La migraña es una afección que padecen millones de personas en todo el mundo y puede ser debilitante, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta es una de las 10 enfermedades más discapacitantes y afecta principalmente a las mujeres debido a causas hormonales.
Síntomas de la migraña
La migraña es un tipo de dolor de cabeza intenso y pulsátil que generalmente afecta un solo lado de la cabeza. Además del dolor, los síntomas típicos incluyen náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y al sonido. Algunas personas también pueden experimentar un síntoma de advertencia llamado aura, que puede manifestarse como alteraciones visuales, como destellos de luz o puntos ciegos, o incluso dificultad para hablar.
Los ataques de migraña pueden durar desde varias horas hasta varios días y pueden interferir significativamente en las actividades diarias. Es importante destacar que no todas las personas experimentan todas las etapas de la migraña, que incluyen el pródromo, el aura, el ataque y el pósdromo.
Pródromo, aura y pósdromo
Durante la etapa de pródromo, que puede ocurrir uno o dos días antes de un ataque de migraña, es posible experimentar cambios sutiles que indican la proximidad de un episodio. Estos cambios pueden incluir estreñimiento, cambios de humor, antojos de comida, rigidez en el cuello, aumento de la micción, retención de líquidos y bostezos frecuentes.
El aura es otro síntoma que algunas personas experimentan antes o durante un ataque de migraña. Se caracteriza por alteraciones visuales, como ver formas o destellos de luz, pérdida de visión, hormigueo en un brazo o pierna, entumecimiento o debilidad en el rostro o en un lado del cuerpo, y dificultad para hablar.
Durante el ataque de migraña en sí, el dolor de cabeza es intenso y puede afectar uno o ambos lados de la cabeza. El dolor suele ser pulsátil y puede ir acompañado de sensibilidad a la luz, al sonido e incluso a los olores. Las náuseas y los vómitos también son comunes durante esta etapa.
¿Qué causa la migraña?
Si bien las causas exactas de la migraña no se conocen por completo, se cree que la genética y los factores ambientales desempeñan un papel importante. Se ha observado que los cambios en el tronco encefálico y las interacciones con el nervio trigémino, una vía de dolor importante, pueden estar involucrados. Además, desequilibrios en las sustancias químicas cerebrales, como la serotonina, también pueden desempeñar un papel en la aparición de migrañas.
Varios factores pueden desencadenar un ataque de migraña, como cambios hormonales en las mujeres, ciertas bebidas y alimentos, estrés, estímulos sensitivos como luces brillantes o sonidos fuertes, cambios en el sueño, factores físicos como el esfuerzo físico intenso, cambios climáticos, ciertos medicamentos y aditivos alimentarios.
Factores de riesgo, diagnóstico y tratamiento
Algunos factores de riesgo para desarrollar migrañas incluyen antecedentes familiares de migraña, edad (suele comenzar en la adolescencia y alcanza su máxima intensidad en los 30 años), las mujeres son más propensas y es común que las experimente durante algunos cambios hormonales, antes o después de la menstruación, durante el embarazo y suelen mejorar después de la menopausia.
El neurólogo o un médico especializado en el tratamiento de dolores de cabeza, es el encargado de diagnosticar esta dolencia, basándose en el historial médico, síntomas y un examen físico y neurológico.
En casos excepcionales, complejos o cuando los síntomas empeoran repentinamente, se pueden realizar pruebas adicionales para descartar otras causas del dolor. Estas pruebas podrían incluir: Imágenes por resonancia magnética (IRM) o exploración por tomografía computarizada.
Si bien las migrañas pueden ser debilitantes, existen opciones de tratamiento disponibles. De acuedo con la Clínica Mayo, los medicamentos pueden ayudar a prevenirlas y hacerlas menos dolorosas, estos actúan mejor cuando son tomados durante el primer síntoma:
Suelen ser analgésicos y otros tipos de medicamentos, no es recomendable la automedicación, siempre se debe hacer un tratamiento acompañado de un profesional, que dará indicaciones y contraindicaciones según cada caso. Los medicamentos preventivos suelen ser otra opción, ayudan a reducir la frecuencia con la que se presentan los síntomas y la gravedad de los ataques así como su duración.
También se recomienda tomar medidas de autoayuda y realizar cambios en el estilo de vida para manejar y controlar los síntomas de la migraña.
