Un mes después de anunciar su retiro tras décadas de investigación del alzhéimer, falleció el Dr. Francisco Lopera Restrepo. La noticia la confirmó el Grupo de Neurociencias de Antioquia (GNA), a la vez que destacó la “calidez humana, su compromiso inquebrantable con la investigación y su entrega apasionada al bienestar de los pacientes y sus familias”.
Una semblanza del Dr. Francisco Lopera:
El neurólogo de sonrisa amable, nacido en Santa Rosa de Osos (Antioquia), jamás imaginó acercarse a la cura para la enfermedad de Alzheimer. Mucho menos, alcanzó a pensar que sería merecedor del Premio Potemkin, otorgado por la Academia Americana de Neurología y la Fundación Americana del Cerebro y del que fue el primer latinoamericano en recibirlo. El galardón se le otorgó por su contribución ininterrumpida del alzhéimer y por el descubrimiento de la mutación paisa, una alteración en el cromosoma 14 que ha sido detectada en familias antioqueñas, principalmente. Según sus investigaciones, el heredar una copia de la mutación, ya es causa suficiente para sufrir los devastadores efectos.
En las personas afectadas, la enfermedad del olvido aparece en edades poco convencionales para este tipo de patologías neurológicas. En diálogos con medios de comunicación, el Dr. Lopera recordó su primer acercamiento con lo que sería el hito de su vida: siendo médico residente, tuvo contacto una familia afectada con alzhéimer de inicio temprano y pérdida total de memoria antes de los 45 años. “El amiloide en las familias de Antioquia comienza a depositarse a los 28 años. En cambio, la proteína TAU comienza a depositarse a los 38 años”, explicó el Dr. Francisco Lopera para la Revista Medicina y Salud Pública hace algunos años.
Su afán por develar los misterios de la enfermedad de Alzheimer, lo acercó hasta el mejor camino posible: un posible tratamiento para la mutación paisa. Aliria Piedrahita, una mujer inscrita en sus estudios clínicos desafió todas las posibilidades, pues su organismo albergaba la mutación paisa y al mismo tiempo, un mecanismo que la evitaba. Para el Dr. Francisco Lopera, el cerebro de Aliria era el Santo Grial, la llave que había buscado apasionadamente por años. En ella, un gen protector no solo evitó que desarrollara el alzhéimer, sino que otorgó “la cura de la enfermedad al mundo”, como lo mencionó el investigador en recientes entrevistas.
En Colombia, el Dr. Francisco Lopera también se destacó como educador. En las cuatro décadas que dedicó al estudio del alzhéimer, compartió sus conocimientos con estudiantes de medicina, médicos residentes, neurólogos con amplia trayectoria, entre otros grupos de profesionales.
Este 10 de septiembre, el Grupo de Neurociencias de Antioquia quedó huérfano, así como los colegas que siguieron de cerca la trayectoria del neuroinvestigador. Paradójicamente, un tumor metastásico en el cerebro, el instrumento de sus dichas y retos, causó su deceso. Su legado, por fortuna, se mantendrá como la antorcha guía para aquellos que se han propuesto continuar por sus senderos.