La Organización de Naciones Unidas (ONU) publicó un informe sobre la situación laboral global después de la pandemia titulado “Perspectivas sociales y del desempleo en el mundo 2022”. De acuerdo con sus análisis, América Latina y el Caribe ha sido la región más afectada con 28,8 millones de desempleados que se reducirá hasta 27,6 millones en 2023. En el documento, la autoridad internacional también advierte sobre la desigualdad en la recuperación económica, un proceso que sigue en transición y que se ha visto interrumpido en varias naciones con las oleadas de covid-19 que han golpeado sus territorios.
Teniendo en cuenta las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el producto interior bruto (PIB) mundial crecerá un 4,2%, aunque la incertidumbre sobre la recuperación económica seguirá constante a lo largo de los meses y como en años anteriores, dependerá del comportamiento de los países y de los avances en la superación de la crisis sanitaria por covid-19. Esto sin mencionar que la pobreza ha aumentado notoriamente entre la población trabajadora: la proporción de trabajadores que viven en pobreza extrema subió del 6,7% en 2019 al 7,2% en 2020; en cifras concretas equivale a 8 millones de trabajadores pobres.
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Dentro de los riesgos más importantes para superar esta problemática, la ONU señala el daño causado al tejido de la economía y el mercado de trabajo en mayor medida de lo que se espera actualmente, haciendo más difícil cualquier proceso de recuperación. A esto debe sumarse otros factores de riesgo macroeconómicos como el impacto de la inflación que obligue a los países a tomar medidas de austeridad más estrictas.
Como era de esperarse, la implementación y los adelantos en la vacunación de la población son otro indicador de diferenciación en lo que respecta al ámbito económico. De acuerdo con el informe, la dinámica de empleabilidad en los países de renta media se ha mantenido muy por debajo de los países de renta alta. No en vano, este último grupo de naciones experimentó una recuperación del mercado laboral más rápida, en comparación con los primeros. Y el hecho de que este proceso presente brechas significativas en su evolución, ya está provocando efectos a largo plazo.
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Este es el panorama de América Latina en la recuperación económica
Más allá de las principales tendencias, el informe presenta un análisis detallado de las tendencias y los cambios identificados en todas las regiones del mundo. En el caso de América, se encuentran dos polos opuestos: por un lado está Norteamérica, donde el crecimiento había sido constante y fuerte y por el otro, América Latina y el Caribe en el que la pandemia ha dejado consecuencias más severas. No obstante, en ambas se desplomó el crecimiento económico en 2020 producto de las pérdidas masivas de empleo.
Sin embargo, la ONU rescata que en estas subregiones se detectó la intervención temprana de los gobiernos para proteger a la población laboral activa. En Estados Unidos y Canadá, se asignaron importantes cantidades presupuestarias para apoyar a los trabajadores desempleados. En América Latina y el Caribe, se realizaron importantes en la extensión de la protección social a los trabajadores informales a gran escala, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
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Pero, retomando lo mencionado al inicio de este artículo, la organización internacional señala que, desde la perspectiva global, América Latina y el Caribe fue la subregión que sufrió las peores consecuencias de la crisis sanitaria: en 2020 registró los niveles más altos de contagios y mortalidad por covid-19, el mayor descenso del PIB (7,5%) y una caída de las horas de trabajo horas de trabajo equivalentes a 36 millones de empleos a tiempo completo.
En 2020, la subregión registró pérdidas netas de pérdidas de empleo de aproximadamente 25 millones, de los cuales hasta el 82% se tradujo en salidas de la población activa
Perspectivas sociales y del desempleo en el mundo 2022 – ONU-OIT.
La ONU destaca que, a finales de 2021, tanto la recuperación del empleo formal e informal en América Latina fue un proceso incompleto. Esto quiere decir que se las tasas se mantuvieron por debajo de sus niveles prepandémicos en la mayoría de los países y que se necesitan estrategias y programas estatales enfocados en generar empleos, apoyo a las Pymes y el diseño de iniciativas de transformación de las empresas hacia alternativas digitales, todo ello sumado al fortalecimiento de sistemas de sistemas de protección social que incluyan garantías de ingresos para la población más desprotegida en materia de empleo.
“Para que haya una verdadera recuperación económica, el mercado de trabajo debe recuperarse ampliamente. Esta recuperación debe basarse en los principios del trabajo decente, con inclusión de salud y seguridad, igualdad, protección y diálogo social”, expresó Guy Ryder, director general de la OIT.
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¿Qué variaciones se esperan para 2023 en materia de empleo?
Si bien el documento se centra en las consecuencias de la pandemia sobre la empleabilidad, uno de sus apartados hace referencia a las posibles tendencias que se experimentarán el próximo año. En ese sentido, se proyecta un crecimiento débil, en especial para las países de renta media y baja que han sufrido las peores consecuencias de la crisis sanitaria.
A nivel general, si se toma en cuenta el crecimiento de la población, el número de horas trabajadas y la participación de la población activa seguirá por debajo de los niveles anteriores al 2021. De hecho, en 2022, la proporción de horas trabajadas con respecto a la población de 15 a 64 años se prevé que se mantenga 1,8% por debajo de su nivel de 2019.
Además del empleo, distintos analistas coinciden en que las fluctuaciones de la tasa de inflación son el resultado de patrones desiguales de apertura, de una demanda reprimida y de la cadena de suministro. Pues bien, para 2023 se espera que, a medida que las economías se asienten de nuevo, las drásticas oscilaciones en los precios vistas en los últimos años se estabilicen.
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