Una extensa investigación realizada en cuatro continentes reveló que los niveles de morbilidad y mortalidad por sepsis neonatal han aumentado en el mundo. Los datos fueron recopilados durante tres años y se presentaron en el en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID).
La sepsis neonatal es una infección del torrente sanguíneo que afecta a 3 millones de recién nacidos cada año (aproximadamente). Los fallecimientos relacionados a esta causa suceden mayormente en países de medianos y bajos ingresos, sin excluir a los países de renta alta. Como ejemplo de ello están Italia y Grecia como dos naciones con niveles elevados de mortalidad de recién nacidos por esta causa.
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El estudio observacional conocido como NeoOBS exploró los resultados de más de 3200 recién nacidos, recopilados de datos provenientes de 9 hospitales de 11 países de ingresos altos, medios y bajos, analizando los antibióticos utilizados para tratar infecciones en recién nacidos, así como el grado de resistencia a los medicamentos asociado a ellos.
Dentro de los primeros hallazgos se encontró una tasa de mortalidad del 11% en pacientes con sospecha de sepsis neonatal, porcentaje que aumentó al 18% en los recién nacidos a los que se les detectó un agente patógeno en el cultivo de sangre. En otras palabras, 140.000 muertes de recién nacidos en 2019 son directamente atribuibles a la resistencia a los antibióticos.
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“Los bebés continúan siendo desatendidos e ignorados en el marco de la respuesta más amplia a la resistencia a los antibióticos”
se lee en el estudio elaborado por la Asociación Mundial para la Investigación y el Desarrollo de Antibióticos (GARDP) y principales socios entre 2018 y 2020.
Pero, dentro de los datos más preocupantes están las causas que provocan este desenlace: las estadísticas indican que el 59% de fallecimientos en recién nacidos están asociados a infecciones hospitalarias, siendo la bacteria Klebsiella pneumoniae la más frecuente en los cultivos de sangre analizados. Los investigadores además señalan que se trata de un patógeno de gran preocupación para el ámbito clínico, ya que provoca infecciones cada vez más resistentes a los antibióticos.
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¿Cuáles son los hallazgos claves sobre el manejo de la sepsis neonatal?
De acuerdo con la investigación, únicamente el 13% de bebés con sepsis neonatal fueron tratados según el protocolo establecido por la OMS -ampicilina y gentamicina-. En los países de medianos y bajos ingresos, los hospitales utilizan con frecuencia agentes de última línea, como los carbapenemes, debido al alto grado de resistencia a los antibióticos en sus instalaciones. Por ejemplo, el estudio reportó que el 15% de los bebés con sepsis neonatal recibieron antibióticos de última línea como tratamiento.
Adicional a ello, los tratamientos de segunda línea recomendados (regímenes basados en cefalosporinas de tercera generación) se utilizaron con una frecuencia aún menor, demostrando el impacto de la resistencia a los antibióticos. A nivel internacional se detectó que las alternativas terapéuticas más frecuentes son las que ofrecen cierta actividad contra las cepas de betalactamasas de espectro extendido (BLEE) y/o las infecciones por pseudomonas, éstos han sido catalogados por las autoridades sanitarias internacionales como antibióticos de “vigilancia”, de uso limitado e importancia crítica.
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“Esto es alarmante y presagia la inminente crisis de falta de antibióticos para tratar la sepsis neonatal causada por organismos multirresistentes”,
se lee en el documento.
Por último, el estudio entrega algunas recomendaciones dirigidas a los sistemas de salud del mundo y a la creación de políticas públicas sobre el tema. Algunas de las más importantes son:
- Invertir e intensificar la vigilancia de los patógenos y los patrones de resistencia antimicrobiana, incluso en niños y recién nacidos.
- Considerar otras medidas para la atención neonatal, incluyendo la prevención y control de infecciones adaptadas a las unidades neonatales de las clínicas y hospitales, el acceso a la atención prenatal, la atención en salud de la madre y adecuadas condiciones de saneamiento e higiene.
- Desarrollar y financiar planes de acción que tengan en cuenta las necesidades de recién nacidos y niños, entre ellas, la mejora de la prevención y el control de las infecciones -como la sepsis neonatal- y el acceso a los antibióticos.
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