La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) publicaron un informe en el que advierten que es probable que la inseguridad alimentaria aguda se deteriore aún más en 20 países, denominados ahora puntos críticos de hambre, estas proyecciones corresponden a la perspectiva de febrero a mayo de 2022.
Los países africanos siguen siendo el punto focal de una posible crisis de hambre, concentrándose especialmente en Etiopía, Nigeria, Sudán del Sur y Yemen. El punto crítico que han alcanzado estas naciones en cuanto a seguridad alimentaria sugieren que su población está en alto riesgo de experimentar hambre y morir a causa de la desnutrición, por lo que requieren atención urgente.
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Etiopía genera una preocupación particular ya que existe una falta de datos generalizada, pero es probable que la inseguridad alimentaria haya aumentado. Nigeria mejoró un poco, pero en algunas poblaciones (especialmente las afectadas por conflictos armados) existe un alto índice de inseguridad alimentaria. En todo Sudán del Sur, es probable que la magnitud y la gravedad de los ya muy altos niveles de inseguridad alimentaria aguda aumenten aún más. Es probable que la inseguridad alimentaria se haya deteriorado más allá de las últimas proyecciones disponibles del IPC y se espera que continúe aumentando.
Otros países con menor riesgo, pero aún así con buenas probabilidades de desarrollar una crisis de hambre son: Afganistán, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Haití, Honduras, el Sudán y la República Árabe Siria. Esto se debe a la gran cantidad de personas dentro del inseguridad alimentaria crítica, junto con el empeoramiento de los factores que se espera que intensifiquen aún más las condiciones que amenazan la vida.
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La pandemia también impacta en la seguridad alimentaria mundial
Dejando de lado, los países africanos y asiáticos, las naciones latinoamericanas también tendrán un impacto considerable en cuanto a seguridad alimentaria, esto debido a los problemas económicos derivados de la pandemia. El debilitamiento de la moneda en países como Honduras y Colombia, junto con la caída en la tasa de empleabilidad y el aumento de precios y reducción en el poder adquisitivo han provocado que la FAO los ponga dentro de sus lista.
Otro punto desfavorable para Colombia es la transmisión de enfermedades tropicales y las fuertes restricciones de ingreso a ciertas zonas del país, que están inmersas en el conflicto armado, imposibilitando tanto al Estado como a las organizaciones mundiales para atender y mitigar contagios y brindar asistencia humanitaria, relacionada a la alimentación.
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En Colombia la pandemia ha amplificado aún más las disparidades existentes y sus efectos económicos seguirán sintiéndose en los hogares vulnerables, a pesar de un repunte económico en 2021 y un crecimiento esperado del PIB del 5,5% en 2022. Si bien las pérdidas de empleo relacionadas con la pandemia ahora se han recuperado casi por completo, la tasa de desempleo sigue siendo alta, con más del 11% en octubre de 2021. También es motivo de preocupación la alta tasa de inflación, que se situó en el 12,4 % interanual en septiembre de 2021, y que es probable que siga afectando el poder adquisitivo de las familias más pobres.
Adicionalmente, nuestra nación es la que alberga mayor cantidad de migrantes venezolanos de toda América Latina (cerca de 1.8 millones). Se prevé que la cifra aumente debido al Estatus de Protección Temporal que brinda Colombia y a la reciente apertura de fronteras.
Según el Panorama de necesidades humanitarias de 2022, 7,3 millones de colombianos padecen inseguridad alimentaria y necesitarán asistencia alimentaria en 2022. Aproximadamente el 64 % (1,1 millones) de los migrantes venezolanos en Colombia tenían inseguridad alimentaria en julio de 2021, incluido el 14 % en situación de inseguridad severa, los datos muestran una ligera mejora en la situación de hace un año, cuando el 73 % padecía inseguridad alimentaria. Sin embargo, la situación sigue siendo preocupante.
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La situación de seguridad alimentaria de los migrantes venezolanos en Ecuador (0,5 millones) y Perú (1,3 millones) muestra un panorama similar: la proporción de migrantes en situación de inseguridad alimentaria sigue siendo alta, en 66% y 57% respectivamente, pese a la mejora en comparación con 2020.
Recomendaciones para mitigar el hambre en Colombia
Con base en este panorama, la FAO emitió una serie de recomendaciones para que el país pueda hacer frente a estas proyecciones:
- Suministrar insumos agrícolas esenciales para la supervivencia de los animales y el mantenimiento de la producción de cultivos.
- Brindar asistencia técnica para la producción y conservación de alimentos para animales (ensilaje, heno y concentrado artesanal), la preparación de fertilizantes con insumos locales y el establecimiento de bancos de semillas.
- Transferencias de efectivo a las personas más vulnerables en áreas rurales y urbanas, para mitigar el impacto de los incrementos esperados en los precios de los alimentos.
- Apoyar a los migrantes venezolanos y las comunidades de acogida en las zonas rurales limítrofes, rehabilitando los sistemas de agua, estableciendo áreas para la producción rápida de alimentos y apoyando la producción rápida de forraje (bancos de forraje, bancos de proteína y cercas vivas).