Compra directa de medicamentos en Colombia: transformación de roles y riesgos en calidad

Compra directa de medicamentos en Colombia transformación de roles y riesgos en calidad

El sistema de salud colombiano está experimentando un cambio significativo en la forma en que se gestionan los medicamentos. La implementación del modelo de compra directa por parte de las Entidades Promotoras de Salud (EPS) a la industria farmacéutica marca un nuevo capítulo en la comercialización de medicamentos en el país.

Esta transformación surge como una respuesta a las limitaciones que presentaba el sistema anterior, donde los intermediarios logísticos jugaban un papel crucial en la negociación, financiación y distribución de medicamentos. En este nuevo contexto, la redefinición de roles estratégicos y los riesgos en la calidad y acceso a los medicamentos se perfilan como dos de los mayores desafíos y oportunidades para los actores del sistema.

Transformación de los roles de EPS y operadores Logísticos en la compra de medicamentos

La compra directa de medicamentos, liderada inicialmente por entidades como la Nueva EPS, representa un cambio profundo en las responsabilidades y funciones de los actores involucrados en la cadena de suministro. Tradicionalmente, los operadores logísticos no solo gestionaban la distribución, sino que también asumían riesgos financieros y llevaban a cabo la negociación de precios con la industria farmacéutica. Este modelo, aunque efectivo durante años, se ha vuelto insostenible debido al incremento de costos y la acumulación de deudas por parte de las EPS.

Sin embargo, el nuevo paradigma redefine estos roles, devolviendo a los operadores logísticos a sus funciones esenciales de almacenamiento y distribución, mientras que las entidades asumen de manera directa la negociación y compra de medicamentos. Esto obliga a las EPS a adoptar herramientas avanzadas de gestión, como sistemas de analítica predictiva, que les permitan tomar decisiones informadas sobre la selección de medicamentos costo-efectivos, sin comprometer la calidad de los tratamientos ofrecidos a los pacientes. En este contexto, la redefinición de roles no solo busca optimizar los costos, sino también fomentar una mayor eficiencia en la cadena de suministro y garantizar un acceso más oportuno a los medicamentos.

De esta manera, dicho cambio también presenta una oportunidad única para que las EPS fortalezcan su posición estratégica dentro del sistema de salud. Al eliminar intermediarios, se busca una relación más directa con la industria farmacéutica, lo que podría traducirse en mejores condiciones de negociación y una reducción de los costos de adquisición. No obstante, este nuevo rol implica también una serie de desafíos, entre ellos la necesidad de contar con personal altamente capacitado y con las herramientas necesarias para gestionar contratos y garantizar la continuidad en el suministro de medicamentos.

Además, la competencia entre las farmacéuticas se intensificará, ya que el precio se convertirá en el principal factor de negociación. Esta situación podría beneficiar a las EPS en términos de costos, pero también plantea riesgos significativos, especialmente en lo que respecta a la calidad y disponibilidad de medicamentos innovadores. Con ello, las EPS tendrán que equilibrar la presión por reducir costos con la garantía de mantener un nivel adecuado de calidad en los tratamientos ofrecidos.

Desafíos en calidad y acceso: ¿Qué implica la compra directa de medicamentos?

Por otra parte, el enfoque en la compra directa también trae consigo preocupaciones relacionadas con la calidad y el acceso a los medicamentos. Al priorizar el precio en las negociaciones, existe el riesgo de que se desplacen del mercado aquellas moléculas más innovadoras, pero también más costosas, en favor de alternativas más económicas, pero potencialmente menos eficaces. Este fenómeno podría tener un impacto directo en los resultados clínicos de los pacientes, particularmente en el tratamiento de enfermedades crónicas y complejas como el cáncer y la diabetes, que han sido priorizadas en este nuevo modelo de adquisición.

La calidad de los medicamentos no solo está determinada por su eficacia clínica, sino también por la capacidad de garantizar un suministro constante y sin interrupciones. En este sentido, la eliminación de intermediarios podría generar un aumento en la vulnerabilidad del sistema frente a desabastecimientos. En países como México, donde se han implementado modelos similares, se han observado problemas de desabastecimiento debido a la falta de planificación y coordinación adecuada entre los actores. Por ello, en Colombia, las EPS deberán trabajar de manera estrecha con la industria farmacéutica y los operadores logísticos para evitar que situaciones similares afecten a los pacientes.

También, el enfoque en el precio podría limitar el acceso a tratamientos innovadores, que a menudo requieren una inversión considerable en investigación y desarrollo. Las farmacéuticas, al enfrentar una mayor presión para reducir precios, podrían verse desincentivadas a introducir nuevos productos en el mercado colombiano, lo que podría limitar las opciones terapéuticas disponibles para los pacientes. Este riesgo es particularmente relevante en el contexto de enfermedades huérfanas y otras patologías que requieren tratamientos específicos y de alta tecnología.

Sin embargo, también existen oportunidades para mejorar el acceso a medicamentos esenciales a través de una gestión más eficiente y enfocada. Al reducir los costos de intermediación y negociar directamente con la industria, las EPS podrían destinar mayores recursos a la adquisición de medicamentos que antes resultaban inaccesibles debido a su alto costo. Esta oportunidad podría ser clave para mejorar la cobertura de tratamientos en territorios y cohortes específicas, contribuyendo así a una mayor equidad en el acceso a la salud.

Retos y posibilidades del nuevo modelo de compra directa

Entre tanto, la compra directa de medicamentos por parte de las EPS en Colombia representa un cambio significativo en el modelo de comercialización que plantea tantas oportunidades como riesgos para el sistema de salud. En primer lugar, la redefinición de roles estratégicos permite a las EPS tener un mayor control sobre la negociación y adquisición de medicamentos, pero también exige la implementación de herramientas avanzadas y la capacitación del personal para asumir estas nuevas responsabilidades. Al mismo tiempo, el enfoque en la reducción de costos podría comprometer la calidad y el acceso a tratamientos innovadores, especialmente si no se garantiza una planificación adecuada y una coordinación efectiva entre los actores del sistema.

Para que este modelo tenga éxito, será fundamental que las EPS y la industria farmacéutica colaboren de manera estrecha y que se implementen mecanismos de monitoreo y evaluación que aseguren tanto la calidad de los medicamentos como la continuidad en su suministro. Solo así se podrá transformar este desafío en una oportunidad para mejorar la eficiencia del sistema de salud colombiano y garantizar un acceso equitativo y de calidad a los medicamentos esenciales.

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