Me llama mi paciente con cáncer gástrico avanzado con inestabilidad microsatelital que obtuvo respuesta completa con inmunoterapia a informarme que su nueva EPS le había asignado otro oncólogo en otra clínica de la ciudad. Ese nuevo oncólogo, viejo o pasado amigo, decidió presentarla en junta multidisciplinaria de decisión. La junta decidió recomendar un curso de tratamiento distinto al que le había dado la respuesta exitosa que tuvo. Para los que saben algo de oncología, encontrar respuesta completa en cáncer gástrico es bastante difícil. Para los que viven en el siglo 21, existen los teléfonos móviles, que ese oncólogo hubiera podido usar. Resulta que la decisión a la que arribó la tal junta multidisciplinaria fue una distinta a la que habíamos alcanzado las dos disciplinas que estaban involucradas en su manejo. Ninguna de nuestras voces fue escuchada. Es más, no sabíamos que nuestro criterio estuviera cuestionado. Simplemente, recibí la llamada angustiada de la que ahora me doy cuenta no puede ser más mi paciente, desgarrada por lo que ella correctamente percibe como una alteración en su trayectoria terapéutica. Aterida, quiere que yo la consuele. Pero, ya no será mi paciente porque su tratamiento está autorizado por intermedio de la EPS, que ahora no es Coomeva. Ya no tengo potestad sobre su tratamiento, lo que me excluye como médico tratante. Se terminó el 31 de enero cuando se hizo efectiva la tal liquidación.
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Mi paciente, y otra treintena más que estaban bajo mi cargo en tratamientos similares, está afiliada a Coomeva Medicina Prepagada, seguro que no cubre la inmensa mayoría de los medicamentos necesarios para el control del cáncer. Éstos son autorizados por la EPS. Cuando ambas eran Coomeva el proceso de autorización y ejecución del tratamiento eran fáciles, pues ambas compañías, que son distintas según me han explicado de una manera no totalmente satisfactoria, estaban integradas (para este proceso).
Cuando Coomeva EPS entró en liquidación se asignó una EPS a cada usuario, en un proceso eficiente y perverso. Por ejemplo, un paciente mío desesperadamente enfermo fue asignado a una EPS que ni siquiera tiene red en Medellín. Los WhatsApps desesperados de esa familia todavía me causan escalofríos. No volví a recibir los mensajes. Dudo que se haya resuelto la cosa en forma satisfactoria. Pero todo su tratamiento estaba fuera de mis manos. Es como ver a alguien ir a un precipicio, y anticipar lo que va a pasar, y no poder hacer nada al respecto.
A otro paciente que obtuvo control de su enfermedad metastásica con una terapia innovadora luego de varias líneas de tratamiento convencional le dijeron que le iban a suspender el tratamiento. Un oncólogo muy joven, y con mucho afán. Ese paciente es también amigo, como pueden convertirse algunos después de compartir avatares. La decisión de él es simple, o pagar la droga, o ver qué pasa con la nueva decisión.
Para darle continuidad al tratamiento de algunos de esos pacientes se intentó que una EPS de las preponderantes en Medellín permitiera recibir el tratamiento en el circuito en el que trabajo, situación que es perfectamente aceptable cuando son los pacientes de sus seguros Premium. No autorizaron la continuidad de ninguno. Es como si ya se hubiera negociado ese tema. No me sorprendería, pues todos los actores que no tienen su vida en peligro en este juego son muy estratégicos. Dirá el lector que el autor sufre de megalomanía. Cuál es finalmente la importancia de no cambiarle el oncólogo a esos ricos que tienen medicina prepagada. Cualquier oncólogo debería ser intercambiable con otro. Gef oculta el escroto igual que Calvin Klein. Yo soy Gef. Quisiera sólo decir que esos “usuarios” me eligieron, y no querían cambiar de médico (todos los que han querido cambiarme, lo han hecho). Por eso solo, deberían tener agencia sobre su destino de lo que no es propiamente una gripa. Para los circuitos que los reciben son unos pacientes que vienen recibiendo un tratamiento que ellos pueden aprobar o no, con consecuencias que alteran la vida de unos “usuarios” que se convierten en “demandantes”. Demandan explicaciones, demandan tiempo, y demandan resultados. Todas esas demandas las satisfice, hasta que liquidaron a Coomeva EPS, y me liquidaron mi práctica.
