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Espasticidad después de un ACV, un reto en la rehabilitación

Espasticidad después de un ACV, un reto en la rehabilitación
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El 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular (ACV), una de las principales causas de discapacidad en Colombia y en el mundo. Un ACV se produce cuando el flujo de sangre al cerebro se interrumpe, ya sea por un coágulo (ACV isquémico) o por la ruptura de un vaso sanguíneo (ACV hemorrágico), lo que puede causar daños cerebrales significativos y afectar diversas funciones corporales.

Se estima que, en Colombia, cada año se presentan alrededor de 45.000 casos nuevos de ACV, lo que representa un desafío relevante para la salud pública. Las secuelas de esta patología pueden ser devastadoras, ya que aproximadamente el 50% de los sobrevivientes desarrolla algún grado de discapacidad que afecta su vida diaria. Aunque los esfuerzos principales se concentran en el momento del evento, uno de los mayores retos se presenta durante el proceso de recuperación debido a los efectos secundarios.

Según la Asociación Colombiana de Neurología, durante 2023 el ACV fue la causa de aproximadamente 16.000 fallecimientos en el país, y la tasa de mortalidad a los 30 días después del evento es del 6,1%, cifra que refleja el impacto de esta condición en la salud pública nacional. Sin embargo, el desafío no termina con la supervivencia al ACV; comienza otro proceso igualmente importante: la rehabilitación.

Espasticidad, una secuela común y discapacitante

Una de las secuelas más comunes y limitantes tras un ACV es la espasticidad, un trastorno caracterizado por la rigidez o contracción anormal de los músculos, que puede aparecer en cualquier etapa posterior al evento. Esta condición dificulta la movilidad y afecta actividades cotidianas esenciales, como caminar, hablar o incluso realizar tareas básicas. Para muchos sobrevivientes, la espasticidad se convierte en una barrera que reduce su capacidad de independencia y calidad de vida.

La conmemoración del Día Mundial del ACV es una oportunidad para crear conciencia sobre la importancia de reconocer la espasticidad y comenzar la rehabilitación de manera temprana. “La espasticidad es una de esas barreras que muchas veces se ven, pero no se abordan a tiempo. Es fundamental que los sobrevivientes de ACV comprendan que la rehabilitación no es un proceso que termine con el alta médica; el cuerpo necesita atención continua para evitar que las secuelas físicas se vuelvan permanentes”, señala María José Sánchez, gerente general de AbbVie Cluster Norte.

El impacto emocional de la espasticidad

Además de los desafíos físicos, la espasticidad tiene un impacto emocional considerable. La pérdida de movilidad y la dependencia de otros para realizar actividades cotidianas pueden desencadenar frustración, ansiedad y aislamiento en los sobrevivientes de ACV. “El estigma asociado a las secuelas neurológicas contribuye a que muchos pacientes se sientan indefensos, cuando, en realidad, con un tratamiento adecuado, es posible mejorar su calidad de vida”, destaca Sánchez.

Un abordaje integral que contemple tanto la rehabilitación física como el apoyo psicológico es crucial para que los pacientes logren adaptarse a su nueva realidad y superar las barreras que la espasticidad impone. La información, el apoyo de la familia y el acceso a profesionales especializados son pilares fundamentales en este proceso.

La historia de resiliencia de Andrés Rodríguez

El caso de Andrés Rodríguez, un sobreviviente de ACV de 36 años, es un ejemplo inspirador. Andrés sufrió un ACV que le cambió la vida de manera drástica. Aunque conocía los síntomas del ACV, no logró identificarlos a tiempo, lo cual resultó en pérdida de visión, audición y movilidad en su brazo y pierna derecha. Sin embargo, su resiliencia lo llevó a convertir cada reto cotidiano en una victoria personal. A pesar de las dificultades, Andrés decidió seguir adelante, explorar nuevas oportunidades y adaptarse a su nueva realidad, desafiando incluso los pronósticos médicos más pesimistas. “Para mí, la vida después de un ACV no solo puede regresar a la normalidad, sino que puede ser una oportunidad para descubrir nuevas pasiones”, afirma Rodríguez.

La experiencia de Andrés pone de manifiesto la importancia de contar con un sistema de salud que ofrezca un enfoque integral de rehabilitación, que contemple las necesidades físicas y emocionales de los sobrevivientes de ACV. Para muchos pacientes, la diferencia entre una vida llena de limitaciones y una vida con mayor independencia radica en el acceso oportuno a la rehabilitación.

La importancia de la rehabilitación temprana

Es fundamental que la rehabilitación de la espasticidad comience de manera temprana. La rigidez muscular, si no se trata adecuadamente, puede empeorar con el tiempo y reducir la capacidad de la persona para realizar tareas diarias, lo que impacta negativamente su autonomía. Sin embargo, muchas personas no están familiarizadas con los síntomas de la espasticidad y tienden a minimizar su impacto, lo cual retrasa el acceso a una evaluación médica oportuna.

La atención oportuna y la rehabilitación integral pueden mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes. El tratamiento de la espasticidad incluye técnicas de fisioterapia, medicación y, en algunos casos, intervenciones quirúrgicas, todas ellas orientadas a mejorar la movilidad y reducir el dolor. La fisioterapia juega un papel clave al ayudar a mantener la flexibilidad de los músculos y a prevenir contracturas que podrían empeorar la condición.

En el marco del Día Mundial del ACV, es necesario recordar que la espasticidad no es un obstáculo insuperable, pero requiere un esfuerzo conjunto por parte de los pacientes, sus familias y el sistema de salud para ser abordada de manera efectiva y oportuna. Los especialistas subrayan la necesidad de educar a la población sobre los síntomas del ACV y sus secuelas, y de fomentar la detección temprana para iniciar el tratamiento adecuado lo antes posible.

La clave para una recuperación óptima está en la información, el apoyo familiar y un enfoque integral de rehabilitación que considere tanto los aspectos físicos como emocionales de los sobrevivientes de ACV. Los avances médicos y las técnicas de rehabilitación han demostrado que es posible mejorar la calidad de vida de quienes han sufrido un ACV, siempre y cuando se cuente con el acceso oportuno a los recursos necesarios.

El reto para el sistema de salud colombiano es garantizar que todos los pacientes tengan acceso a una rehabilitación adecuada y oportuna, para que puedan recuperar la mayor funcionalidad posible y reintegrarse a la sociedad de una manera plena y digna. La espasticidad no debe ser un obstáculo insuperable, y con el apoyo adecuado, los sobrevivientes de ACV pueden convertir sus desafíos en oportunidades para superarse a sí mismos.

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