El Departamento de Salud Pública de Texas informó, el pasado viernes, 36 nuevos casos de sarampión, lo que eleva el total acumulado a 597 casos desde finales de enero de 2025. De estos, apenas un 4% menos de 30 personas se considera “activamente infeccioso”, según datos oficiales.
El foco del brote continúa siendo el condado de Gaines, donde se han reportado 371 casos, lo que representa más del 60% del total estatal. Este condado, ubicado cerca de la frontera con Nuevo México, se ha convertido en el epicentro de una propagación interestatal que ya ha afectado también a Nuevo México (63 casos) y Oklahoma (12 casos), con un total regional de 672 casos en los tres estados.
Transmisión continua en múltiples condados
La alerta sanitaria sigue activa en diez condados de Texas, clasificados bajo la categoría de “transmisión continua de sarampión”: Cochran, Dallam, Dawson, Gaines, Garza, Lynn, Lamar, Lubbock, Terry y Yoakum. Particular atención merece el condado de Lamar, el más cercano al área metropolitana de Dallas-Fort Worth, con 11 casos confirmados.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU (CDC) reportaron en su última actualización del 18 de abril que el número de casos en todo el país ascendía a 800, siendo el brote de Texas responsable de la gran mayoría de los casos nacionales.
Hospitalizaciones y muertes: consecuencias del rezago en vacunación
Durante este brote, se han registrado 62 hospitalizaciones en Texas y dos muertes de menores en edad escolar, ambos no vacunados y sin comorbilidades conocidas. Estos casos subrayan la gravedad de la enfermedad en ausencia de protección inmunológica y reafirman la eficacia de la vacuna triple viral (sarampión, paperas y rubéola), cuya cobertura con dos dosis es superior al 97%.
Las autoridades de salud pública han reiterado que el sarampión es altamente contagioso, con una tasa de transmisión básica (R0) estimada entre 12 y 18, lo que lo convierte en uno de los virus más infecciosos conocidos.
Un retroceso epidemiológico tras décadas de control
Previo a la introducción de la vacuna en la década de 1960, el sarampión era una enfermedad prácticamente universal en la infancia. Los CDC estiman que cada año se registraban más de 48.000 hospitalizaciones y entre 400 y 500 muertes en EE. UU. por causa de esta enfermedad.
Gracias a los programas de vacunación masiva, en el año 2000 el país fue declarado libre de sarampión endémico. Sin embargo, el aumento de brotes en comunidades con baja cobertura vacunal ha puesto en entredicho este logro. Expertos advierten que si el brote actual supera los 12 meses de transmisión continua, Estados Unidos podría perder su estatus de eliminación, lo que tendría implicaciones internacionales y reputacionales significativas.
Dinámicas de expansión y casos asociados fuera de Texas
Además de Nuevo México y Oklahoma, se han reportado más de 30 casos en Kansas posiblemente vinculados al brote texano y nuevos casos en el condado de Rockwall (Texas), ubicado en el norte del estado. Uno de estos últimos fue confirmado en un adulto con historial reciente de viajes al oeste de Texas, lo que sugiere diseminación secundaria a través de movimientos poblacionales.
Vacunación: principal herramienta de contención
La vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola) sigue siendo la estrategia más efectiva para prevenir la infección. Se recomienda su administración en dos dosis, comenzando a los 12 meses de edad, con una segunda dosis entre los 4 y 6 años. Las únicas contraindicaciones formales incluyen mujeres embarazadas y personas inmunocomprometidas, quienes dependen del efecto rebaño para su protección.
Las autoridades sanitarias insisten en la necesidad de cerrar las brechas vacunales, especialmente en zonas rurales, comunidades migrantes o grupos antivacunas, donde la desinformación y las barreras de acceso han generado focos vulnerables.