de desplazamiento para las visitas médicas de seguimiento. Vale la pena anotar que, la opción inyectable comienza con una inyección mensual durante dos meses y se mantiene así; sin embargo sus controles son cada dos meses o deben ser revisados por sus médicos como mínimo seis veces por año. En cambio, las píldoras son recetas para tomarlas una vez al día: los individuos que optan por las pastillas son monitoreadas presencialmente cada 90 días o cuatro veces al año como mínimo.
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“La PrEP es muy eficaz para prevenir la transmisión del VIH, pero su aceptación es relativamente baja; nuestros resultados sugieren que los responsables de las políticas de salud pública podrían impulsar la aceptación manteniendo los costes bajos, apoyándose en la información entregada por los profesionales sanitarios sobre los posibles efectos secundarios, independientemente del tipo de PrEP que se decida tomar”. afirma la coautora del estudio Lorraine T. Dean, ScD, profesora asociada del Departamento de Epidemiología de la Escuela Bloomberg.
Los encuestados consideraron que el modo de administración era el factor menos importante, aunque en general prefirieron una versión inyectable de acción prolongada a una píldora diaria o un ciclo corto de píldoras según las necesidades. Los análisis de subgrupos indicaron que los que ganaban menos de 75.000 dólares al año y los que tenían experiencia previa tendían a tener mayores preferencias por la PrEP más económica.
Aunque el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. otorgó a la PrEP una calificación “A” en 2019 -haciendo que la PrEP y los servicios clínicos asociados estén disponibles a bajo costo o sin costo alguno bajo las pólizas de seguro de salud que cumplen con la Ley de Cuidado de Salud Asequible- no todos los que necesitan PrEP están cubiertos por tales pólizas, o por ningún seguro de salud en absoluto.
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