La salida de Estados Unidos del liderazgo global en salud ha dejado un vacío estratégico que el bloque BRICS busca llenar con una agenda más equitativa, inclusiva y orientada al Sur Global. Con el Acuerdo sobre Pandemias en proceso de negociación, los BRICS emergen como actores determinantes en el futuro de la gobernanza sanitaria mundial.
Los BRICS ante un nuevo orden sanitario global
El año 2025 ha sido testigo de un profundo reordenamiento en el escenario de la salud global. La retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la interrupción de programas clave de financiación, como los aportes a USAID y GAVI, han debilitado el tradicional liderazgo estadounidense en materia sanitaria. A ello se suma una postura nacionalista en salud pública que incluye la interrupción del intercambio de datos con la OMS, el recorte de fondos para investigación biomédica y un preocupante retroceso en la cobertura de vacunación, reflejado en el peor brote de sarampión en más de tres décadas.
Este viraje geopolítico ha abierto una ventana de oportunidad para que el bloque BRICS integrado actualmente por Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Indonesia, Irán y Emiratos Árabes Unidos asuma un rol de liderazgo en la diplomacia sanitaria. Estos países representan más de la mitad de la población mundial y el 44% del PIB global, constituyendo una masa crítica suficiente para impulsar cambios estructurales en la gobernanza internacional de la salud.
Una diplomacia sanitaria desde el Sur Global
Lejos de actuar como contrapeso geopolítico al poder occidental, los BRICS están consolidando un enfoque más pragmático y cooperativo. La XV Reunión de Ministros de Salud de los BRICS en 2025 y la cumbre anual del bloque confirmaron esta orientación, priorizando la reforma de los mecanismos multilaterales de salud y la participación activa en la negociación del Acuerdo sobre Pandemias adoptado por la OMS en mayo de este año.
Este acuerdo, concebido como un logro multilateral histórico, aún enfrenta desacuerdos significativos. Entre los temas pendientes destacan el mecanismo de acceso y distribución de beneficios (PABS, por sus siglas en inglés), la falta de claridad sobre las obligaciones contractuales entre la OMS y la industria farmacéutica, y la falta de alineación con iniciativas como el Fondo de Cali, acordado bajo el Convenio sobre Diversidad Biológica.
Tuberculosis, enfermedades no transmisibles y cooperación Sur-Sur
Uno de los aportes más relevantes de los BRICS ha sido la articulación de estrategias nacionales para combatir enfermedades infecciosas como la tuberculosis, que representa la mitad de la carga global de esta enfermedad. India, por ejemplo, ha desarrollado una radiografía de tórax asistida por inteligencia artificial (IA) para mejorar el diagnóstico precoz, en una muestra clara de cómo la cooperación Sur-Sur y la innovación local pueden transformar la atención en salud.
El bloque también ha reconocido la urgencia de actuar sobre las enfermedades no transmisibles como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, cáncer y salud mental que si bien no generan alertas de seguridad sanitaria inmediata, constituyen una carga creciente para los sistemas de salud. Aquí, los BRICS promueven intervenciones conductuales y regulatorias sobre industrias clave como la alimentaria, el alcohol y el tabaco.
Hacia una nueva arquitectura de financiamiento en salud
La crisis del financiamiento internacional para la salud ha escalado en un contexto dominado por conflictos armados, como la guerra entre Rusia y Ucrania, y por el aumento del gasto militar global. Esta realidad ha puesto en jaque la sostenibilidad de iniciativas como COVAX y ha limitado la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias.
Los BRICS, conscientes de esta vulnerabilidad, están explorando mecanismos de financiación alternativos basados en filantropía, responsabilidad social empresarial e inversión estratégica. Aunque estas fuentes no reemplazan la cooperación multilateral tradicional, sí pueden representar un puente crítico para sostener programas de investigación, vacunación y desarrollo de capacidades en contextos de crisis prolongada.
Una arquitectura de salud global en transición
El liderazgo fragmentado en salud global, evidenciado por la retirada de Estados Unidos y el avance de intereses nacionales sobre la cooperación multilateral, ha acelerado una transición hacia un modelo de gobernanza más descentralizado. Los BRICS, con sus capacidades combinadas, pueden catalizar esta transformación si logran pasar del discurso político a la implementación efectiva de reformas, programas sanitarios regionales y estructuras alternativas de cooperación.
El Acuerdo sobre Pandemias aunque aprobado en términos generales en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2025 aún requiere definiciones clave, especialmente en lo relacionado con el acceso equitativo a patógenos, vacunas y diagnósticos en contextos de emergencia. Este componente pendiente, conocido como PABS, será decisivo para que el acuerdo cumpla con su promesa de garantizar una preparación y respuesta equitativas ante futuras pandemias. La participación activa de los BRICS en estas negociaciones no es solo estratégica: es indispensable para asegurar que las prioridades del Sur Global sean incluidas desde la base normativa.
Un llamado a la acción: consolidar la salud como bien público global
Los desafíos en salud del siglo XXI enfermedades infecciosas emergentes, resistencia antimicrobiana, enfermedades no transmisibles, crisis climática y desigualdad en el acceso a tecnologías sanitarias exigen un modelo de gobernanza más representativo, resiliente y solidario. En este nuevo contexto, la salud no puede seguir siendo tratada como un subproducto del desarrollo económico ni como un tema de seguridad nacional exclusivo de las grandes potencias.
El enfoque de los BRICS, basado en la cooperación Sur-Sur, el respeto a la soberanía sanitaria y la promoción de un desarrollo tecnológico autónomo, ofrece una alternativa viable al modelo tradicional liderado por Occidente. Sin embargo, su éxito dependerá de su capacidad para coordinarse internamente, generar consensos regionales, y actuar con transparencia, responsabilidad y efectividad en los foros internacionales.
Entre el potencial transformador y la prueba política
La reescritura de la diplomacia sanitaria global no es un ejercicio meramente discursivo. Es un proceso en desarrollo, lleno de tensiones, negociaciones incompletas y oportunidades de impacto. Los BRICS tienen el potencial de convertirse en el nuevo eje de la gobernanza global en salud, pero para ello deben superar los desafíos de la fragmentación interna, la desigual capacidad técnica entre sus miembros y la presión de actores tradicionales que aún ejercen una fuerte influencia geopolítica y financiera.
El escenario post-hegemónico en salud está en marcha. La ventana de oportunidad abierta por la salida de Estados Unidos del sistema multilateral debe ser aprovechada con visión estratégica, responsabilidad colectiva y un firme compromiso con la equidad sanitaria global. El bloque BRICS, como articulador de una nueva arquitectura en salud, podría marcar el rumbo hacia una diplomacia más justa, inclusiva y resiliente para las próximas generaciones.
