En gran medida, el aprendizaje en la vida se procesa a través de la vista. Sin embargo, los padecimientos en la misma son tan comunes que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cerca de 2.200 millones de personas en el mundo padecen de deficiencia visual. La pérdida de la visión, adicionalmente, le cuesta a la economía global cerca de $411 mil millones en productividad anual, sin contar la repercusión en la calidad de vida para el paciente. Por lo tanto, es una necesidad imperante aumentar la capacidad de los sistemas de salud para actuar de cara a las proyecciones de la OMS, que estiman que alrededor de 1.100 millones de personas vivirán con una pérdida de visión evitable, para el año 2030.
En la situación actual, los sistemas de salud tienen un rol protagónico, y deben avanzar con políticas que propendan por una mejor atención y una más amplia cobertura en salud que, por supuesto, incluya el cuidado de la vista y que se alineen con medidas como la reciente Resolución de la ONU “Visión para todos”. Aprobada de manera unánime por los 193 países que conforman las Naciones Unidas, la resolución establece un compromiso que pretende garantizar un acceso completo a servicios de atención oftalmológica para todos, y posiciona el cuidado de la vista como un aspecto clave en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Sin duda alguna, la protección de la salud visual, con intervenciones específicas y en tiempo adecuado, transformará la calidad de vida de millones de personas. En este sentido, la Resolución “Visión para todos” se convierte no solo en una referencia mundial, sino en el primer acuerdo diseñado y adoptado por las Naciones Unidas para hacer frente a la pérdida de visión, lo que a su vez demuestra el compromiso de los países miembros de la ONU por avanzar hacia un futuro donde un lineamiento clave de la promoción en salud integral incluya el cuidado visual sea.
Adicionalmente, la Resolución propicia la gestión de la salud ocular para todos los grupos, incluyendo expresamente mujeres y niños (desde Unicef y desde ONU-Mujeres). De igual manera, la Resolución abre la puerta a que las instituciones financieras internacionales puedan financiar a los países en desarrollo para luchar contra la pérdida de visión, teniendo en cuenta que son los más afectados por la carencia de atención y cobertura. La propuesta gira en torno a la importancia de enfocar esfuerzos para definir acciones que aseguren que millones de casos recibían el apoyo correspondiente.
El acceso a la atención oftalmológica es cada vez más prioritario ya que se estima que para 2050, la mitad de la población mundial viva con una deficiencia visual, incluidas afecciones como presbicia y, sobre todo, glaucoma y retinopatía diabética. En la industria farmacéutica sabemos que nuestro desafío está en desarrollar soluciones innovadoras que resuelvan las necesidades no cubiertas de las personas que padecen enfermedades oculares.
Vale la pena recordar el valor de la visión, y por eso, invitamos a la población colombiana a que mantengan visitas periódicas al oftalmólogo, con el fin de identificar a tiempo cualquier alteración futura que, de no ser prevenida, podría impedir disfrutar de un estilo de vida totalmente normal.
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La prevención y la articulación siempre serán los frentes de actuación más eficientes cuando se trata de afectaciones en salud, y por eso, la industria farmacéutica no solo reconoce de primera mano los grandes retos del sector, sino que también pone a disposición su experticia para trabajar, junto con otras entidades, para desarrollar e implementar políticas, programas e iniciativas que contribuyan al fortalecimiento de la salud visual en el mundo.
