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Cobertura sanitaria en retroceso: gasto público en salud no es prioridad en los gobiernos

Cobertura sanitaria en retroceso gasto público en salud no es prioridad en los gobiernos

El Día mundial de la cobertura sanitaria universal, celebrado cada 12 de diciembre, llega este año acompañado de un nuevo informe de la OMS titulado “El gasto mundial en salud tras la pandemia”. Este documento revela que el gasto público en salud per cápita disminuyó en 2022 con respecto a 2021, un retroceso alarmante después de los aumentos registrados durante los primeros años de la pandemia.

En un mundo donde 4.500 millones de personas carecen de servicios básicos de salud y 2.000 millones enfrentan dificultades económicas por los costos médicos, esta tendencia supone un desafío crítico para los esfuerzos de garantizar la cobertura sanitaria global.

“Si bien el acceso a los servicios de salud ha mejorado a nivel mundial, el uso de esos servicios está llevando a cada vez más personas a la pobreza o a dificultades económicas. El Día de la Cobertura Sanitaria Universal es un recordatorio de que la salud para todos significa que todas las personas pueden acceder a los servicios de salud que necesitan, sin dificultades económicas”, dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.

La protección financiera contra los gastos médicos directos es clave para garantizar el acceso equitativo a la salud. Sin embargo, el reciente informe de la OMS destaca que en 30 países de ingresos bajos y medianos bajos, los pagos directos siguen siendo la principal fuente de financiación de los servicios de salud. En 20 de ellos, más del 50% del gasto total en salud recae sobre los pacientes, contribuyendo a la pobreza y a la vulnerabilidad económica.

Este desafío también se evidencia en los países de altos ingresos. Más de un tercio de estas economías reportan que al menos el 20% del gasto total en salud proviene del bolsillo de los ciudadanos, situación que afecta desproporcionadamente a los hogares de menores ingresos. Estos datos subrayan la urgencia de implementar políticas de protección financiera inclusivas y sostenibles en todas las regiones en materia de cobertura sanitaria.

¿Hacia dónde hay que dirigir los esfuerzos? Esto dice la OMS sobre la cobertura sanitaria:

El gasto promedio en salud per cápita mostró un descenso en términos reales durante 2022 en todos los grupos de ingresos de los países, excepto en aquellos de ingresos medianos bajos. El gasto público interno en salud per cápita también disminuyó en todos los grupos, y en muchos casos esto ocurrió a pesar de un aumento en el gasto general del gobierno, lo que sugiere una reducción en la prioridad presupuestaria de salud. En los países de ingresos altos, aunque el gasto gubernamental general disminuyó, la proporción asignada a salud permaneció similar a los niveles de 2021.

En los países de ingresos bajos y medianos bajos, la ayuda externa para la salud continuó creciendo en 2022, tras un aumento significativo en 2021. En las economías de ingresos bajos, esta ayuda representó el 31% del gasto total en salud, superando la participación del gasto público interno, que fue del 22%. Por otro lado, los pagos directos de bolsillo por servicios de salud se mantuvieron estables en la mayoría de los grupos de ingresos, excepto en los países de ingresos medianos bajos, donde registraron un incremento.

Entre 2000 y 2019, los esquemas gubernamentales y los seguros de salud obligatorios experimentaron un crecimiento constante en su participación dentro de los sistemas de financiamiento de salud a nivel mundial. Sin embargo, en los países de ingresos bajos, esta proporción se mantuvo prácticamente inalterada durante el mismo periodo.

En 2022, los pagos de bolsillo (OOPS) seguían siendo la principal fuente de financiamiento en 30 países de ingresos bajos y medianos bajos. En 20 de ellos, los OOPS representaron más de la mitad del gasto total en salud, perpetuando desigualdades de acceso. No obstante, el financiamiento mediante esquemas automáticos u obligatorios lidera el gasto en la mayoría de los países, impulsado por los esquemas gubernamentales. Además, el número de países con seguros de salud social ha aumentado significativamente, especialmente en aquellos de ingresos medios.

Ante esta realidad, la OMS llama a los líderes mundiales a adoptar medidas concretas que prioricen la cobertura sanitaria universal y prevengan la pobreza causada por los gastos médicos antes de 2030. Propuestas como eliminar o reducir los costos para las personas más vulnerables, implementar marcos legales que protejan a la población de los costos empobrecedores de salud y garantizar un financiamiento público inclusivo son fundamentales para lograr este objetivo.

La OMS señala que un sistema de financiación pública sólido debe asegurar un paquete asequible de servicios esenciales, desde la prevención y promoción de la salud hasta la atención paliativa, todo bajo un enfoque de atención primaria que permita un acceso equitativo y sostenible de cobertura sanitaria.

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