La incontinencia urinaria, nombre que recibe la pérdida de control sobre la vejiga afectando a cerca de 200 millones de personas, en su mayoría mujeres (70%). Esta condición suele asociarse al envejecimiento, aunque no solo afecta a los adultos mayores, varía entre leve y moderada impactando en todos los casos la calidad de vida.
Sin embargo, el 30% de los hombres también padece incontinencia urinaria. Las estadísticas además indican que uno de cada cuatro hombres mayores de 40 años sufre de pérdidas parciales de orina. En la población masculina se asocia a un deterioro del esfínter, el aumento del tamaño de la próstata o la andropausia debido a los cambios hormonales.
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Por su parte, las mujeres pueden desarrollar incontinencia debido a una mayor debilidad en el suelo pélvico. Este hecho se asocia a factores como el embarazo y el parto, traumatismos o lesiones, infecciones en las vías urinarias y la menopausia. Existen dos picos de incidencia en la población femenina. El primero está entre los 45 y 54 años y el segundo entre los 75 y los 84 años, aproximadamente el 40% de las mujeres en esa edad padecen incontinencia urinaria.
A partir de los 80 años la diferencia de la prevalencia de esta patología desaparece entre hombres y mujeres, siendo una consecuencia del envejecimiento.
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Síntomas y factores de riesgo de la incontinencia urinaria
Aunque el género se considera uno de los factores de riesgo, la incontinencia urinaria puede aparecer como consecuencia de cirugías en la zona pélvica, padecer de ciertos tipos de cáncer (cáncer de próstata, cáncer colorrectal, cáncer de cuello uterino, cáncer de útero o cáncer de vejiga), sufrir infecciones urinarias recurrentes o estreñimiento. Su aparición también está relacionada enfermedades como la diabetes, la obesidad, la esclerosis múltiple o defectos congénitos, así como deterioro neurológico en los nervios y músculos de la vejiga.
Pero, la incontinencia también puede ser el resultado de hábitos y estilos de vida poco saludables: tabaquismo, sedentarismo, consumo de alcohol y cafeína o alimentos que causen estreñimiento.
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Los síntomas de la incontinencia no suelen manifestarse igual en todas las personas. A pesar de ello, los más generalizados son micción frecuente, escapes de orina al toser, estornudar o durante la noche, actividades físicas de esfuerzo, dolor al orinar sin infección urinaria confirmada, necesidad de ir al baño constantemente. Como se mencionó anteriormente los síntomas varían de persona a persona, aunque también dependen del tipo de incontinencia.
Tipos de incontinencia urinaria
Incontinencia urinaria de esfuerzo: Este tipo se caracteriza por la micción involuntaria causada por un esfuerzo físico o por una combinación entre debilidad del suelo pélvico y disfunción del esfínter. En estos casos, no se presenta deseo de orinar y la cantidad de la pérdida de orina puede ir desde unas gotas hasta un chorro. De acuerdo con estudios, la incontinencia urinaria de esfuerzo es la más frecuente en la población femenina.
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Incontinencia urinaria de urgencia: En estos casos, las personas sienten un fuerte deseo de orinar, conocido como “micción imperiosa o de urgencia” que no puede controlarse. Puede deberse a trastornos neurológicos, alteraciones del urotelio vesical o al consumo de ciertos fármacos. Se diagnostica especialmente a partir de los 40 años y se ha registrado un pico desde los 75 años en personas de ambos sexos.
Incontinencia mixta: Las personas afectadas con incontinencia urinaria mixta experimentan pérdidas de orina por esfuerzo o tener el deseo de orinar con una frecuencia mayor a la normal. Por lo general estos casos se deben a una “vejiga hiperactiva”, en las que se contrae involuntariamente o porque el suelo pélvico no está fortalecido.
Incontinencia urinaria por rebosamiento: A diferencia de las anteriores, la incontinencia se produce por rebosamiento. Es decir, porque la vejiga permanece completamente llena y, aunque en apariencia la micción es normal, la producción de orina supera la capacidad máxima que el organismo tiene. Este tipo de incontinencia urinaria es común en hombres cuando sufren de hipertrofia prostática benigna y no alcanzan a evacuar el 100% de su vejiga. De acuerdo con su origen se clasifica en orgánica y neurológica (daño en el nervio pélvico).
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Incontinencia funcional: Se presenta generalmente en los adultos mayores, en las personas que tienen dificultades de movilidad o afectadas con discapacidades mentales que les impiden llegar al baño a tiempo. En la mayoría de estos casos, las personas tienen un control normal de la vejiga, pero no se logra controlar la micción por causas ajenas al funcionamiento del sistema urinario.
¿Se puede prevenir la incontinencia urinaria?
Erróneamente se piensa que esta condición solo afecta a los adultos mayores, sin importar su sexo, pese a que también se diagnostican casos de incontinencia en personas más jóvenes. Más allá de esto, los especialistas recomiendan beber agua constantemente, adoptar una dieta equilibrada, reducir el consumo de bebidas o alimentos diuréticos y consultar al médico cuando inicien los síntomas de incontinencia urinaria.
¿Cuál es el mejor tratamiento para la incontinencia? En la actualidad, los especialistas cuentan con varias opciones de manejo de esta condición. En los casos leves o moderados se recomienda la práctica de ejercicios que fortalezcan los músculos del suelo pélvico (Ejercicios de Kegel), entrenamiento vesical (el paciente retoma el control de su vejiga aprendiendo a ir al baño en horarios determinados) o uso de dispositivos absorbentes. En los casos más severos, suelen formularse medicamentos que ayudan al organismo a controlar los músculos de la vejiga o se opta por un procedimiento quirúrgico correctivo.