En un movimiento técnico con impacto directo en la efectividad de la vacunación, los programas nacionales de inmunización de 18 países y territorios de las Américas fortalecieron en los últimos meses sus sistemas de cadena de frío para proteger la potencia de las vacunas y robustecer la inmunización de rutina. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó que el avance fue posible gracias a su cooperación técnica y al apoyo financiero del Gobierno de Canadá, canalizado a través de los Fondos Rotatorios Regionales, con la entrega de aproximadamente 1.000 unidades de equipos críticos para el control de temperatura, el transporte seguro y la reducción de pérdidas por fallas logísticas.
La cadena de frío: el “eslabón invisible” que decide si una vacuna funciona
En salud pública, la discusión suele centrarse en cobertura, esquemas y aceptación de la vacunación. Sin embargo, existe un determinante silencioso la cadena de frío, es decir, el conjunto de procesos y equipos que garantizan que las vacunas se mantengan dentro de los rangos de temperatura recomendados desde su llegada al país hasta su aplicación.
La evidencia técnica es clara: cuando el almacenamiento y transporte no siguen las especificaciones, la potencia puede disminuir o destruirse, generando un riesgo clínico (respuesta inmune inadecuada) y un riesgo programático (pérdida de confianza, desperdicio y costos). En vacunas que deben refrigerarse, el rango operativo ampliamente aceptado se ubica entre 2°C y 8°C, y la exposición a excursiones térmicas en especial a congelación es un evento crítico.


Aproximadamente 1.000 equipos para 18 países: qué se entregó y por qué importa
Según la OPS, el apoyo de Canadá permitió la provisión de aproximadamente 1.000 unidades de equipos de cadena de frío. El paquete incluye:
- Dispositivos de monitoreo de temperatura, esenciales para detectar excursiones térmicas y documentar condiciones.
- Cajas frías pasivas de larga duración y portavacunas diseñados para contextos logísticos complejos.
- Refrigeradores con recubrimiento de hielo y tecnología de protección contra la congelación, orientados a minimizar uno de los eventos más dañinos para vacunas sensibles.
Los países y territorios participantes reportados por la OPS son: Anguila, Antigua y Barbuda, Bolivia, Islas Vírgenes Británicas, Cuba, Curazao, Dominica, Granada, Haití, Jamaica, Montserrat, Paraguay, Perú, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago y San Martín.
En palabras de Santiago Cornejo, Gerente Ejecutivo de los Fondos Rotatorios Regionales de la OPS, el nuevo equipo fortalece la capacidad de los países para proteger cada dosis “desde el momento en que llega al país hasta el momento en que llega a las familias y comunidades”, con efectos sobre seguridad, reducción de desperdicio y equidad en el acceso.
Logística real: selva, dispersión poblacional y el riesgo de congelación
El componente “técnico” de la noticia cobra sentido al aterrizarlo en territorios donde transportar vacunas implica ríos, trochas y largos tiempos de traslado. Un ejemplo reciente lo expuso la propia OPS en Perú: en la provincia del Datem del Marañón (Loreto) se recibió una donación para fortalecer la cadena de frío de la Estrategia Nacional de Inmunizaciones con cajas frías pasivas de larga duración y termos portavacunas preventivos de congelación, justamente para asegurar calidad durante el tránsito desde puntos de almacenaje hasta comunidades apartadas.
La directora ejecutiva de la Dirección de Inmunizaciones del Ministerio de Salud del Perú, Magdalena Quepuy, subrayó que la llegada de estos equipos representa un paso clave para que comunidades remotas reciban vacunas “seguras, efectivas y oportunas”.
Desde el punto de vista de buenas prácticas internacionales, la prevención de congelación es crítica; vacunas líquidas con adyuvante (incluidas formulaciones con adyuvante de aluminio) pueden perder potencia de forma permanente si se exponen a temperaturas de congelación. En operación diaria, esto justifica la inversión en equipos de protección contra congelación, portavacunas adecuados y monitoreo continuo.
Fondos Rotatorios: compras conjuntas, ahorro y escala sanitaria
La OPS enmarca la operación en sus Fondos Rotatorios Regionales, descritos como mecanismos de cooperación técnica que permiten adquirir vacunas, medicamentos esenciales e insumos de salud pública de calidad a precios asequibles mediante compras conjuntas y planificación coordinada.
En el mismo comunicado, la OPS afirma que, al trabajar de manera colectiva, los países han logrado ahorros aproximados del 50% en vacunas y otros suministros, beneficiando a alrededor de 180 millones de personas en el último bienio. Así mismo, señala que estos mecanismos han apoyado avances frente a VIH/sida, malaria y tuberculosis, además de mejorar cobertura de inmunización y contribuir a reducir mortalidad materna e infantil.
El componente operativo que suele fallar: transporte, “packouts” y control de temperatura
Más allá del anuncio, la sostenibilidad del impacto depende de cómo se use y mantenga el equipamiento. Guías técnicas de referencia recomiendan controlar rangos de temperatura, evitar unidades de alto riesgo (por ejemplo, refrigeradores tipo “bar” que pueden congelar vacunas) y usar sistemas de transporte calificados cuando se trasladan biológicos fuera de punto fijo.
A nivel de contenedores pasivos, UNICEF detalla que, para proteger vacunas sensibles a congelación, deben usarse icepacks acondicionados o cool water packs entre 2°C y 8°C en portavacunas/cajas no freeze-preventative, mientras que los modelos freeze-preventative buscan reducir el riesgo de congelación y pueden operar con packs congelados siguiendo instrucciones del fabricante.
Lo que está en juego: menos desperdicio, más confianza, mayor equidad
La lectura técnica es directa, fortalecer cadena de frío no solo preserva potencia, también reduce desperdicio, evita eventos de calidad difíciles de detectar (vacunas que “parecen” normales) y sostiene la confianza pública. En contexto regional, la OPS vincula esta donación con el proyecto “Mejorar el acceso equitativo y la cobertura de la vacunación contra la COVID-19 en América Latina y el Caribe”, orientado a reforzar sistemas e infraestructuras de salud pública.
En términos de agenda sanitaria, el mensaje para tomadores de decisión es operativo: la cobertura de inmunización no se sostiene solo con biológicos disponibles; depende de inversión continua en equipamiento, mantenimiento, capacitación y monitoreo, especialmente donde la geografía y la logística multiplican el riesgo de fallas.